
Haciendo uso de su derecho a réplica, las compañeras de la Colectiva Colocolina Irene Velásquez se refieren a la columna «El fútbol no se acabó, lo acabaron» publicada hace algunos días.
Como Colectiva Colocolina Irene Velásquez nos manifestamos respecto al artículo redactado por las hinchas de Universidad Católica que se agrupan en Nuestra Cruzada, recordando la última frase del primer párrafo que dice: «pensemos en lo que queremos realmente como hinchas del fútbol sin importar los colores: respeto», y a partir de aquí, declaramos:
Creemos que la publicación carece, justamente, de respeto al trabajo y compromiso ajeno. Son evidentes los prejuicios y la ignorancia que afloran en los párrafos posteriores del artículo, provocándonos una molestia evidente al leer cómo se criminaliza a la Garra Blanca una vez más, cómo se desconocen los esfuerzos de cientos de hinchas que día a día luchan contra la violencia neoliberal alojada en el fútbol y más allá, nos causa extrañeza que una organización feminista como Nuestra Cruzada, reproduzca el discurso de odio que levantan permanentemente los medios de comunicación burgueses. Al parecer, sus privilegios elitistas les impiden ver el panorama completo: la extensa paleta de colores que hay dentro de Colo-Colo.
Las mujeres hemos estado condenadas, por el solo hecho de serlo, a distintos grados de discriminación durante toda nuestra vida. Las declaraciones de este colectivo son una clara perpetuación de patrones de violencia que ahora agrupan a toda una hinchada, a la hinchada más grande de Chile. La misma hinchada que históricamente ha sido estigmatizada y criminalizada, viéndose clara diferencia respecto de las demás, desde los golpes de la policía que recibimos cada año en San Carlos de Apoquindo, las peticiones de no asistir a su estadio por parte de “los vecinos”, los ataques directos a nuestras familias por querer arengar a nuestro equipo mientras que en sus banderazos los cuida la policía. Y, ahora, las declaraciones de mujeres feministas que señalan que se acabó el fútbol por nuestra culpa y sin base, desconociendo la dimensión social y pobladora del fútbol con la que nuestra hinchada ha combatido la violencia sistemática que ejercen los organismos del Estado y las S.A.D.P. que contaminan, con sus lógicas mercantiles, al fútbol. Es esa la mayor violencia que se encuentra en la cancha, en la vida, y en la galería; es contra ella que luchamos cada día desde todas sus trincheras, conscientes de que el fútbol somos nosotrxs. En nuestros valores se rescata la esencia del fútbol como integración social que lo mantiene vivo.
¿Algunas expresiones del fútbol son violentas? Sí; respondiendo a un contexto histórico en el que nuestra hinchada se ha formado y ha permanecido desde la lucha y no por eso permitiremos que los estereotipos sigan atacando al pueblo colocolino, que no desconoce su historia. Nuestro fútbol no se acaba mientras sigamos sembrando nuestra pasión y compromiso en nuestras familias y en nuestros barrios; detrás de esto hay construcción y trabajo, no somos los mismos que hace 10 o 15 años. La Garra Blanca se refuerza con la búsqueda de transformación de la sociedad y destrucción de las Sociedades Anónimas, y esta lucha la comparten también otros equipos de Chile porque no nos parece ni parecerá nunca que el modelo capitalista sea una opción para gestionar la pasión de todo un pueblo.
Nos parece sumamente deshonesto señalar que abandonamos el partido frente a Universidad Católica para evitar un resultado desfavorable y, citando: “aprovechando el escenario que ofrecía el estallido social”. Con estas palabras no hacen más que demostrar los límites de su proyecto contrahegemónico. Decir que la Garra Blanca se aprovechó del escenario que generó el estallido es decir que nos aprovechamos de la sangre derramada de nuestro pueblo; es desconocer el rol político y social que jugó esta hinchada durante los meses más álgidos de la Revuelta Popular; es negar a Fabiola, a Gustavo, a Cristian, a Mauricio, a Neco, a Moreno y a todas las víctimas de la represión. No se nos olvida que fue su hinchada la que le aplaudió a los esbirros del poder, a sabiendas de todas las violaciones a los Derechos Humanos que se han perpetuado desde el 18 de octubre del 2019 y mucho antes.
Es problemático que esta «opinión» con dedo acusador se emita tan ligeramente y sin ningún asidero detrás, aludiendo a información falsa y que de ninguna manera representa todo lo que es Colo-Colo. Sabemos que la criminalización de la Garra Blanca y el desconocimiento del trabajo de todxs quienes estamos dentro de ella, entregando una propuesta seria contra todo tipo de discriminación, está sesgada desde su posición privilegiada.
Pese a que la Revista Obdulio sirvió de portavoz de este discurso que perpetúa la desigualdad y los estereotipos contra las hinchadas populares, consideramos oportuna la autocrítica emitida y agradecemos el espacio para condenar las nefastas declaraciones emitidas. Organizaciones como Nuestra Cruzada, que atacan desde la moral católica y su posición privilegiada, no tendrán la comodidad de nuestro silencio porque somos Garra Blanca, aunque nos criminalicen una y otra vez.
El fútbol no se acabó, el fútbol es su gente y somos nosotras.
Contra todo abuso y discriminación y por un fútbol integrador, Colectiva de Colocolinas Irene Velásquez.