Las brechas del fútbol femenino en América Latina

Recientemente se publicaron los resultados del estudio Radiografía del fútbol femenino en el Perú, cuyas cifras muestran una preocupante realidad que no es única de aquel país: las jugadoras de fútbol no tienen las condiciones necesarias para desempeñarse de la mejor manera. Falta de sueldos y contratos de trabajo, multiplicidad de roles y numerosas barreras a sortear deben enfrentar las deportistas para poder jugar al fútbol. En este reportaje abordamos también lo que sucede en Chile, Colombia, Ecuador y Bolivia, entre otros.

En el inicio del campeonato de fútbol femenino en Chile, Colo-Colo y Universidad de Chile marcaron nueve goles al arco rival. Nueve. Esto no es más que una muestra de las grandes brechas que existen en el desarrollo del fútbol femenino. Por ejemplo, ambos equipos tienen a varias o todas sus jugadoras contratadas, mientras que sus rivales del fin de semana, Everton de Viña del Mar y O’Higgins, ninguna.

Estas brechas se observan también en el resto de Latinoamérica. No es raro ver este tipo de diferencias en, por ejemplo, la Copa Libertadores femenina. Recordada es la histórica goleada que le hizo el Corinthians a El Nacional de Ecuador en la edición 2020, donde las brasileñas anotaron 16 goles. Mientras que las brasileñas compiten en una liga profesional y tienen todo lo necesario para ser deportistas de alto rendimiento, El Nacional, a pesar de ser campeón de la liga ecuatoriana, participa en un campeonato amateur que comenzará pronto su cuarta edición. A esa versión de la copa llegaron con cuerpo técnico nuevo y con varias jugadoras menos, pues no se les estaban pagando. 

Otro caso relevante es el de Bolivia, cuyo campeonato, por lo menos hasta 2021, duraba solo una semana. Además de esto, la mala organización y la poca atención a las divisiones formativas son problemas recurrentes en el país. Así también lo señaló el entrenador boliviano Napoleón Cardozo, quien fue director técnico de varias selecciones femeninas: “El fútbol femenino no está programado ni planificado. Tampoco en sus diferentes categorías. Lamentablemente es un desorden total. Hay que organizar el fútbol desde sus bases, hacer cumplir las normas de Conmebol y FIFA para jugar partidos internacionales, tenerlo de manera profesional”. Cardozo además declaró que para ser director técnico de la selección femenina era contratado solo un mes antes del partido. “Apenas 20 o 30 días hacíamos la convocatoria. La Copa América se juega cada cuatro años, entonces las mayores jugaban cada cuatro años y las divisiones inferiores dos años. Solo trabajábamos ese mes y se nos terminaban los contratos”, señala.

El diagnóstico, aunque muchas veces fácil de observar, requiere también de precisión para poder enfrentar un problema que no es particular de un solo país -ni disciplina-. Es por esta entre otras razones que diversos organismos han estado realizando una serie de estudios en América Latina para determinar con cifras cuál es el real estado del fútbol femenino en el continente.

Radiografías

Selección peruana de fútbol

A finales del mes de enero, la fundación Deporte en Igualdad y la Pontificia Universidad Católica del Perú publicaron los resultados de la “Radiografía del fútbol femenino en el Perú”, el que entregó muy importantes resultados relacionados al desarrollo del fútbol femenino en aquel país.

El estudio tenía como objetivo no solamente determinar las condiciones materiales de las jugadoras del fútbol femenino peruano, sino que además el hacer un diagnóstico general del estado de la industria en aquel país. Por tanto, la radiografía no contempló solamente la encuesta a jugadoras, sino que también a distintos actores y actrices del ambiente futbolístico, tales como periodistas deportivas, asistentes técnicos, directoras técnicas y encargados de ramas, entre otras ocupaciones.

En términos demográficos, el estudio arrojó que más del 70% de las jugadoras tiene menos de 25 años y de ellas, un 71% proviene de la Lima metropolitana. El 84% de las jugadoras terminó su educación escolar y el 49% cursó o está cursando actualmente una carrera de educación superior. Un 17.5% de las jugadoras se dedica solamente a jugar fútbol, mientras que un 37% tiene un trabajo además de la práctica deportiva, un 25% estudia, y un 20% estudia, trabaja y juega fútbol. De las jugadoras que trabajan, la mayoría lo hace en empleos que no tienen jornada completa (esto es, o jornadas parciales o en modalidad freelance).

Las cifras obtenidas y conclusiones observadas dan cuenta de que la realidad del fútbol femenino en Perú es similar a la observada en otros países como Chile. La comparativa entre esta radiografía y la publicada por ANJUFF hace unos meses denota que ambas ligas parecen estar en una etapa similar de desarrollo en la que los contratos laborales no son la norma y los sueldos que las jugadoras perciben no son dignos. Quizás las estadísticas más preocupantes al respecto tienen que ver con las condiciones laborales de las jugadoras. El estudio peruano señaló que solo un 14% de ellas cuenta con contratos de trabajo, mientras que un 40% tiene un acuerdo escrito, un 16% tiene un acuerdo verbal y un 30% no tiene ningún tipo de acuerdo más allá de estar inscritas para disputar el torneo. La radiografía chilena arrojó cifras similares, con un 5% de jugadoras que cuenta con contratos, un 14% con acuerdos escritos, un 20% con acuerdos de palabra y un 60% sin ningún tipo de acuerdo más allá de la inscripción. 

La dignidad tampoco se observa en las condiciones no monetarias, encontrándose problemas similares en términos de barreras y de la violencia que sufren las deportistas.Entre las principales barreras que perciben las jugadoras se menciona el acoso laboral, sexual y maltrato; la incompatibilidad con otros roles; y la distancia que existe entre los lugares de entrenamiento, partidos y vivienda.

La radiografía del fútbol femenino en el Perú está disponible en este enlace.

Salarios

En latinoamérica, los salarios de las jugadoras que participan de las ligas profesionales son muy bajos o inexistentes, lo que las obliga a dedicarse a otras cosas además del fútbol influyendo, en el corto y largo plazo, en su rendimiento. Esto se observa en los roles que las jugadoras deben cumplir para poder practicar, debiendo muchas veces trabajar y estudiar a la vez que juegan fútbol (20% en Perú, 18% en Chile).

El 82% de las jugadoras peruanas recibe menos de 500 soles mensuales ($133 USD) mientras que un 13% recibe entre 500 y 950 soles al mes ($250 USD) y solo un 5% recibe más de 950 soles mensuales. El porcentaje de jugadoras en Chile que gana más de $100.000 ($123 USD) es levemente menor que en Perú, siendo un 11%. 

En Colombia, los sueldos para las futbolistas, en su mayoría, no sobrepasan los dos millones de pesos ($500 USD). Una diferencia importante si se compara con lo que ganan los hombres más experimentados del fútbol del país cafetero, quienes obtienen en promedio 50 millones de pesos al mes ($12.500 USD).
Mientras que en México, el rango del salario de las futbolistas está entre los 250 y 750 dólares en promedio, en Argentina, a una jugadora de la primera división se le paga lo mismo que un jugador de la cuarta categoría (350 dólares). Y a no todas se les paga.

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