
En el programa de su candidatura se toca el deporte con énfasis en los clubes deportivos sociales y las comunidades y sin mayor mención al deporte profesional y de alto rendimiento. En su cuarta aventura presidencial, el fundador del partido progresista apuesta por un camino e ideas sobre el deporte con marcadas diferencias con respecto a las de las demás candidaturas.
Marco Enríquez-Ominami es el fundador del Partido Progresista. Hijo de Miguel Enríquez, cofundador y secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), una vez habiendo llegado a Chile luego de vivir en el exilio en Francia, estudió en el colegio Alianza Francesa de Santiago y egresó en 1990 del Saint George’s College, dos de los centros educacionales más frecuentados por la clase alta chilena. Entre otros trabajos fue director de la serie de TVN “La vida es una lotería” y como militante del Partido Socialista, fue electo con la primera mayoría de su distrito como diputado en las elecciones parlamentarias de 2005.
En 2018 fue formalizado por presuntas irregularidades en la rendición de gastos de su campaña presidencial de 2013 ante el Servicio Electoral (Servel). Enriquez-Ominami habría rendido más dinero del que realmente utilizó, recibiendo un mayor reembolso por parte del Servel. En agosto de 2021 fue absuelto de los cargos.
En su cuarta campaña presidencial, ME-O presentó un programa que tiene 134 páginas y se divide en tres grandes temas. La primera mención que se hace de deporte es para reconocerlo como un derecho que debe ser garantizado por el Estado. Luego, las propuestas concretas son presentadas en el apartado titulado “Para reimpulsar y democratizar el deporte desde los barrios y los territorios”.
En la sección se reflexiona sobre el deporte como una herramienta que va más allá de los beneficios en la salud, pues “también permite un mayor goce del ocio colectivo, fomenta el juego como método de aprendizaje, promueve una mejor vida en comunidad, construye tejido social a través de la organización y crea espacios igualitarios, en la medida que dentro de un campo de juego o de una sede social deportiva se inhiben las distinciones por clase, raza, género, religión o etnia”. Hace también un análisis político de los clubes de barrio y lo que implica esa organización en el tejido social, indicando que hoy existe un “abandono del Estado en el acompañamiento, apoyo y promoción del deporte comunitario que hoy descansa solo en formato de fondos concursables, los cuales son insuficientes y complejos de acceder”.
Deporte comunitario
Entre las medidas presentadas por el candidato del Partido Progresista se encuentra el subsidio de transferencia directa de $400.000 mensuales, promedio, a cada club de barrio contra presentación de planes de trabajo y sus avances, lo que implicaría un costo aproximado de 14.500 millones de pesos al año (20 millones de dólares anuales, dejando como referencia, según indica el programa, que la evasión de impuestos en chile alcanza los 21.500 millones de dólares). El objetivo, según indica el programa, es que “a través de proyectos o planes estratégicos con el cumplimiento de criterios basados en la integración de la comunidad y el fortalecimiento institucional, los clubes accedan a recursos mensualizados para garantizar la operación de su trabajo”.
En esta misma línea, otra propuesta planteada por Enriquez-Ominami es la creación del Departamento de Clubes de Barrio en el Instituto Nacional del Deporte, con la idea de fortalecer la institucionalidad para apoyar a las organizaciones deportivas comunitarias. “Actualmente existe una «Unidad de Organizaciones Deportivas», que pertenece al Departamento de Control y Fiscalización de organizaciones deportivas. Por otro lado, existe el Departamento de Alto Rendimiento con seis unidades administrativas de apoyo. Ese desequilibrio entre la apertura y la buena disposición hacia el alto rendimiento versus la vigilancia y la restricción sobre los clubes deportivos debe ser subsanado”.
El candidato del Partido Progresista también propone “restablecer el crecimiento presupuestario para el deporte recreativo, formativo y la investigación en deporte, de forma participativa y en diálogo con las comunidades locales y regionales”. En su programa también detalla que la forma recaudatoria para esta propuesta tiene que ver con generar más recursos fiscales con un gravamen a la comida chatarra: “Proponemos un impuesto del 0,5% a las utilidades de las cadenas de comida rápida. Los montos que se recauden de un impuesto de estas características, debieran ser destinados a sostener un programa como el que acá se presenta”.
Finalmente, ME-O propone aumentar los recursos disponibles para la formación de las dirigencias de clubes de barrio con la idea de fomentar un modelo “de economía social y promoción de las identidades de los clubes deportivos comunitarios”. Sobre las sociedades anónimas deportivas en el fútbol profesional y la recuperación de los clubes no hay mención explícita, pese a que los lineamientos anteriores indicarían una visión favorable a estas ideas.
Infraestructura deportiva
Sobre esta materia, el ex PS tiene solo dos propuestas: la primera tiene que ver con el aprovechamiento de la infraestructura que dejarán los Juegos Panamericanos y Parapanameircanos a desarrollarse en Santiago 2023, y la segunda se relaciona con la delegación de la administración de los recintos deportivos a organizaciones deportivas de base “con proyectos que produzcan de manera democrática y que presenten frente a las autoridades correspondientes como el Ministerio de Bienes Nacionales, el IND y las municipalidades, entre otros”.
Esta publicación se enmarca dentro del especial de programas de gobierno para las elecciones presidenciales 2021, en el que se revisarán las principales propuestas relacionadas al deporte de cada candidatura.