El conflicto de Gary Lineker con la BBC y la libertad de opinión en la prensa

Acusaciones de censura y racismo se han tomado la agenda pública inglesa. El comentarista deportivo y exfutbolista Gary Lineker salió de lo establecido y se situó publicamente en contra de una ley recientemente aprobada que va en contra de los Derechos Humanos y convenciones internacionales con respecto a personas refugiadas. Los partidos más grandes de Inglaterra criticaron al deportista y la BBC lo quitó de pantalla. Todo esto entre un clima espeso en el que se ha acusado a la principal cadena de medios británica de ser sesgada en favor del gobierno conservador.

Hace casi una semana comenzó una controversia importante en la prensa deportiva británica que no hace sino resaltar los conflictos que existen sobre la libertad de opinión en los grandes conglomerados de prensa. Esta vez, el histórico Gary Lineker es el protagonista. 

Gary Lineker, uno de los goleadores más importantes de la historia de la selección masculina inglesa y bota de oro del mundial de fútbol de 1986, lleva casi 30 años trabajando en prensa deportiva, siendo uno de los rostros más reconocidos del área de la cadena británica BBC. Es una de las principales figuras mediáticas del país, no solo del área de deportes. 

Lineker tampoco ha rehuido a expresar sus posiciones políticas utilizando su escenario público: Brexit (“Creo que hay muchas razones para quedarse y casi ninguna para irse (de Europa))”, el medioambiente, financiamiento ruso del partido conservador, entre otros temas. Esto contraviniendo incluso las cláusulas de imparcialidad que la BBC exige a sus rostros.

La última polémica tiene que ver con migración. Particularmente, con la ley aprobada por el Parlamento que entrega al gobierno del Reino Unido mayores facultades a la hora de deportar a cualquier persona que llegue en botes pequeños al país, incluso migrantes y víctimas de trata. Esto ha sido considerado como parte fundamental de la supuesta crisis migratoria que se vive allí. Y, mientras tanto Conservadores como Laboristas -los dos partidos más grandes del país- consideran que es necesario combatir el flujo de migrantes a través de embarcaciones pequeñas, la ley recientemente aprobada podría no ser legal ya que no cumple con convenciones de Derechos Humanos ni de las personas que solicitan refugio humanitario, de las que el Reino Unido es parte.

Lineker, quien anteriormente ya se había manifestado en contra del racismo implícito que existe en ciertas posiciones antimigratorias y antirrefugiados, volvió esta vez a hablar no solo contra la ley en sí, sino también contra la retórica que se ha empleado para impulsarla. 

Tras criticar el anuncio del gobierno hecho por la secretaria de gobierno Suella Braverman diciendo que la ley era algo “peor que horrible”, recibió muchas críticas llamándolo a mantener su lugar. “No hay un gran flujo de migrantes. Tenemos muchos menos refugiados que los demás países grandes de Europa. Esto es solo una política cruel dirigida a las personas más vulnerables y en un lenguaje que no es distinto al que se usaba en la Alemania de los 30, ¿y yo soy quien está fuera de orden?”, escribió Lineker en su cuenta de Twitter en respuesta a aquellas llamadas a orden que recibió.

Las críticas a estos comentarios desde quienes impulsaron la iniciativa de ley, el Partido Conservador liderado por Rishi Sunak, no se hicieron esperar, lo que era predecible. Lo inesperado fue que el Partido Laborista, considerado como el conglomerado más grande de centroizquierda en el país, también criticara a Lineker, quien no se ha definido a sí mismo como simpatizante. Principalmente, las críticas de este segundo partido tenían que ver con el haber transgredido la imparcialidad política que se le exige como rostro de la BBC. El Partido Laborista actual, bajo la dirección de Keir Starmer, ha sido acusado de “girar a la derecha” una vez asumiera éste en reemplazo de Jeremy Corbyn. Corbyn, quien durante décadas ha manifestado su apoyo a la causa palestina, fue acusado numerosas veces desde la comunidad judía británica por no combatir el antisemitismo en las filas del partido.

La decisión que llevó a cabo la BBC, respaldada entonces por la opinión común de los dos grandes brazos del andamiaje político británico, fue retirar a Lineker, a modo de castigo, del programa Match of the Day, del que el exdelantero es el principal rostro. Tras esto, no solo el Partido Laborista decidió girar en 180° y apoyar al ahora castigado Lineker, sino que reflotaron críticas a la actual composición del directorio de la BBC, a la que últimamente también se le ha acusado de girar a la derecha y en apoyo al Partido Conservador. Tanto el presidente de la BBC Richard Sharp (Brexiteer e importante financista del partido conservador), el director general Tim Davie (histórico militante conservador, candidato por el distrito de Fulham en los 90) y el miembro del directorio por Inglaterra Robert Gibb (Brexiteer con fuertes vínculos con los conservadores) han sido individualizados por sesgo pro conservador en la principal cadena mediática del país. Y también, en este caso, como cuasi censores. También fue víctima de esta supuesta censura el célebre Sir David Attenborough, a quien se le canceló la transmisión a último momento de uno de sus episodios de la serie educativa Wild Isles debido a que el tono medioambientalista del capítulo podría enojar a la derecha política del Reino Unido.

Quienes se sumaron a la defensa de Lineker fueron los partidos más pequeños de izquierda, que tienen una mayor presencia fuera de Londres y particularmente en el norte del país, donde está precisamente ubicada la Media City (los estudios) de la BBC. El Partido Socialista de los Trabajadores convocó a manifestaciones al exterior de la Media City exigiendo la reinstauración de Lineker y el término de las políticas racistas promovidas por el Partido Conservador. Protesta que se suma a los numerosos paros que se viven en el país y que incluyen a trabajadoras y trabajadores ferroviarios, de correos, hospitales, profesores y transportistas, entre otros. También se sumaron en protesta sus compañeros de trabajo Alan Shearer e Ian Wright, quienes anunciaron que no serían parte de Match Of The Day mientras Lineker siguiera suspendido.

Sin Lineker y compañía, el programa debió reducirse a solo 20 minutos y, finalmente, la BBC debió recular y reaceptar a Lineker, Shearer y Wright para su próxima edición. Y aunque el director ejecutivo Tim Davie se vio obligado a reconocer públicamente que “Lineker es el mejor en lo que hace, de eso no hay dudas”, la interrogante sobre qué pasará en el futuro de los medios dadas las presiones políticas a las que se ven sometidos no es nueva ni acabará aquí. Tampoco en el deporte, un tema que muchas veces se intenta mostrar como alejado de la política. 

Algo que también es preocupante es que la BBC se considera en el exterior de Inglaterra como un caso ejemplar de cómo debieran actuar los medios, siendo un órgano independiente que no responde a intereses económicos y se paga con el cobro de impuestos en la forma de una licencia de televisión anual. El que esto suceda incluso en los casos considerados como ejemplares es un síntoma de lo que está ocurriendo masivamente con respecto a la libertad de opinión en la gran prensa.

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