
Todos los 19 de febrero se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia en el Deporte. ¿La razón? Fue el nacimiento de Justinos Fashanu, el primer jugador de fútbol en actividad en declararse homosexual y que terminó suicidándose tras los malos tratos recibidos luego de esa decisión.
Hoy se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia en el Deporte. Es, también, el día en el que cumpliría años, de estar vivo, el jugador inglés de origen nigeriano Justinus Fashanu, quien se suicidó luego de una depresión producto del trato de la prensa y del mundo del deporte luego de haber contado de manera pública que era gay. Fashanu fue el primer futbolista hombre en actividad en declarar públicamente su orientación sexual.
Justinus comenzó su carrera en 1978 en el club inglés Norwich City. Tras algunas temporadas a un gran nivel, el Nottingham Forest pagó 1 millón de libras por su pase en 1981, transformándose, para aquel momento, en el fichaje más caro de la historia de un jugador de raza negra. El Nottingham Forest era, en esos tiempos, uno de los equipos más dominantes en el continente, habiendo ganado las copas de Europa de 1979 y 1980, además de la Supercopa Europea y la Copa Intercontinental aquel último año. Fashanu había sido escogido como uno de los refuerzos de la época dorada del Forest bajo la dirección del mítico entrenador Brian Clough.
Clough, uno de los entrenadores ingleses más reconocidos de la historia, le hizo la vida imposible a Fashanu debido a los rumores que circulaban sobre su sexualidad. Como él mismo contó en entrevistas a distintos medios e incluso en su autobiografía, lo golpeó “por ser quién era y ser cómo era”. En el Forest, Justinus no pudo mantener la forma con la que venía desde el Norwich City y su carrera salió de las principales portadas, llegando incluso a jugar en la liga canadiense a finales de la década de los 80.
En 1990, en una entrevista al diario inglés The Sun, Fashanu confirmó los rumores que lo habían acompañado durante varios años y se transformó en el primer futbolista en actividad del mundo en declararse abiertamente gay, bajo el titular “Estrella del fútbol de 1 millón de libras: Soy gay”. A partir de allí, el rechazo en el medio futbolístico fue todavía mayor, incluso insoportable. Osvaldo Ardiles, quien fuera campeón del mundo con la selección argentina en 1978 y entrenador, ya en 1992, del Newcastle, se negó a ofrecerle un contrato. Fue ayudante de campo de clubes pequeños, vistió camisetas del ascenso por breves períodos e incluso terminó jugando en Nueva Zelanda. Durante 1998, se encontraba fichado por el Maryland Mania, un equipo de la segunda división estadounidense. Fue ese año, prácticamente retirado, cuando un joven de 17 años lo acusó de abuso sexual. Justinos fue interrogado y liberado a las pocas horas. El caso fue ampliamente cubierto por la prensa, mencionando su culpabilidad y la existencia de órdenes de captura por parte de la policía estadounidense. Antes de que terminaran los peritajes, Fashanu regresó a Londres, donde se suicidó. Investigaciones posteriores hechas por Scotland Yard recogieron que, pese a los reportes, no existía ninguna orden de captura y que Fashanu no era un hombre buscado por la policía al momento de su muerte.
La historia de Fashanu explicita las dificultades que han tenido históricamente los hombres gay en asumirse en un deporte tan masculinizado como el fútbol, en el que la cultura de la violación y la masculinidad violenta son valores a ensalzar. El avance en estos temas ha sido menor. Aunque muchos estudios muestran que la cantidad de hombres gay en la población general ronda entre un 2 y un 5%, la falta de conocimiento sobre la presencia gay en el deporte es casi absoluta, más aún en el fútbol. Uno de los pocos casos existentes en este deporte es el del alemán Thomas Hitzlsperger, quien hizo pública su orientación sexual en 2014, seis meses después de su retiro oficial. Thomas recibió numerosos apoyos y muestras de cariño por su decisión -incluso del ex primer ministro inglés David Cameron-, pero no se vio enfrentado a la resistencia que pudiera haber existido dentro del mundo del fútbol, pues ya no era parte de él. Tampoco se vio enfrentado al racismo sistémico del que sí fue víctima Fashanu.