
Daniel Albornoz
Presidente Asociación Hinchas Azules
Termina el año más imprevisible de mi vida y no creo que esté lejos de serlo para la mayoría. El Club Universidad de Chile también ha enfrentado un año en que han sido pocas las certezas. Más que mirar hacia atrás, quisiera proyectar la vista hacia el ciclo que comienza, uno que tal vez podría ser de mayor normalidad, pero que anuncia precariedades a nivel económico, debates profundos a nivel político, desafíos desde las microsociedades hogareñas hasta la macrosociedad global. ¿Qué podría querer un o una hincha azul que su Club se proponga y logre en este escenario? Aquí mi lista de propuestas.
Vamos a lo más mediático primero: primer equipo masculino. Quisiera que Dudamel pueda cumplir el año completo. No es que tenga un particular aprecio por él, todavía desconozco mucho de su persona y su estilo, pero quisiera que el plantel tenga algo de continuidad, trabaje una idea clara y fundamentos de fútbol que permitan proyectar el juego por algunos años, así como fomentar el desarrollo de varios jugadores que podrían crecer mucho y darle algunas alegrías a la hinchada.
Pedirle a la concesionaria un proyecto deportivo más profundo e institucional pareciera ser pedirle peras al olmo, así que no queda otra que esperar, al menos, condiciones de continuidad a procesos personalistas, esta vez con el venezolano. En cuanto a metas deportivas: zafar del descenso, clasificar a la Sudamericana, ganar un clásico al menos, pelear el campeonato, pasar un par de llaves en la Sudamericana. En ese orden y, siendo honesto, con las tres primeras ya sería para festejar con todo. La verdad, a la concesionaria, que como empresa gasta más que ninguna en conformar planteles y que se ha vuelto experta en la segunda mitad de la tabla, es poco lo que se le puede exigir.
Enseguida, para las Leonas, las perspectivas que me parecen esenciales van por otros dos aspectos. Primero: avanzar hacia un plantel 100% contratado. El equipo actual está bastante bien formado y pareciera lógico que se contrate a todas las jugadoras que sigan en él. En segundo lugar, que el torneo nacional sea programado con más mediatización y anticipación, y transmitido con mayor facilidad de acceso. Cuando se pueda, que la “U” juegue en una cancha con graderías, porque seguir viendo los partidos de local desde el borde de la cancha no es digno para la hinchada que claramente quiere volcarse a apoyar a la “U” femenina. En la cancha, fácil: dar la vuelta y bajar la segunda estrella de la mano del proceso actual. Es importante no solo conseguir las metas específicas, sino cimentar el futuro: ¿cuántas jóvenes bullangueras están creciendo con el sueño de vestir esta camiseta? Si este grupo de jugadoras plasma una idea de juego y una actitud propia de nuestra esencia, entonces podremos proyectar una década o más de fútbol femenino exitoso.
Esto me lleva al fútbol formativo. Cuánto quisiera que la “U” se independizara de los amiguismos y las presiones de representantes; aumente el presupuesto estrictamente formativo y, a su vez, expanda sus redes de búsqueda de talentos con un rol más activo; y se genere un plan de aumento de participación de jugadores y jugadoras formadUs en el CDA en los equipos titulares. Empezar el año con dos de once y terminarlo con cuatro de once me parece un buen objetivo que puede ser alimentado con incentivos para los cuerpos técnicos. Esto sumado a un acompañamiento en el crecimiento psicológico individual y colectivo: tener metas personales ambiciosas pero realistas, una ubicuidad y proyección en el club antes de buscar nuevos pasos, trabajar a conciencia la evolución del rendimiento futbolístico. En cosas más específicas: iniciar un trabajo de formación de laterales de ambos perfiles para el equipo masculino -veía ayer un video de goles de 1998 y recordar los centros de Mauricio Aros fue toda una tragedia cuando se compara con nuestra realidad- y de volantes centrales en el equipo femenino parece acorde a las necesidades de los planteles.
En cuanto al rol social del club, de la concesionaria no tengo nada que esperar, mas sí de la hinchada. Espero que, ante la dificultad, las redes de apoyo bullangueras sigan funcionando. En salud, la barra Los de Abajo ha mostrado el camino con los exitosísimos operativos realizados ya en Puente Alto, Renca y Colina, y que iniciarán el año en Maipú. Esta iniciativa con un despliegue muy grande de personas y recursos, espero sea mantenida durante el año en diversos sectores. Lo mismo corre con las cajas de abarrotes e insumos de aseo si es que vuelven las cuarentenas masivas y las fuentes laborales se cortan. En cuanto mejore la situación pandémica, espero que podamos volver a nuestras actividades territoriales tal vez menos urgentes, pero sí muy importantes, como, por ejemplo, las escuelas populares. Si el 2021 lo permite, sería un hermoso ideal ver aparecer nuevos proyectos de este tipo en el territorio en torno a formación integral, a música o al deporte, según las comunidades territoriales lo decidan.
En cuanto a la gobernanza del club, la resolución es clara. Este año debe activarse completamente el proceso de regularización de la Corfuch. Personalmente, espero que el consejo y el directorio fijen fecha para Asamblea Ordinaria y para elecciones. También que el cuerpo social de la Corfuch comprenda la necesidad de generar un proyecto a mediano plazo de la mano de actualizar sus estatutos, re-estructurar su funcionamiento democrático y ordenamiento orgánico, incluyendo una visión de género a la vanguardia de lo que los clubes han venido haciendo a nivel internacional. Que incursione en la formación de deportistas en alianza con el deporte universitario, propiciando la participación autónoma y proactiva de hinchas en todos los rincones de Chile (y el mundo) e integrándose al tejido social ya existente en la hinchada de la “U”, en las comunidades organizadas de todo tipo, en los proyectos comunicacionales, educativos, deportivos, culturales, o los que haya. Espero que, para dar pie a este proceso, se genere una lista de candidatura a elecciones que abrigue una diversidad de miradas y profundidad de proyecto para impulsar lo que debiera ser el inicio del próximo gran ciclo administrativo del club, una vez se acabe la triste era de las sociedades anónimas y la privatización del deporte en Chile.
Tal vez lo más necesario para muchos, al menos sé que en mi caso es así, es poder volver a los estadios a cumplir este ritual tan necesario que es alentar a Leones y Leonas en directo. En ese aspecto, la resolución como hincha es ser muy responsable en el cuidado de todas y todos quienes acudan, como espero hacerlo, al estadio.