
Sebastián Villavicencio, presidente del Comité Paralímpico de Chile, llevó las problemáticas que tiene hoy la organización a la Comisión de Deporte de la Cámara de Diputadas y Diputados. Entre ellas destacan la falta de oficinas propias y la aprobación de un presupuesto considerablemente menor al solicitado, lo que tendría consecuencias graves en los Juegos Parapanamericanos Santiago 2023.
Antes del receso legislativo de febrero, en la última sesión que celebró la Comisión de Deportes y Recreación de la Cámara de Diputadas y Diputados, fue recibido Sebastián Villavicencio, presidente del Comité Paralímpico de Chile –máxima organización paralímpica del país y que se rige por el Comité Paralímpico Internacional-, quien también es un destacado basquetbolista en silla de ruedas y director de la Corporación de Santiago 2023.
En su presentación explicó a las y los parlamentarios de la comisión cómo se organiza el deporte paralímpico en Chile y cuáles son las principales problemáticas que se están viviendo hoy. En su presentación, el deportista señaló que “somos el hermano chico del Comité Olímpico de Chile. No somos rivales, pero en temas presupuestarios no es igual (el trato), así como en muchos otros temas”.
Efectivamente, el presupuesto es una de las mayores dificultades que está enfrentando hoy el comité. Para este año, y considerando lo agitado que será por los Juegos Parapanamericanos Santiago 2023, el Comité Paralímpico solicitó al Estado un presupuesto de $3.650 millones de pesos. Sin embargo, se le fue asignado solo $2.063 millones, 43% menos de lo requerido. “Lamentablemente, no nos alcanzan los recursos para este 2023”, acusó Villavicencio. “Es un año histórico, que debiese ser el año con más inversión para poder usar la oportunidad que tenemos de visibilización de los juegos (…) para eso necesitamos prepararnos y no lo podemos hacer. Con el presupuesto de este año, tendremos deportistas que no podrán ir a clasificarse al extranjero para Santiago 2023”.
Lo anterior dificulta los ejes estratégicos del plan 2023-2024 del comité, pues solo para estos dos años deben contemplarse la preparación y calificación para Santiago 2023, París 2024, los Juegos Panamericanos Juveniles de Bogotá, y la clasificación y participación en Mundiales en 10 deportes distintos. En concreto, solo en 2023 se deben hacer 43 giras internacionales, incluyendo dos mega eventos; 52 concentrados nacionales; y 47 competencias nacionales.
A lo anterior, se le suma el presupuesto que le fue asignado a través de la Corporación Santiago 2023: “Nos dieron 60 millones de pesos. Con eso compramos solo la ropa”.
Por otro lado, y a diferencia del resto de las y los funcionarios públicos, a no todas las personas que trabajan en el Comité Paralímpico se les reajustó el sueldo y, mientras que a otras se les bajó, “sin consultarlo, se le subieron sueldos a algunos entrenadores sin que lo propusiéramos desde el comité. Creo que es importante mencionarlo. Tengo personas que tienen mucha experiencia, que me va a costar mucho poder encontrar profesionales con el mismo conocimiento en Chile. El deporte paralímpico no es algo que se pueda estudiar en la educación superior”.
Las dificultades presupuestarias del comité paralímpico no son nuevas y se han visto en la obligación de aprender a sortear esos obstáculos. Durante 2022, se obtuvo un presupuesto para ejecutar un total de 39 giras internacionales por un monto de 788 millones de pesos. Gracias a gestiones de la misma organización, se ejecutaron durante el año pasado un total de 46 giras, lo que significó estar presente en 26 países y participar en 10 competencias mundiales. Todo esto por un monto de un poco más de mil millones de pesos.
¿Qué significa en concreto la entrega de un presupuesto tan inferior al solicitado? Deportistas que se quedarán sin competir. Según Villavicencio, “son deportistas que se han ganado el derecho a representar a Chile. Tendremos que hacer una priorización de deportistas porque no podemos llevarlos a todos. No es que no tengan el nivel, no tenemos los recursos”. En esta misma línea, indicó que con los fondos que hay disponibles para el 2023, pueden organizar solo un campeonato al año por deporte. “En Brasil, el deporte paralímpico tiene un 35% del presupuesto que hay para deporte en el país. En Chile no alcanzamos a tener el 2%”.
¿Dónde funciona el Comité?
El presidente del Comité Paralímpico también levantó problemáticas graves en relación a infraestructura, pues no solo la organización no tiene un lugar propio para funcionar, sino que debe arrendarle espacio al mismo Comité Olímpico de Chile (COCh), una práctica que es regular en las federaciones deportivas. Sin embargo, el comité paralímpico “no es una federación: somos un comité con 22 federaciones. Esto no se le haría al COCh y, si fuera así, pondría el grito en el cielo”. El equipo del comité paralímpico, según se explicó, funciona en dos pequeñas oficinas, espacio que no es suficiente para las personas que trabajan en él. Así, las y los funcionarios se han visto en la obligación de establecer trabajo remoto. “No tenemos un lugar para estar, le arrendamos oficinas al COCh. Tengo a la mayor cantidad de funcionarios hacinados en una oficina. Tenemos teletrabajo porque no tenemos la capacidad para tener a todas las personas trabajando juntas. Es un problema porque hay federaciones del deporte a las que el Estado les ha dado un lugar propio”.
Multiplicidad de formatos
Según lo explicado por Sebastián Villavicencio, la legislación chilena discrimina al movimiento paralímpico, pues las federaciones paralímpicas, a pesar de estar adscritas al comité, no reciben recursos de manera directa, a diferencia de las federaciones del deporte convencional, lo que repercute en el desarrollo de deportistas y las disciplinas.
Esta desigualdad se profundiza por los distintos formatos que adopta el deporte paralímpico en Chile. “Dentro de los deportes paralímpicos existen federaciones que se hacen cargo tanto de éste como de la convencional, como por ejemplo el tenis de mesa. Tenemos una segunda figura: las federaciones únicamente paralímpicas, que precisamente son las que no están reconocidas por la ley y no reciben aporte de ningún tipo”, detalló Villavicencio. Estas federaciones son las que se hacen cargo solo del deporte paralímpico (y no del convencional), como por ejemplo la federación de básquetbol en silla de ruedas, que no tiene ninguna relación con la federación de básquetbol y está bajo el alero de la Federación Paralímpica Internacional de Básquetbol de silla de ruedas. Como última figura, está el Comité Paralímpico de Chile que cumple el mandato del Comité Olímpico Internacional y se hace cargo de deportes como el atletismo, halterofilia, natación, entre otros. Según indicó el presidente del comité, estos tres formatos construyen una figura especialmente problemática, pues no es posible transferir recursos y darle las mismas oportunidades.
Acceso
«Está la Teletón, los centros de rehabilitición y el Comité Paralímpico; no hay un ente que se haga cargo del deporte formativo paralímpico”, dice Villavicencio. Al mismo tiempo, los espacios para el desarrollo del deporte adaptado también son muy reducidos, lo que va en contra de los derechos de las personas con discapacidad. En ese sentido, hace 14 años, Chile ratificó la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, instrumento que consagra el derecho al acceso al deporte en su artículo 30, entregando obligaciones a los países. Esta y otras faltas estructurales y de largo plazo, sumado a los problemas de presupuesto que tiene el comité durante este año, hacen que el panorama para el deporte paralímpico esté bastante complejo.