El lobby transfóbico estadounidense que busca limitar el acceso al deporte de niñas y mujeres trans

El siguiente artículo es una traducción hecha por Revista Obdulio del original: “The Women’s Sports Policy Working Group is a danger to trans youth”. El texto en inglés fue publicado por su autora, Lindsay Gibbs, en el newsletter Power Plays y esta traducción al español contó con su autorización. El texto recoge el trabajo de un grupo de deportistas (entre quienes destaca la histórica Martina Navratilova) que intentan incidir en la institucionalidad política estadounidense para poner trabas a la incorporación de las niñas y mujeres trans al deporte.

El Grupo de Trabajo de Políticas de Deporte Femenino es un peligro para la juventud trans

Como adelanté durante esta semana, una de las primeras medidas de Joe Biden tras asumir como presidente fue firmar la “Orden ejecutiva para prevenir y combatir la discriminación basada en identidad de género y orientación sexual”, la que, entre otras cosas, indica que les niñes transgénero tendrán permitido usar camarines y baños según su identidad de género, así como también practicar deportes según su identidad de género.

Esta orden ejecutiva propició la aparición de una gran cantidad de artículos de opinión transfóbicos que se quejaban de que Biden está «borrando a las mujeres» y «acabando con el deporte de las niñas», y aumentó la aparición de proyectos de ley anti-trans en las legislaturas locales de todo el país que apuntan a prohibir a las niñas y mujeres trans de participar en deportes.

Todo eso es malo. Pero de la noche a la mañana, se puso peor.

El martes pasado, un grupo del que participaban varias deportistas femeninas con trayectorias y logros muy importantes, lanzó oficialmente el Grupo de Trabajo en Políticas del Deporte Femenino. Este grupo de seis personas -la histórica tenista Martina Navratilova; la nadadora medallista de oro olímpica y ejecutiva de “Champion women”, Nancy Hogshead-Makar; la también medallista de oro olímpico en natación y directora del comité olímpico y paralímpico de los Estados Unidos, Donna de Varona; la presidenta del grupo Drake, Donna Lopiano; la seis veces entrenadora olímpica Tracy Sundlun; y la profesora de leyes y co-directora del Centro para las políticas y leyes deportivas de la Escuela de Leyes de la Universidad de Duke, Doriane Coleman- ha estado trabajando casi dos años para resolver “el problema” de la participación de las personas trans en los deportes. Aquel trabajo culminó con un sitio web muy detallado que entrega directrices para contactar al Congreso y un extenso informe titulado “Una petición al congreso y a la administración presidencial para preservar el deporte de niñas y mujeres, y acomodar atletas transgénero”.

Así es como este grupo describe su misión:

“Nuestra misión es tanto proteger los deportes competitivos de niñas y mujeres para mujeres biológicas, como acomodar niñas y mujeres trans a través de criterios respetuosos y basados en evidencia. Rechazamos tanto el esfuerzo para excluir a las niñas y mujeres trans del deporte de niñas y mujeres, como también el esfuerzo para poner en desventaja a las mujeres biológicas al forzarlas a competir contra atletas con ventajas físicas relacionadas al sexo masculino. Hay un punto intermedio”. 

El grupo de trabajo programó su anuncio para que tuviera cobertura en el Día Nacional (N de R: estadounidense) de las Niñas y Mujeres en el Deporte (3 de febrero), por lo que me vi en la obligación de publicar este artículo en aquella fecha, pues ese día fue más importante que nunca el decir que las niñas trans son niñas, que las mujeres trans son mujeres, y que ambas son bienvenidas en el deporte de niñas y mujeres.

Desafortunadamente, este grupo de trabajo dice todo lo contrario.

Mientras describe sus políticas como moderadas y acomodaticias, este grupo promueve iniciativas que son mucho más condenatorias que las que existen actualmente en el deporte femenino de élite. Si estas directrices son implementadas, van a dañar activamente a las comunidades trans, en particular a las niñas trans.

‘La aparición de la pubertad masculina’

El centro de la propuesta detallada en el informe es el siguiente: antes de la “aparición de la pubertad masculina”, las niñas y mujeres trans pueden competir en el deporte de niñas y mujeres sin condición alguna. No obstante, las niñas y mujeres “que hayan experimentado toda o parte de la pubertad masculina” deben “mitigar suficientemente sus ventajas relacionadas con el sexo masculino a través de cirugías y/o tratamientos hormonales que sean consistentes con los reglamentos de las federaciones internacionales de los deportes respectivos” para poder participar de cualquier competencia de niñas y mujeres.

El enfoque en “la aparición de la pubertad masculina” es increíblemente peligroso. En primera instancia, no hay una fecha o edad uniforme en que la pubertad masculina comience a presentarse, ni tampoco de las señales precisas de su inicio. Entonces, ¿cómo se monitoreará esto, exactamente? El grupo de trabajo no entrega información detallada al respecto, pero es razonable esperar que sea un proceso muy invasivo que, además, discriminará a la infancia racializada, quienes son típicamente percibidos como más adultos que sus contrapartes blancas de la misma edad.

También es una política muy clasista. Supongamos que el inicio de este proceso es identificable y una chica trans decide que quiere comenzar con la transición médica. No puede simplemente pasar a la federación durante el recreo para comenzar el proceso: ese tipo de atención médica no es barata ni accesible para todes.

Actualmente, las leyes para la participación trans en deportes juveniles varían de un estado a otro, pero en gran parte del país, las niñas y mujeres trans solo tienen que someterse a un tratamiento hormonal o cirugía si compiten en eventos organizados por el Comité Olímpico Internacional (COI) o la Asociación Nacional de Atletismo Universitario (NCAA). Según las pautas del grupo de trabajo, las niñas de 11 o 12 años podrían verse forzadas a tomar decisiones sobre cirugías y tratamientos hormonales para poder competir en deportes con otras niñas (*). Eso es inconcebible.

La reveladora teleconferencia

Tal vez nada de esto debería ser sorprendente, considerando que el grupo de trabajo es mayoritariamente blanco y consiste de cinco mujeres cis, un hombre cis y cero científicas o personas trans.  El grupo también enlista 14 atletas campeones y campeonas que son oficialmente “partidarios” de la iniciativa, pero solo dos son trans: Joanna Harper y Renee Richards.

Participé en una teleconferencia el día martes, que fue el lanzamiento del grupo de trabajo, y me alarmé por la falta de cuidado y preocupación que mostraron por la comunidad trans. La conferencia de prensa completa merecía su propio desglose punto por punto, pero algunos titulares son los siguientes:

  • Martina Navratilova tenía certeza de que ella no era transfóbica porque “en los 90, co-fundé una tarjeta de crédito, llamada «Tarjeta arcoiris», que reunió más de dos millones de dólares para varias causas y organizaciones LGBTQ”
  • Nancy Hogshead-Makar citó una gran cantidad de investigaciones de su propia organización, “Mujeres campeonas”, sobre cómo los hombres tienen muchas más oportunidades que las mujeres para practicar deportes durante la universidad porque el Título IX no estaba siendo aplicado de forma apropiada. Pero luego, inmediatamente dio un giro para afirmar que las mujeres trans son la verdadera amenaza para los deportes practicados por mujeres.
  • Cuando un periodista preguntó si tenían ejemplos de mujeres trans dominando deportes femeninos, Navratilova habló de su amiga Renee Richards, una mujer trans que jugó tenis femenino (en el WTA Tour) en 1970. Navratilova dijo que “no fue problemático. Creo que por una razón: queríamos ser inclusivas. También, Renee había estado viviendo como mujer hace muchos, muchos años. Pero creo que habría sido un problema si ella hubiera comenzado a ganarnos, ¿no? No sé si hubiéramos sido tan felices si ella nos hubiera ganado”.
  • Respondiendo a la misma pregunta, el único hombre cis del grupo, Tracy Sundlun, inventó un escenario hipotético y, mientras contaba la historia, nombró de forma repetitiva a Caitlyn Jenner, usando el pronombre “él” para referirse a ella.
  • Acá está la cita completa de Sundlun (entre paréntesis están los cambios hechos a la cita original para mantener la identidad de Jenner): “Siempre pienso esto, (Caitlyn) Jenner, (una) de mis (amigas) más (queridas), (una) más de (nuestras amigas), uno de los hombres más increíbles, ahora mujer, de todos los tiempos, está abriendo puertas. Increíble. Pero claramente, la regla de Connecticut, la regla actual de 17 estados, era, si todavía estuviera en la escuela secundaria, (ella) podría haber ganado el decatlón olímpico, ir a la conferencia de prensa, aceptar las felicitaciones, decirle a todos que (ella) había estado luchando con algo por muchos años, haber dicho “Por favor, ahora llámenme Caitlyn”. Y después entrar como mujer al pentatlón al siguiente día. Obviamente esto es extremo. Es fascinante. Pero la realidad es que las reglas potencialmente lo permitirían. Sin mitigación”. La regla de Connecticut es simplemente que los atletas trans pueden participar en deportes congruentes con su identidad de género. Esta regla no se aplica en absoluto a las competencias olímpicas.
  • Donna Lopiano usó numerosas veces la palabra “trans” como sustantivo.

Estas no son voces marginales dentro de la derecha que la administración de Biden pueda descartar fácilmente. Son personas poderosas que durante mucho tiempo han tenido mucho peso y que también han hecho mucho bien en el espacio deportivo femenino.

Me parece particularmente devastador hablar contra Hogshead-Makar, a quien he admirado por su incidencia en ayudar a proteger a las atletas del abuso sexual. Cuando trabajé en ThinkProgress y cubrí las sesiones del congreso sobre los abusos sexuales durante las Olimpiadas, vi de cerca cómo ella ayudó a crear y aprobar este cuerpo legislativo tan importante para quienes participan de aquellas competencias.

Ahora, ella está usando la misma energía para promulgar normas que discriminan a algunas de las personas más vulneradas de nuestra sociedad. El Grupo de Trabajo de Políticas del Deporte Femenino está haciendo todo lo posible para encontrar soluciones peligrosas para un problema que no existe. Las niñas y mujeres trans no dominan los deportes de niñas y mujeres. Ellas NO son la amenaza. Son quienes están siendo amenazadas.

Como Anne Lieberman, directora de políticas y programas de Athlete Ally, dijo a Power Plays: «Mientras todo el mundo está enfocado en los casos hipotéticos de las competiciones de élite, les niñes trans están muriendo».

(*) Nota de edición: Como Revista Obdulio, consideramos que obligar a una mujer o niña trans a someterse a tratamientos hormonales o cirugía para poder competir en un deporte es muy violento. Las transiciones de las personas son procesos personales y no pueden ni deben estar condicionados.

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