
Felipe Richmond
Asamblea Hinchas Azules
No es novedad que la discusión acerca de las políticas deportivas en la agenda pública, y por supuesto del fútbol, ha estado permanentemente relegada a un plano terciario. Las únicas materias que podrían considerarse que estuvieron presentes en el debate fueron aquellas más funcionales a un estilo vinculado a la mercantilización y criminalización (Ley 20.019 y Estadio Seguro, respectivamente) y otras relacionadas a destapes de escándalos de corrupción, como Chiledeportes. Desde esa perspectiva, cabe la necesidad de que surjan instancias que permitan abordar temas sobre el rol social del deporte y del fútbol, que como hinchas resultan importantes para la sociedad. A raíz de esto, surge la oportunidad de poner en la mesa con mayor fuerza el debate sobre el modelo de clubes deportivos que queremos para nuestro país.
La importancia que adquiere este tópico, entre una diversidad de aristas, se ve acrecentada por la profunda crisis del modelo de sociedades anónimas deportivas (SADP), el que no ha cumplido en ningún sentido con ser aquella panacea prometida hace aproximadamente dos décadas. Un paradigma que no ha sido más que una oportunidad para el enriquecimiento de ciertos sectores empresariales y políticos en desmedro de los proyectos y logros deportivos, y de la participación de los y las hinchas en sus procesos decisionales.
Teniendo en conocimiento la existencia de esta problemática y cuestionamiento hacia el modelo vigente, la discusión a nivel nacional se ha mantenido bastante al margen, distante e indiferente frente a estos asuntos que constantemente se han invisibilizado. Más allá de que en la coyuntura algunas candidaturas, tanto presidenciales como constituyentes en su momento, pusieron dentro de sus ejes estas temáticas (lo cual es valorable para dar pie a un debate más amplio), los grupos políticos y comunicacionales dominantes han optado por no darle relevancia. Y si lo han otorgado es única y exclusivamente si se trata de lo que rodea al campo de juego, líos dirigenciales, futbolísticos, extrafutbolísticos y de criminalizar a las hinchadas. Del rol del deporte y del fútbol como una actividad social, de sus proyectos institucionales, y de la relación de las SADP con el grado de participación de los y las hinchas en la toma de decisiones, poco y nada parece interesarles.
Ahora bien, y sin procurar tampoco dar respuestas definitivas ni recetas mágicas, ¿qué elementos se necesitan para llevar a cabo el debate sobre el modelo de clubes deportivos chilenos? Más allá de que se tomen en cuenta características o rasgos de experiencias de otras latitudes, la importancia radica en aquellos ámbitos que son imprescindibles: darle un rol social al fútbol y al deporte, y profundizar la participación y democratización interna dentro de los clubes.
En consecuencia, resulta oportuno instalar en el debate público algunas interrogantes como, por ejemplo: ¿cómo debiera ser la composición de las dirigencias?, ¿cómo debiera ser el grado de participación e incidencia de las personas en los destinos de sus clubes?, ¿cómo debiera ser el modo en que se relacionan los clubes, tanto desde sus dirigencias como desde los y las hinchas, con la sociedad y su entorno? ¿Cuál será la manera que nos permita sincronizar y concretar proyectos que involucren objetivos deportivos claros, estabilidad financiera (no lucrativa) en las arcas de los clubes, y profundización y democratización de las instancias participativas internas para los y las hinchas?
En definitiva, el desafío que tenemos por delante es enorme. Es necesario fortalecer nuestras capacidades para que estos tópicos sean instalados en el debate público y que adquieran la relevancia que ha sido omitida y olvidada históricamente. Más allá de los modelos extranjeros que se han instalado como paradigmas y a los cuáles debemos prestarle atención, se requiere recoger y plasmar las realidades y peculiaridades que tienen los clubes y modos de organización de sus hinchadas en Chile. Esto será un gran elemento que puede abrir cercos en pro de favorecer el desarrollo de un debate público, amplio y democrático entre las partes involucradas. Discusión que bajo ningún concepto puede ni debe dejar excluido, ni continuar criminalizando, a quiénes somos principales protagonistas: los y las hinchas.
VOLVEREMOS, VOLVEREMOS
VOLVEREMOS OTRA VEZ
VOLVEREMOS A SER LIBRES
LIBRES COMO FUE EL BALLET