Macarena “La Maquinita” Orellana: “Chile es uno de los países que más gasta en deporte, pero ¿dónde está ese dinero?”

Tras una agitada semana por el intercambio que tuvo a través de Twitter con Andrónico Luksic luego de rechazar el ofrecimiento del empresario para financiar su viaje al mundial de kickboxing en la ciudad de El Cairo, Macarena se toma un momento para reflexionar sobre el estado actual de ese deporte, los logros obtenidos a pesar de que no hay financiamiento y las necesidades de los y las deportistas en un Estado que no se preocupa por el deporte.

Macarena lo logró. Logró entrar y titularse de la universidad -la primera de su familia-, logró, siendo parte de la comunidad LGBTIQ+, sentirse más segura en la calle. Los asesinatos de Nicole Saavedra y de Daniel Zamudio, también de la comunidad, la hicieron buscar una forma de protegerse, así entró al kickboxing. Y también lo logró. Logró, entre otras cosas, ser campeona nacional de la disciplina en 2016, 2017 y 2018, además de la medallas de oro en el Panamericano WAKO en 2016, bronce en el Sudamericano de 2017 y oro en el Sudamericano de 2019. Logró clasificar al Mundial de kickboxing de Hungría 2017, al cual no pudo asistir por falta de financiamiento. Logró también clasificar al mundial de Egipto 2021 y, esta semana, cambió su propia historia logrando financiar el viaje. 

De una forma muy coherente a su construcción política, Macarena “La Maquinita” Orellana apostó por lo colectivo y anunció a través de sus redes sociales: “Quiero ir al mundial y debo pagarme todo sola. Las dos veces anteriores no he podido ir por no tener recursos. Me ayudas con una luquita o con un RT?”.

Dos días después de esa publicación, el empresario chileno Andrónico Luksic le ofreció, a través de un tuit, pagarle todo. Macarena lo rechazó. “Prefiero recibir de a cien pesos de gente honesta, que creen en mi trabajo, en mi activismo, en mi vida deportiva y docente, que ponen el cuerpo como yo todos los días para darle cara a este sistema”, explicó también en redes sociales. Se incendiaron Twitter y los medios de comunicación.

¿Cómo has estado tras lo ocurrido en Twitter con Luksic?

Un poco sobrepasada. Antes, mi alcance era más localizado, había personas que conocían mi trabajo del mundo del activismo, del kickboxing o de Colo-Colo, pero este nivel de alcance tan, tan grande igual me tiene un poco abrumada. También porque la gente habla harto de ti no siempre conociéndote, se dan ciertas licencias de opinar sobre tu vida como si, no sé, supieran lo que haces, de dónde vienes. Eso igual ha sido difícil, me he sentido muy, muy expuesta. 

¿Cómo va la campaña de recaudación?

Súper bien, ya logré lo que necesitaba para mí y mi cuerpo técnico. Ahora lo que estoy haciendo es recaudar para la selección, porque no puedo ir sin selección, entonces estamos tratando de colectivizar esta mayor visibilización que tuve yo y que es un caso personal, pero que en realidad es la experiencia que viven hartas personas. Es el vivir desde el deporte en Chile, nada más. 

Con la selección, ¿te refieres solo a las y los deportistas o también sumando a los equipos técnicos?

Va un mínimo del cuerpo técnico, al menos tres personas. Ese es el cuerpo técnico de la selección y ahí no se considera a mi entrenador, por ejemplo. En las selecciones pasa algo que es bonito igual, pero al mismo tiempo complejo. Yo soy parte de un equipo que se llama Brutal Striker, dirigido por el campeón mundial Iván Galaz. En la selección, la idea es que se borren estas lógicas del equipo individual y que uno actúe como selección. Y eso es lindo en lo colectivo, pero es complejo en términos deportivos porque es difícil pelear sin tu esquina. Yo tengo, por ejemplo, 25 peleas y en todas he estado con Iván. Soy capaz de filtrar su voz en medio del ruido de una competencia gigante. Si me pusieran a otra persona en la esquina, quizá no la escucharía entre todo el ruido del ambiente.

Viviendo del kickboxing

¿Cómo es el estado actual del kickboxing?

Se habla mucho de que esta es la generación de oro del kickboxing en Chile, pero siempre ha habido buenos deportistas a pesar de que no hay financiamiento. El problema no es nuestra calidad deportiva, sino las oportunidades que hemos tenido. Siempre ha habido muy buen nivel: hay campeones sudamericanos, panamericanos, los campeonatos nacionales demuestran un nivel que tú dices “si aquí hubiera financiamiento y oportunidades, este nivel se podría reflejar en más títulos sudamericanos, panamericanos y mundiales”. Se ha dado en los últimos años y creo que esa es la única diferencia, que estas personas muy buenas que vienen trabajando hace mucho tiempo han tenido la oportunidad de salir a pelear. El deporte se ha masificado también porque, en términos de la venta, hay un torneo que se llama Glory, que se realiza en Estados Unidos y del que Iván fue el primer chileno en llegar, peleó en el Madison Square Garden, donde peleaba Muhammad Ali. Han ido más peleadores chilenos y chilenas a pelear allá, y también hay muchos peleadores y peleadoras que han llegado al WGP, que es lo más importante a nivel panamericano de campeonatos profesionales. Tanto así que el año antepasado se hizo un WGP aquí, en la Estación Mapocho, algo que nunca había pasado. Siempre los WGP se hacían en Brasil, lugar donde hay más exponentes del kickboxing de América Latina. En Argentina también se habían realizado, pero nunca en Chile. Ahora ha sido tanto que nos han empezado a mirar y eso obviamente ha ayudado a crecer. 

¿Y sobre el financiamiento? ¿Existe eso para el kickboxing?

En términos estatales no existe y es por dos cosas. Primero, porque el kickboxing no es reconocido olímpicamente. Recién ahora somos invitados olímpicos, entonces en los próximos Juegos Olímpicos de París 2024 vamos a poder participar y se van a abrir recién las previas a una competencia olímpica y todo lo que eso significa. Ahí se van a abrir posibilidades de financiamiento que antes no habían, poder ir al Centro de Entrenamiento Olímpico a entrenar, poder ser parte de todos los beneficios que tiene el deporte olímpico, que no son tantos tampoco, pero que son más, obviamente. Becas, por ejemplo. Si tú eres medallista de oro, tienes becas para poder seguir entrenando. Yo tengo nueve medallas de oro y jamás he recibido ninguna compensación por ello. 

¿Y lo segundo?

Los fondos concursables. Al final, lo que nos queda para los que no somos deportistas olímpicos es la participación a través de fondos concursables del Estado, lo que implica que tú estés en un club deportivo, que ese club deportivo no tenga deudas, que esas deudas no se reflejen en federaciones… Eso normalmente no pasa porque, si apenas hay dinero para entrenar, menos va a haber para mantener un club. Además son concursables, entonces también eso te pone en competencia con otres, algo que no debiese ser. Yo no debiese estar peleando fondos paralelamente con otro club porque todos los necesitamos, no es que algunos clubes lo necesiten más que otros. Entonces ahí se da una lógica que es bastante macabra y que tiene que ver con la competencia individual de ir a pelear fondos cuando debiesen ser garantizados por el Estado. 

¿Cómo se financia, entonces?

Lo que hay son aportes individuales y aportes de empresas. Ahí viene otro sistema macabro que es el de la Ley de Donaciones, que son empresas que hacen donaciones a ciertos clubes que también tienen que cumplir con ciertas características, para así no pagar impuestos a propósito de esas donaciones. Y aportes privados, que son a través de auspicios y que muy, muy pocas veces son en dinero. Generalmente son implementos o alimentos a cambio de salir con alguna marca, lo que se cuestiona un montón. Dicen “ah, pero lo más bien que calzas con marcas”, bueno, sí, soy deportista. Si a mí me llama una marca ligada al deporte, voy a decir que sí. Si esa es la forma en la que me sostengo también.

La lógica de fondos concursables también se repite en otras áreas, por ejemplo la cultura, que no es prioridad para el Estado chileno…

Es que no son productivas. Yo creo que se da en todas las áreas del quehacer que no implican producción en términos monetarios, en términos de “esto a mí me genera dinero” y, finalmente, se llega a esta lógica de fondos concursables. Creo que lo fundamental tiene que ver con la educación transformando el sistema educativo, que hoy tiene el foco en aquello que es productivo, como mayor cantidad de horas lectivas en materias que supuestamente le dan más dinero al país. Es fundamental que la educación ponga en el centro aquello que no es productivo, una de esas cosas sería el deporte y un deporte también no capacitista, feminista, antirracista, pensando en que hay ciertas corporalidades a las que no se les permite o que se cree que no son aptas o funcionales para el deporte.

¿Qué medidas a nivel de políticas públicas te parecería que irían en la dirección correcta?

Primero, el Estado debería poner a cargo de la toma de decisiones a personas ligadas a este mundo. Eso es algo que se repite en muchas instancias, que quienes toman decisiones no conocen el cotidiano de las personas en las que va a impactar esa política pública. Lo segundo, eliminar esa lógica de los fondos concursables que es muy neoliberal, muy capitalista, que va en el éxito individual de “si a mí me va bien, yo gano, yo traigo medallas, yo gano plata”, como si eso no tuviese impacto en las comunidades y en el colectivo, como si no pudiésemos pensar también en colectividades creciendo todes juntes y no buscando avasallar o hundir a otros para poder surgir. Creo que esa lógica también es muy nefasta, muy brutal. Y por otro lado, que los fondos se vayan directamente a las personas y a los grupos que los necesitan, porque también hay una cantidad de malversación de fondos en el deporte, como en otras áreas, que impacta en lo que finalmente llega. Lo mencionaba en otra entrevista, Chile es uno de los países que más gasta en deporte, pero ¿dónde está ese dinero? ¿En qué infraestructuras está? ¿A qué deportistas llega? 

Lo que dices se relaciona con el concepto que el Estado tiene de deporte. Hablando también sobre la contingencia de la Convención Constitucional, ¿cómo crees tú que debería quedar consagrado el derecho al deporte en la constitución? 

No soy una persona muy ligada a esos espacios políticos formales. La constitución me genera bastante desconfianza no por lo que implique legalmente una constitución en un territorio, sino por cómo se generan los procesos constitucionales, que tuvo ciertos maquineos de la clase política. Sin embargo, me parece que la constitución, como carta fundamental y como hoja de ruta de un territorio es algo fundamental. En ese sentido, me parece que algunos discursos políticos que hablan desde lugares más anarquistas, como de que esto no es importante, yo lo entiendo y lo comparto y lo abrazo mucho, son ideales y formas de pensar que me representan, pero sí creo que vienen desde el privilegio de tener redes, de tener formas de sustentarse autónomamente y hay personas en este país que no tienen eso, que sí requieren del Estado. Me parece que la constitución debiese tener pisos mínimos que garanticen formas dignas de vivir y una de esas también tiene que ver con el deporte. Tiene que haber una constitución que no ponga nuevamente la economía en el centro, sino que también otros quehaceres que no necesariamente son productivos pero que tienen que ver con el buen vivir. Y ahí debiese estar garantizado no solo el acceso al deporte, sino que el ejercicio de la práctica deportiva o de la vida deportiva de una manera digna, anticapitalista, antirracista, no capacitista, que no tenga sesgos de género ni de clase en términos de quiénes pueden acceder al deporte o no. 

¿Cómo te estás preparando para el mundial?

Tuve dos peleas hace poco. Para las deportistas que tenemos competencias internacionales, estas peleas son preparatorias. No menos importantes por eso, pero en el fondo lo que una hace es probar estrategias, formas de desenvolverse en el ring. Me estuve preparando mucho para esa competencia porque fue mi primer retorno al ring luego de mi debut profesional del año pasado. Por primera vez en toda mi carrera deportiva tengo un cuerpo técnico multidisciplinario que me ha ayudado mucho. Tengo dos personas que me están entrenando: Iván Galaz y Aylin Sobrino, que es mi compañera de entrenamiento, campeona panamericana y la primera mujer chilena que disputó un título en el WGP. Tengo un preparador físico, Mauricio Cornejo, que ha estado trabajando conmigo de manera sistemática y que ha hecho un trabajo muy importante junto a mí; y Francisca Troncoso, que es mi psicóloga deportiva, que también ha sido fundamental. Hace dos años tuve una lesión bien grande después de un accidente en moto y estuve harto rato sin caminar, entonces mi retorno al kickboxing ha sido bien accidentado. Luego vino el estallido, la pandemia, entonces ha sido clave su apoyo en este camino. Creo que ese entrenamiento es muy bonito porque es el cuerpo pensado desde distintos lugares. Y del entrenamiento en sí, entreno todos los días entre cuatro a cinco horas diarias durante, antes y  después del trabajo. También haciendo clases, algo que a veces no se toma tanto en cuenta, pero hacer clases de lo que uno practica es una forma muy bonita de aprender, transmitir lo que una sabe y hace por reflejo, explicarlo y mostrarlo es una forma muy bonita de compartir, de colectivizar y de aprender también del deporte. Entonces ahí, moviéndome en todos esos espacios para arriba y para abajo, pero con harta claridad y ganas de poder llegar a ese mundial, y con harta esperanza de ganarlo también, creo que tenemos hartas posibilidades de ganar, el equipo acá en Chile es de alto nivel, creo que nos puede ir muy bien.

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