Alentar y criar nuevas generaciones de hinchas

Por Daniela González y Carla Fernandini
Colaboradoras CDG Fresia Rubilar – AHA

Tras 528 días sin ir a la cancha a alentar y vibrar con el club de nuestros amores, la hinchada azul pudo volver al estadio. Bueno, no toda su hinchada. 

Les privilegiades hinchas que pudieron volver fueron quienes se encontraban con abono vigente y pase de movilidad. Desde la S.A. manifestaron en su comunicado público que “lamentablemente, no podrán ir todos, pero es un premio a la fidelidad de muchos abonados”; como si la fidelidad y el amor al club dependiera solo de nuestra capacidad de consumo. 

Según lo expuesto por Azul Azul -pero que es transversal al resto de los equipos- las niñas, niños, niñes y adolescentes, al no contar con pase de movilidad, quedarían fuera en esta pasada. Algo preocupante, pues desde el gobierno central no se han creado las condiciones para que puedan recibir sus dosis de vacunas (recordemos que la vacunación a menores de edad se suspendió para priorizar a personas adultas rezagadas). Pero, además, al tomar esta decisión existe otra parte de la hinchada que está siendo excluida: las camaradas madres que se deberán restar de asistir al estadio, pues la crianza y el cuidado recae sobre sus hombros

La crisis de los cuidados que existe en Chile no es nueva ni surge con la pandemia. La división sexual del trabajo y de patrones culturales han subordinado principalmente a las mujeres a las labores domésticas y de cuidado no remuneradas, las que históricamente han sido invisibilizadas. Según la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (2015), las mujeres destinan 5,9 horas diarias en promedio a tareas de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, mientras que los hombres solo destinan 2,7 horas diarias. 

Ahora bien, si nos centramos en el período pandémico, las cifras son aún más preocupantes. Según la encuesta realizada por Movid-19, el porcentaje de mujeres cuidadoras corresponde a un 42%, en comparación al 31% de los hombres. Estas cifran se agudizan cuando se considera la distribución de labores: un 22% de las mujeres aumentaron más de 8 horas su carga diaria de cuidados, mientras que sólo un 13% de los hombres se vio en dicha situación y un 44% de ellos destina el mismo tiempo o menos a labores de cuidado. 

Es fundamental reconocer que esta realidad probablemente afecta a muchas de nuestras camaradas madres, quienes requieren de poder llevar a sus hijas o hijos al estadio para poder alentar a la U y que probablemente en esta oportunidad se verán privadas de asistir, entre muchas razones, por la ausencia de una corresponsabilidad parental que les permita no llevarse toda la carga de la crianza y los cuidados. Junto a lo anterior, desde la hinchada urge poner en el centro a las nuevas generaciones de hinchas y con ello empatizar con quienes se hacen cargo de la crianza y cuidados de las nuevas bullangueras y bullangueros, además de promover políticas públicas de corresponsabilidad parental; de cuidado hacia la niñez; y el reconocimiento, distribución y remuneración del trabajo doméstico y de cuidado.

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