Es necesario un cambio de estrategia

Por Juan Cristóbal Cantuarias
Vocero de Estudiantes Azules

La lucha por la recuperación del club ha sido un proceso que ha tomado varios años, organizaciones y generaciones. Reuniones post concesión, la formación de una nueva Asamblea el año 2014 y el alzamiento de la quiebra el año 2019, han sido algunos hitos de un largo recorrido que poco margen ha dejado a los y las hinchas para incidir en los destinos del club. Si sumamos a eso que la crisis existente cada año se va agudizando -cuatro años peleando el descenso-, es natural entender que cada vez sean más masivas las reuniones de hinchas que buscan que los clubes sean administrados por mucho más que intereses mercantiles. 

Es así como el año 2022, tras la materialización de la oferta pública de acciones, la asunción de Sartor como administradores principales del club y una pésima campaña, se empezó a articular con nueva fuerza un movimiento que reunió años de esfuerzo y organización, pero que también fue capaz de incorporar a hinchas que desean que la Universidad de Chile tenga identidad y un proyecto a largo plazo. 

Para esto, se configuró, gracias a la existencia de más de 20 organizaciones de la hinchada, un Consejo de Organizaciones Bullangueras, el cual tuvo como base tres líneas de acción principales: interpelar a la casa de estudios para que tomara una posición institucional respecto al club deportivo; impulsar un proceso de modificación de la ley de Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales, de manera de que existieran cambios a nivel legal que permitieran una mayor participación de los y las socias e hinchas en los respectivos clubes; y, la reactivación de la antigua Corporación de Fútbol de la Universidad de Chile, la que luego del alzamiento de la quiebra en 2019, pudo empezar a rearticularse sin barreras legales. 

Sin embargo, cabe reflexionar con honestidad intelectual: ¿cuánto hemos avanzado realmente en la demanda por la recuperación del club? ¿En qué medida las organizaciones han sido capaces de mostrar un camino de democratización del club que genere certezas en los y las hinchas de la U? ¿Estamos siendo realmente capaces de articular posiciones que tanto a corto, mediano y largo plazo, permita superar la crisis actual? 

A juicio de quien escribe, la evaluación es negativa. Si bien se ha avanzado de manera importante en mediatizar el conflicto y en articular a sectores organizados de la hinchada, poco se ha logrado para institucionalizar ese descontento (ya sea a través de la CORFUCh o de una nueva corporación). Nulos avances se han conquistado para tener incidencia en la gestión deportiva y, probablemente, bajos son aún los niveles de adhesión que se mantienen en la hinchada a las ideas que se plantean en contra del modelo instaurado de Sociedades Anónimas. 

Muchas pueden ser las causas de este problema, pero sin duda, vislumbran un asunto que es fundamental: es necesario un cambio de estrategia. Una estrategia que se construya masivamente y que permita hacerse preguntas que son incómodas, pero que posibilitan poner la pelota contra el piso: ¿seguirá siendo la CORFUCh el espacio para articular a los y las hinchas que queremos ser socios y socias? ¿De qué manera construimos un camino que convoque no solo a personas convencidas, sino que también a aquellos que exclusivamente quieren ver ganar a la U? ¿Estar en contra del modelo de Sociedad Anónimas Deportivas significa rechazar cualquier posibilidad de injerencia en Azul Azul S.A.?

Un pensamiento

  1. Le quitaron popularidad al movimiento al cerrarlo sólo a organizaciones, ya que lamentablemente muchas de estas ponen sus intereses por sobre la U. En algún momento todo el descontento se hizo llamar el «Estallido Azul» y al parecer hay varias similitudes con el Estallido Social. Un descontento q no supimos articular y un grupo que se llevó las demandas y las quiso empezar a solucionar solo. Como lo hicieron los partidos políticos con el acuerdo del 15 de noviembre, una negociación y posterior acuerdo a puerta cerrada sólo entre los q participan de algún partido político (en nuestro caso, de alguna «organización»).
    Ojalá se vuelvan a hacer convocatorias masivas y populares, para recuperar la fuerza con que empezó.

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