
Con el objetivo de aportar en la reconstrucción del tejido social de la hinchada de manera horizontal y participativa y desde una perspectiva feminista, hinchas de la Universidad de Chile fundaron la Comisión de Género Fresia Rubilar.
Hace pocas semanas se presentó en asamblea de la Asociación de Hinchas Azules (AHA) la Comisión de Género Fresia Rubilar, cuyo objetivo es “la reconstrucción del tejido social de la hinchada de manera horizontal y participativa, desde una perspectiva feminista, para la recuperación del club”. Al respecto, conversamos con Natalia Dávila, quien es parte de la comisión que se plantea desde un potente trabajo en la interna de la AHA, para conocer la historia tras esta fundación y los objetivos que tienen como organización.
¿De dónde viene el nombre de la comisión?
Cuando comenzamos a construir esta comisión de género, pensamos en cómo debíamos construir la recuperación del club desde una perspectiva feminista, pero que nos haga sentido a todas y todos los hinchas, con las particularidades de nuestro club y cultura futbolística. Nos dimos cuenta de que teníamos que partir desde alguna referencia interna, por eso pensamos en la figura de Fresia Rubilar, trabajadora social que participó del proceso formativo del Ballet Azul. Qué mejor referencia de construcción de club que el Ballet Azul, el proyecto deportivo más exitoso en la historia de la U. El proceso del Ballet Azul es distinto porque ahí se forman jugadores desde pequeños, desde las cosas simples, como preocuparse integralmente de sus estudios, familias, alimentación, cosas que en ese Chile de la década del 40 no estaban tan dadas como hoy.
De ahí viene la relevancia de Fresia, entonces…
Claro, el trabajo de Fresia Rubilar fue fundamental. Y nos dimos cuenta de que estaba muy invisibilizada su figura, nadie sabe quién es. De hecho, cuando nosotras lanzamos la comisión, la mayoría de los asistentes no sabía quién era. En las redes sociales pasó lo mismo. Fresia es fundamental en el Ballet Azul y su invisibilización es muy representativa de la invisibilización de las mujeres en la historia de nuestro club.
¿Cuál es el objetivo de la comisión?
Somos un espacio feminista abierto a mujeres, diversidades de género y disidencias sexuales, hinchas y socias y socios de la Asociación de Hinchas Azules. Trabajamos con compromiso, entusiasmo y seriedad para aportar en la reconstrucción del tejido social de la hinchada de manera horizontal y participativa, desde una perspectiva feminista, para la recuperación del club para todas, todos y todes. También visibilizar el rol de las mujeres a lo largo de la historia y en el presente.
¿Qué significa tener un club feminista?
Más que un club feminista, lo que buscamos es tener un club con perspectiva feminista. Eso significa que todas las actividades y acciones que se ejecuten en el club tienen que ser respetando la horizontalidad, la igualdad y el aporte de todos, todas y todes por igual. Tenemos que ser consideradas independiente de nuestra orientación sexual o identidad de género. Aun cuando nos parezca ridículo decirlo en esta época, el fútbol hace muchas diferencias entre hombres y mujeres. De las disidencias sexuales ni hablar. Hoy un hombre gay no puede decirlo abierta ni tranquilamente en ningún espacio más o menos futbolizado. La perspectiva feminista tiene que ver con tratarnos a todas y todos por igual, valorarnos de la misma forma y saber, sentir y actuar en consecuencia de que todos podemos opinar y formar parte del club de la misma manera.
¿Tienen proyectos ya pensados en concreto?
Lo más inmediato es el próximo miércoles a las 7 de la tarde. Tenemos una reunión ampliada donde estamos invitando a todas las mujeres y diversidades de género que quieran sumarse, en la que vamos a hacer una nueva presentación e invitarles a trabajar en los distintos proyectos que tenemos.
¿Cuáles, por ejemplo?
Por ahora, tenemos dos o tres proyectos en los que queremos invitar a trabajar, pero la idea es que vayan surgiendo del mismo espacio y que puedan ir desarrollándose en el tiempo. También es importante sumarnos a los proyectos que tiene la Asamblea de Hinchas Azules. Queremos trabajar muy vinculadas a la asamblea, que no exista una división. En específico, tenemos la intención de trabajar activamente en hacer seguimiento a la campaña, a los partidos, a toda la interna del equipo femenil. Tenemos la intención de trabajar un protocolo contra el acoso y hay otro proyecto sobre un libro que queremos sacar, pero no puedo adelantar más sobre eso. También tenemos pensado hacer un círculo de mujeres bullangueras para poder saber cómo las mujeres de la hinchada ven el feminismo y cómo les gustaría trabajar.
¿Cuál fue el recibimiento del lanzamiento de la comisión?
La presentación en sociedad fue en la asamblea de hinchas que se hizo en junio, la que no fue solo de quienes trabajamos internamente, sino de socias, socios y participantes activos de la asociación. La recepción fue maravillosa, estábamos muy contentas de que surgiera esta comisión y nos han felicitado harto por nuestra capacidad de reinventarnos. Todo el mundo le ha encontrado mucho sentido a haber encontrado una referenta en la interna y que representara también los valores del club y este enfoque que le queremos dar.
La mala administración
¿Cuál es su evaluación del momento actual del club?
El club no existe, siendo precisa. Lo que existe es la administración de Azul Azul y la verdad es que es difícil hacer una buena evaluación de la administradora. Hay muchas aristas que se pueden analizar, dentro de lo más evidente está el rendimiento deportivo del equipo, que es malo, pero quizá no es lo más importante. En general no evaluamos a nuestro equipo por su resultado, aunque siempre queremos que gane. Creo que lo que más molesta es ver la mercantilización con la que se trata a algo que amamos tanto.
¿Por ejemplo?
Observamos que el trabajo a mediano y largo plazo de formación de jugadores, de darle tiraje a los juveniles y de tener un proyecto deportivo a largo plazo, no se ejecuta, no se lleva a cabo. No existe una política de la administración hacia un proyecto a largo plazo. Ahí una se pregunta: ¿existe un proyecto deportivo de verdad, o al final lo único que hacen con los juveniles es formarlos para venderlos a cualquier parte a los 22 años de edad y ganar un poco de plata? Como lo que pasó con Lucho Rojas, que lo trataron pésimo, le pusieron un sueldo muy bajo cuando pasó a ser profesional y al final terminó yendo a jugar a la segunda división italiana, donde ya no le fue bien porque el equipo bajó a tercera división, quedó sin club y por ahí anda dando vueltas. No se cuida a los jugadores de la casa, no se les trata como deportistas integrales ni como personas, finalmente. Lo único que se hace es usarlos como mercancía y eso es muy doloroso porque son niños, jóvenes de corta edad, adolescentes.
De todas formas, a la rama femenil de fútbol le ha ido bien en el campeonato nacional…
Claro, afortunadamente, y eso nos alegra. No es que no queramos ganar en el equipo masculino o femenino, pero, ¿ganar a costa de qué? Esa es la pregunta. ¿Valoramos más un campeonato o la formación integral del jugador o jugadora y un proyecto deportivo de mediano y largo plazo? Valoramos más lo segundo y, en el caso del equipo femenino, le va bien, gana, casi que no tenemos rival en el torneo, pero ahí también una se pregunta cuáles son las condiciones en las que juegan las chicas. O sea, menos de la mitad del equipo tiene contrato, menos de la mitad del equipo se puede dedicar a jugar con las condiciones necesarias para ser deportistas profesionales. Y no solo eso, tenemos antecedentes, aunque son informales y no podríamos exponerlos públicamente, de que las jugadoras no reciben el mejor trato de parte de Azul Azul y eso sucede porque hoy la perspectiva feminista o la “moda” del feminismo en Azul Azul es tener un equipo de mujeres. O sea, es un mundo completamente distinto al de los hombres y no pueden recibir el mismo trato. Para empezar, el tema de los contratos, el poder dedicarse profesionalmente a jugar y todo el tema de labores domésticas, de maternidad, de fuero, de salas cuna que, lamentablemente, todavía parecen ser solo tarea de nosotras las mujeres y esa realidad se desconoce completamente desde la administración de Azul Azul.
En Chile, el fútbol femenino ha estado creciendo en los últimos años. Para ustedes, ¿cómo sería un ideal de la industria del fútbol femenino? ¿Debería parecerse a la industria del fútbol masculino o es esta una oportunidad para crear algo distinto?
Creo profundamente que no debería parecerse al fútbol masculino y, como dices, es una tremenda oportunidad para hacer las cosas de manera distinta. De hecho, me pasa mucho que, cuando veo jugar a las chiquillas, me siento muy conmovida porque me acuerdo mucho del fútbol de los noventa, ese fútbol menos prolijo que el que se juega ahora. Se habla mucho de que las mujeres no juegan bien y obvio, si comenzamos a jugar hace muy poco, pero valoro mucho el tener la oportunidad de ver el proceso de avance del fútbol femenil. O sea, yo estoy segura de que de aquí a veinte años, vamos a jugar de manera súper prolija y vamos a recordar estos años como cuando se recuerda el mundial del 62, por ejemplo, cuando el fútbol masculino tampoco era lo que es ahora. Entonces, ver ahora el inicio del fútbol femenil en Chile, el inicio masivamente, porque el fútbol femenil se juega desde hace muchos años atrás, pero ver el inicio de esta masificación del fútbol femenil creo que es una tremenda oportunidad no solo para ver crecer a las mujeres en el desarrollo táctico-futbolístico, sino que para pensar nuevas formas de llevar a cabo la competición. La verdad es que no sé si se puede armar nuestra propia ANFP, no lo tengo claro, pero creo que sería ideal comprender otras lógicas de entender el fútbol y la competencia. Y por sobre todo, me parece que sería súper importante la horizontalidad y la distribución equitativa de los ingresos, por ejemplo, que es algo que a mí me genera mucho ruido en el fútbol masculino: que los equipos grandes reciben más plata y mientras más abajo en el ránking de equipos estas, menos plata recibes. Eso me parece muy engañoso porque, finalmente, le entrega más dinero a los equipos más grandes para que se engrandezcan más mientras los equipos pequeños se hacen cada vez más pequeños.