King Richard: crítica al clasismo del tenis desde la perspectiva de las Williams

La cinta, nominada a mejor película en los premios Oscars, visibiliza no solo la historia de las hermanas Venus y Serena Williams y su padre, sino que crítica al clasismo del tenis y hace mención al feminismo antirracista.

Mucho se ha dicho sobre Richard Williams: desde que era un padre excéntrico y sediento de fama hasta que arruinó -relativamente- con sus decisiones la carrera de sus hijas. En parte para limpiar la imagen de Richard, las hermanas Williams, Venus y Serena, decidieron coproducir la película King Richard que trata sobre la vida de su padre y cuenta con numerosas nominaciones a los premios Oscars. Protagonizada por Will Smith, la película aborda el inicio de la carrera deportiva de las hermanas desde la perspectiva de su padre, Richard Williams, enfocándose principalmente en su lucha y la de Oracene, esposa y madre de Venus y Serena, para convertirlas en tenistas profesionales.

¿Por qué lucha? No solamente por lo difícil que es convertirse en un profesional del deporte, sino que en particular las hermanas Williams crecieron en un ambiente muy poco común para el tenis. La película se ambienta en su hogar en Compton, California, una de las localidades con mayores índices de pobreza, criminalidad y marginalidad del estado. El tenis ha sido históricamente un deporte para la clase acomodada, algo que hoy se puede dimensionar con el costo requerido para su práctica tanto en implementación, mantenimiento, viajes y otros. Es frecuente que los y las jugadoras de tenis por esta razón provengan de las clases más acomodadas, pues son las que pueden permitirse este tipo de prácticas. Pero no es solo un tema económico el que actúa de barrera para el ingreso al tenis, pues este deporte también pareciera mantener su elitismo histórico y tradicional, un deporte de caballeros en la Inglaterra del siglo XIX (la figura de los sportsmen) y cuya llegada a sudamérica se da a través de los viajes europeos y la edificación de un sinnúmero de clubes privados, los “Lawn Tennis Club”.

Este contraste entre el tenis de ricos y el tenis de pobres queda patente desde el principio de la película. Richard, empecinado en llevar a sus hijas al profesionalismo, las entrena él mismo en una cancha pública de Compton en un barrio tomado por pandillas. Los conflictos entre estos por el uso del espacio y el poder que éste representa son frecuentes y es Richard quien siempre termina sacando la peor parte. Y cuando Richard decide que ya no es él la persona idónea para hacer progresar a sus hijas, decide buscar los servicios de un entrenador profesional, a quienes se les muestra practicando en complejos de lujo con todas las comodidades necesarias. 

La crítica de la película, no obstante, no es solo hacia las estructuras de clase que sostienen a la industria del tenis, sino que también a la forma en que los y las jóvenes entran y son tratados al interior de esta industria. Al iniciar su viaje en el circuito Juniors, las hermanas Williams derrotaron a muchas niñas cuyos padres también esperaban verlas como profesionales y que, al verlas perder, abusaban verbal y psicológicamente de ellas. Un mundo, el competitivo, que no piensa en los y las niñas de las que depende para existir y que no se limita al tenis: documentada es la industria de niños en el fútbol, quienes usualmente vienen de las clases más bajas y los países más pobres con sueños alimentados por representantes que buscan al “nuevo Messi”. Es en relación a aquello que se menciona varias veces la figura de Jennifer Capriati, la tenista profesional más joven de la historia (13 años) y que, por ser contemporánea a Venus, se la indicaba como un ejemplo de lo que podía alcanzar. Capriati tuvo luego numerosos problemas legales y de drogas cuando todavía era menor de edad y tuvo que apartarse del tenis por una temporada.

Y es que la explotación y la pobreza no suelen tener una causa única, sino que son multifactoriales. Las experiencias mostradas en la película ocurren en Estados Unidos, un país construido sobre la base de la esclavitud negra. La vida de las Williams y la de su padre no son las de personas pobres, sino que son las de personas pobres y negras en un país donde la esclavitud era legal hasta hace menos de 200 años y donde la mitad del país decidió ir a una guerra para poder seguir manteniendo personas esclavas.

En esa misma línea, destaca en la película la mención a “Ain’t I a woman?”, célebre discurso dicho por Sojourner Truth en la Women’s Convention de Ohio en 1851. En el discurso, considerado como una avanzada del feminismo antirracista, se enfatiza la urgencia de la igualdad de derechos para las mujeres afroamericanas. La mención la hace Oracene Williams, madre de Serena y Venus, representada por la actriz Aunjanue Ellis -nominada a mejor actriz de reparto para los premios Oscars-, mientras peina el cabello de sus hijas.

Escena en la que se menciona el discurso “Ain’t I a woman?”.

Así, Oracene se establece como un personaje que es parte importante del plan principal del protagonista de la historia -muy distinto a lo que suele ocurrir con los personajes femeninos en las películas biográficas-. Ella entrena a Serena y, llegado el momento, le recuerda a su pareja que ella es igual de artífice que él del futuro de sus hijas.

La cinta está nominada a mejor película en los premios Oscars (a entregarse hoy 27 de marzo). También obtuvo nominación en las categorías mejor actor, mejor actriz secundaria, mejor guion original, mejor edición y mejor canción original.

El trailer está disponible acá:

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