El fenómeno de la Superliga europea fue, para muchos, un paso más en el camino en que los grandes capitales manejan el fútbol y que muchas veces es mostrado como la única manera de desarrollar este deporte. Pero esto no es así y son cada vez más los clubes de propiedad popular o propiedad de sus hinchas, que, por distintas razones, surgen para demostrar que ese otro fútbol, aquel donde la hinchada sí importa, sigue vivo.