Entre los años 1980 y 1981, la figura de Sócrates, gracias a su participación en la selección brasileña, se consolidó entre los mejores del fútbol mundial. Sin embargo, y lejos de la selección, el Corinthians, su club, vivía una fuerte crisis. Pero la crisis del club y lo que Sócrates había aprendido de su estadía en la selección no solo como futbolista, estaban formando las condiciones de algo más grande: la Democracia Corinthiana.
Categoría: Vidas insurrectas
Tras la invasión nazi a Kiev en 1941, los espacios de organización social y resistencia en la ciudad fueron arrancados casi de raíz. Pero un equipo de exjugadores de fútbol que se vieron forzados a trabajar de panaderos durante la ocupación, le dieron una de las victorias más simbólicas al pueblo ucraniano hace exactamente 78 años, un 9 de agosto de 1942, en lo que fue llamado el “Partido de la muerte”.
Un 2 de agosto falleció Obdulio Jacinto Muiños Varela, el recordado capitán de la selección uruguaya de fútbol que resultó campeona en el mundial de Brasil de 1950. Se le recuerda por haber tomado la pelota tras el gol de Friaça y haber ido a reclamar un offside inexistente para frenar el ímpetu que colmaba el estadio Maracaná. Pero sus acciones y su conciencia de clase sobrepasan aquel momento (y su ejemplo de vida es, de hecho, motivo para la elección del nombre de este medio).
El año 1980 fue bastante particular para la carrera y vida de Sócrates. Se estableció como jugador de la selección mientras era criticado en el Corinthians, incluso llegando a enfrentarse a los hinchas. Hasta tuvo un paso fugaz por la música. Podría decirse que fue un año de definiciones.
Una renuncia a la selección adulta de Irlanda del norte, una balaclava, una amapola y el Domingo sangriento (bloody Sunday) se entrelazan en la historia de vida de un jugador que decidió hacer del deporte una plataforma de sus ideales.