
Jorge Salvador
Asociación de Hinchas Azules
Años de malos resultados, decisiones dirigenciales desacertadas, un proyecto económico y deportivo sin rumbo, manía de las autoridades contra hinchas, alzas de precio de las entradas e incapacidad de ejercer una localía decente que sea permanente. Cada periodo pareciera ser peor que el anterior y nuevamente nuestro mejor resultado deportivo será la permanencia en primera división. Todas estas circunstancias han avivado una pregunta entre las personas que nos sentimos parte de este sentimiento (no digamos club): ¿qué hacer con la U?
Claro está que nadie tiene estas respuestas, intención que parece propia de quienes se involucran en Azul Azul S.A.: “Yo sé lo que hay que hacer con la U”. Sentirse portador de recetas mágicas, traer inversiones que devienen en pérdidas, integrar comisiones de fútbol donde el mérito es haber pagado para estar ahí; claro, saben “qué hacer”.
Por otra parte, muchas de las opciones que se manejan pecan de ingenuidad tremenda o son inverosímiles: forzar el descenso para acelerar la recuperación, refundar un nuevo equipo desde la división más baja que nos admita, y unir a hinchas con recursos para “hacernos” accionistas son algunas de estas “ideas”. Aunque bien otras como las presiones a la casa de estudios también omiten el hecho que tanto jurídica como políticamente la Universidad de Chile, propietaria de los emblemas y símbolos, no tiene muchas atribuciones ni posibilidades de hacerse con la dirección de la U, obviamente es una buena herramienta de presión, mas no nuestra opción principal. También la reactivación de la CORFUCH ha sido un proceso lento y complejo en el que tampoco a día de hoy se observan avances. Lo que pareciera ser la respuesta nos remite de nuevo a la pregunta originaria.
Sin embargo, debemos hablar con honestidad. Aunque no se comparta, muchas personas estarían bastante felices -me temo que la mayoría- de que Azul Azul S.A. fuera administrado por empresarios más hábiles que los que nos dejaron acá, ganando algún partido importante y trayendo uno que otro trofeo. Mucha de la rabia contra la dirigencia y la pregunta que emerge del corazón de la hinchada, “¿qué hacer?”, se callaría sin más en la alegría de estos muy hipotéticos éxitos.
La vereda en que nos posicionamos no pocas personas tiene que ver con la recuperación del club y en la creencia de que la salud de la U deviene de su calidad de asociación entre gentes agrupadas por ideales, en igualdad y compromiso con las normas constituidas previamente. Tan simple como suena y tan complejo de lograr, pues en estos momentos oscuros de nuestra historia esa es nuestra más grande unión, la transversalidad de esta pregunta, ¿qué hacer? Llegó el momento, tal vez, en que todas las agrupaciones, hinchas y personas que viven con la duda nos la hagamos en conjunto y elijamos una respuesta definitiva.