Lejos de lo real: verificación a los dichos de la subgerenta de fútbol femenino de la ANFP

Que los cuerpos técnicos de los equipos femeninos de los clubes son de 14 o 15 personas, que las jugadoras tienen toda la implementación deportiva necesaria y que también cuentan con la alimentación correspondiente a deportistas de alto rendimiento, fueron algunos de los dichos de Constanza Minoletti en el lanzamiento del estudio Radiografía del Fútbol Femenino en Chile realizado por la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (ANJUFF) y la Universidad de Chile. Acá verificamos la veracidad de sus declaraciones.

Las palabras de Constanza Minoletti, subgerenta de fútbol femenino de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), en el lanzamiento del estudio Radiografía del Fútbol Femenino en Chile realizado por la ANJUFF y la Universidad de Chile no pasaron desapercibidas. En la ocasión, Minoletti, quien, según indica la misma ANFP en su memoria 2020, está encargada del “diseño, organización, fiscalización del buen funcionamiento y el desarrollo de las competencias femeninas de clubes” asociados, le agradeció a la ANJUFF por haber realizado la investigación: “esta radiografía sin duda es lo primero que tiene que pasar para empezar a desmitificar ciertas realidades y conocer con datos duros dónde efectivamente están las mayores deficiencias y dónde necesitamos poner las urgencias”. 

En la misma ocasión, Minoletti destacó el trabajo que ha realizado la ANFP con el fútbol femenino. “Hemos tenido un compromiso en levantar los estándares y asegurarnos de que nuestros campeonatos femeninos se realicen en estándares profesionales, es decir, que las jugadoras tengan la implementación deportiva necesaria, la alimentación correspondiente a un deportista de alto rendimiento”, destacó. Sin embargo, el mismo estudio de la ANJUFF que había sido presentado minutos antes de esta declaración indicó que solo al 50,8% de las jugadoras de primera división y al 21.2% de la Primera B se le entrega uniforme para jugar. Además, solo al 2,7% de las jugadoras se les proporciona canilleras y al 3,5%, zapatillas. Sobre alimento, solo el 21,1% de las jugadoras indicó que entre los beneficios dados por el club se contempla la alimentación. 

Por otro lado, la subgerenta también destacó que “la cantidad y la capacitación de los cuerpos técnicos con los que trabajan (los equipos de fútbol femenino) son elementos que han sido determinantes para nosotros (la ANFP) (…). Hoy día vemos que los clubes que realmente han avanzado más, tienen 14 o 15 personas en su cuerpos técnicos”. A pesar de la afirmación de Minoletti, la realidad de los equipos femeninos es otra. Universidad Católica, tiene, según indica una jugadora, “a todo reventar siete personas” en su cuerpo técnico, al igual que Santiago Wanderers y Audax Italiano si es que también se suma al fotógrafo. Palestino(*) tiene seis y Colo-Colo, nueve. Los equipos que representaron a Chile en la Copa Libertadores 2021, Universidad de Chile y Santiago Morning, no están alejados tampoco de aquella realidad. Durante el torneo nacional, Universidad de Chile tiene alrededor de siete personas en el cuerpo técnico mientras que Santiago Morning, tricampeón del fútbol chileno, cuenta con 10. 

Para hacer un contraste, el primer equipo masculino de Colo-Colo cuenta con más de 25 profesionales en su cuerpo técnico.

El mismo estudio, que puede ser revisado en este enlace, también presenta el testimonio de una jugadora que contradice a Minoletti: “Nunca hemos tenido cuerpo técnico, con suerte entrenador y cuando hubo un kinesiólogo, este fue bastante poco profesional, tuvo una relación con una chica del equipo y el equipo se desmoronó, empezaron a haber favoritismos y discusiones”.

Un campeonato “a la medida de ellas”

Según la Radiografía del Fútbol Chileno, solo un 4,4% del total de las jugadoras de Primera División y Primera B cuenta con contrato laboral. “Sabemos que las jugadoras no tienen un vínculo laboral y no reciben remuneración. Además, tienen vínculos, obligaciones y responsabilidades con terceros. Es por eso que nuestros campeonatos los hemos adaptado (…) precisamente porque no se trata de igualdad sino de equidad, de entender la realidad distinta en que se encuentran las jugadoras y crear un campeonato a la medida de ellas”, indicó Minoletti.

En concreto, según informó la subgerenta de la ANFP, los partidos del campeonato femenino se juegan solo durante los fines de semana -salvo excepciones-, “tratamos que no se viaje en día de semana y que los clubes dispongan de sus jugadoras desde el viernes a las 6 de la tarde. No les permitimos programar antes de las 11 de la mañana para que tengan el descanso adecuado y luego el horario de retorno es el domingo a las 20 horas, pensando que el lunes deben estar presentándose donde realmente tiene un vínculo laboral”.

Sobre esto, y según explica la abogada laboral Natalia Bravo, “es cierto que desde el punto de vista laboral, la profesionalización del fútbol implica la existencia de un contrato de trabajo. Sin embargo, para que exista un contrato de trabajo no necesariamente tiene que existir un documento escrito, sino que deben darse las condiciones de laboralidad”. Entre esas condiciones se encuentra, precisamente, una relación de subordinación y dependencia, lo que describe la relación que tienen las futbolistas con sus clubes y que confirma la existencia de un vínculo laboral.

Minoletti también olvida que las jugadoras entrenan 25,23 horas en promedio a la semana y que, de faltar a algún entrenamiento, son reprendidas por su club. En ese sentido, las jugadoras deben cumplir con múltiples roles al mismo tiempo: 43% de ellas juega fútbol y estudia; el 27,9% juega fútbol y trabaja; un 18,5% reporta que juegan fútbol, estudian y trabajan.

La realidad es que lo que la subgerenta de la ANFP considera como un campeonato a la medida de las jugadoras, solo aporta a levantar barreras para su participación y, al mismo tiempo, potencia su precarización y explotación. De hecho, en el mismo estudio de ANJUFF, una jugadora indica: “Lo de «incompatibilidad con otros roles o tareas» es una barrera solo porque no se cumple todo lo demás. Porque, mientras los hombres se dedican al fútbol como carrera, las mujeres deben estudiar, trabajar y otras cosas, y en medio de estas «tareas» hay que compatibilizar con el fútbol”.

(*) Nuestra fuente en Palestino hizo la diferencia entre cuerpo técnico, que eran cuatro personas, y el cuerpo médico, el que está compuesto por dos. En el resto de los equipos, de forma espontánea, esa diferencia no se hizo. 

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