Feminismo popular argentino recuerda a Maradona

La figura sociopolítica de Diego Maradona es imposible de esquivar. Ya sea por lo que se consideran sus méritos como por sus actos machistas, violencia de género e hijes no reconocidos. No obstante, el feminismo popular argentino ha sido enfático en reivindicar y recuperar la imagen de Maradona como figura importante para el movimiento. En el siguiente texto, un análisis feminista con voz argentina, entendiendo que Diego solo puede ser comprendido a cabalidad desde aquel lugar. 

Por Victoria Bembibre.

Hoy se cumplen cuatro meses del paso a la inmortalidad de Diego Armando Maradona, aunque decir eso sea mentir porque todes sabemos que nació eterno.

Luego de su desaparición física, el país se sumió en un letargo profundo y revisionista; por momentos es difícil recordar la fecha exacta del fallecimiento porque el duelo en presencia duró días y los otros todavía siguen. 

Este artículo se empezó a escribir el día de su muerte, pero ahora con los más de 100 días encima, unas cuantas ideas sumaron peso y sustancia. Mientras pasen los años, más testimonios se agregarán a la biblioteca de gambetas sobre y al lado del césped, pero no desaparecerá la pregunta:

¿Fue Maradona un ídolo también para el movimiento feminista? Y si no lo fue, ¿todavía podemos salvarlo? 

1. Quisiera empezar por el concepto de lo “maradoniano”, que por lejos excede a lo humano o lo futbolístico y refiere a proezas, a obras del ingenio y de la rebeldía. Cuando era chica, si jugabas bien al fútbol te decían “La Maradona”. Si bien la lista de referentes femeninas hoy se amplió muchísimo, recibir ese apodo era un orgullo y para muchas fue punta de lanza para animarse a jugar al fútbol contra todo pronóstico, incluso profesionalmente. También, como en mi caso, pudo ser un ayuda-memoria para la vida: es incómodo ser disruptivo, pero es la única manera de hacer revolución.

2. ¿No es el feminismo también revolución? Sin duda. Una manera de ganar espacios robados, de re-establecer nuestra identidad y disputar lo que nos dijeron que debíamos ser. Lo feminista es maradoniano y al revés, también.

3. Uno de los tatuajes más repetidos es el de Diego y a muchas mujeres futbolistas les marca la piel. Podríamos argumentar que tatuarse a un machista suena más patriarcal que rebelde (¿no hay acaso jugadoras para homenajear?), pero es impráctico discutir desde lo individual un sentimiento de masas.

4. ¿La obra versus el artista? No es cierto que en todos los casos el arte (los goles) esté(n) por encima del autor. Porque esa puede ser una manera de sobresimplificar complejidades o -peor- de ser indiferentes a las víctimas (y Maradona las tuvo).
Pero la ausencia de obra también es peligrosa. Hoy el fútbol premia la robotización de los espíritus a favor del negocio, de la espectacularidad y de deportistas anestesiados que “no molesten”. Es raro ver a un futbolista protestando por una causa que exceda las políticamente aceptables. Ser tibio da una confortable inmunidad (y multiplica los dividendos). Sin embargo, Maradona era patrono de las causas invisibles, como los pobres, los jubilados y los desaparecidos.

5. ¿Y las mujeres futbolistas? Maradona también las reconoció. En 1990, en una nota poco difundida dijo: “Me da mucho placer que las mujeres jueguen al fútbol. Soy presidente honorario de un equipo de fútbol femenino y tengo que decir que es increíble cómo juegan al fútbol». Era también admirador de Evelina Cabrera, presidenta de la Asociación de Fútbol Femenino Argentino. Y en 2019 envió un mensaje de aliento y reivindicación a la Selección Argentina de Fútbol Femenino luego de su eliminación en el Mundial: “Créanme que, con el tiempo, se van a dar cuenta de lo que realmente consiguieron en Francia. Porque hay muchas formas de ganar, de empatar y de quedar afuera. Las felicito, chicas”.

6. Fue también una conquista nuestra, de las mujeres que jugamos al fútbol hace más de 100 años, ser reconocidas por el Diez cuando otros todavía nos esquivaban. 

7. Como el feminismo es más grande que Maradona, me gusta pensar que “apropiarnos” del Diego también es una conquista nuestra. No es tanto (o solo) que Maradona permee los espíritus más combativos y los doblegue. Es que el feminismo se apropia de lo que le han quitado para crear una cosa nueva. Una vez entrevisté al Colectivo Futbolista Evita Capitana y me explicaron que ocupar espacios gobernados por hombres, aún si en su esencia más “propia” son machistas, es feminismo en estado puro. 

8. Cuando se busca condenar o desaparecer a Maradona, se dice que era violento, machista y que desconoció a muches hijes. Pero no es justo (o al menos no es digno) separar a Maradona del contexto histórico y social en el que se hizo. Es cierto que muchas personas que vienen del mismo “lugar” han sido ejemplos de ética, pero esa forma de ver las historias se parece a la de la “meritocracia” que nos hace creer que con el mismo esfuerzo, todos llegan al mismo sitio. Algunos somos parecidos, la mayoría distintos y Maradona es infinito.

9. ¿Ser vulnerado es excusa o justificativo para vulnerar a otres? ¿Podríamos sostener que hay causas más valiosas que otras? ¿Es comprensible que Maradona haya violentado a sus mujeres y a sus hijes porque nació pobre? No, pero tampoco podríamos proclamar el absolutismo de un movimiento por sobre toda otra problemática. El feminismo en su mejor versión hizo lugar a muchas otras luchas: se emparejó con las de género y diversidad sexual, encontró identificación con el ecologismo y el veganismo, y defendió siempre a oprimides frente a opresores. Es lógico ver que también abarca la lucha de clases, porque las mujeres vulneradas son las que peor sufren el machismo. Entonces, también debe haber lugar para pensar en las complejidades y las contradicciones de los contextos de donde provenimos, que no son todos iguales y nunca dan igual. 

10. Digo con esto que es más simple ser feminista cuando disponemos de las herramientas para hacer visibles las prácticas machistas y rechazarlas en su conjunto. Entonces, en cada clase social no es lo mismo ser feminista. Marcelo Bielsa dijo luego del fallecimiento del Diego: “Algunos pueden darse el lujo de no amar a Maradona”. Creo que hablaba de los privilegiados. 

11. Un análisis extra que se suma a lo anterior es que nuestra mirada de los machismos no es siempre igualitaria. Los de Maradona fueron evidentes al consumo masivo, pero no fueron los únicos. Líderes de opinión, gobernantes y artistas son culpables de prácticas similares pero tienen el beneficio del bajo perfil y la vista gorda de una sociedad que juzga peor al pobre.

12. En 1995, Maradona volvió a Boca después de 25 años con un mechón rubio y una frase: “Me pinté una franja amarilla en el pelo, como la camiseta de Boca, pero con un mensaje: todo en repudio. En repudio a los caretas, a los que le toman la leche al gato, a los que le decían a mi vieja que era la madre de la efedrina”.
El sistema del fútbol hace ya largo tiempo que dejó de hacerse preguntas. En gran parte por negocio, por relajo, por comodidad, porque se resiste a aceptar el sacudón social de la diversidad. Maradona siempre estuvo ahí para incomodar periodistas, los mismos que no quieren hablar de homosexualidad, que a duras penas hacen espacio para colegas mujeres y que en su gran mayoría creen que el fútbol femenino es estorbo. Si ellos son el emblema patriarcal, Maradona era otra historia. 

13. Es responsabilidad de cualquier movimiento repensarse y extenderse. Los relatos de los ídolos y los pueblos no son lineales ni únicos, y Maradona fue los dos, caracterizado por el más permanente cambio en la esencia más férrea.
El feminismo también es un debate que se agranda en vez de estrecharse.
Y eso le agrega, no le quita, granularidad. 

14. Si hubiésemos querido tener la cosa fácil, no hubiésemos salido a protestar, pintar las calles, reglamentar leyes y transformar espíritus. No hubiésemos sido feministas. Pero no quisimos. Si Maradona hubiese vivido 10 años más -digo yo- hubiese sido feminista, a pesar de todo y de sí mismo.

Y en tanto historiadoras de su relato, hoy lo convertimos. 

15. Antes de irme, la vuelvo a escuchar a Mónica Santino, directora técnica, feminista popular y maradoniana:


Para seguir leyendo: 

Género, raza y clase para llorar a Maradona.

Mónica Santino: «Sin saberlo, Maradona era mucho más feminista de lo que pensábamos»

Diego Armando Maradona: el paisaje de nuestra vida.

Ayelén Pujol: Mi Maradona, el que le habla a mi oído izquierdo.

El Diego también es nuestro.

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