
Con cautela. Al igual que otras organizaciones sociales, la Agrupación San Luis de sus Hinchas evalúa con prudencia el proceso constitucional que se avecina para Chile. Conscientes de que es una gran oportunidad -y responsabilidad- y que será la primera vez en que la ciudadanía podrá tener incidencia en la construcción de una carta magna, en esta entrevista cuentan sus anhelos, motivos y reparos.
La consolidación de la victoria del Apruebo y la opción de Convención Constitucional ha parecido acallar ciertas voces que exigían cambios estructurales -una especie de silencio triunfal-, y también ha dado ciertos aires a que los sectores conservadores impongan algunos de sus términos en la discusión pública. Como, por ejemplo, lo ocurrido con los escaños reservados a pueblos originarios durante las últimas semanas.
En la siguiente entrevista, la Agrupación San Luis de sus Hinchas, colectivo de hinchas de San Luis de Quillota, se refiere al proceso que se vivirá en Chile desde ahora hasta fines de 2022. Y lo hacen desde su tribuna: no solo ser una organización deportiva que busca recuperar a su club de manos del grupo controlador actual, sino que también como una organización social que es además, desde el deporte, otro actor sociopolítico.
¿Cómo se enfrentan al proceso constituyente?
Con bastante esperanza. Es la primera vez que el pueblo participa de un proceso así. La constitución anterior se hizo entre 4 paredes a través de crímenes de lesa humanidad. Hay que enfrentarlo con seriedad también, porque está la posibilidad de redactar una Constitución considerando a todos los actores, tanto políticos como sociales. Aunque también existe la incertidumbre de cómo pretendemos elegir a las y los mejores para cuando estén listas las nóminas de candidaturas a constituyentes. Sabemos que los cambios venideros no serán de un día para otro, es un proceso de años y que probablemente sea difícil de entender, pero los frutos se verán de aquí a diez años más.
¿Les genera dudas?
Hay que ver el proceso constituyente con al menos uno de los pies bien puestos en la tierra. Está bien soñar con todas las posibilidades, pero es muy necesario estar con los sentidos en alerta para que, más allá de las frases bonitas para las cámaras, nos aseguremos de que sea una Constitución que asegure derechos básicos para todos y todas.
¿Qué les gustaría que quedara plasmado en la nueva Constitución?
Esperamos un Chile más igualitario y que nos recuerde que el Estado somos todos y todas, no solo la clase política y empresarial. También, que las regiones tengan mayor relevancia, autonomía y protagonismo: en su discurso, en sus ideas, en su forma de cómo educar a la gente, en sus políticas públicas y económicas. Tenemos la esperanza de que nos permitirá llegar a ser un país donde todos a fin de mes tengamos como vivir y vivir bien, no obligados a usar la tarjeta de crédito para tener qué comer. Un país donde haya bienestar y donde la salud sea la misma en La Legua y en Las Condes, acortar todas estas brechas sería el primer paso. Es importante, reiteramos, la descentralización política y de recursos, potenciar las regiones es algo necesario para hacer un Chile más justo, más igualitario; lamentablemente, hoy, Santiago es Chile. Y que quede plasmado un Estado plurinacional y multicultural, que el Estado sea garante, que haya derechos y no acceso, como dice la actual constitución. El Estado garante tiene que recuperar el agua y otorgar pensiones dignas, porque las y los adultos mayores viven mal y las AFP ya no entregaron la solución. Tanto al tema de pensiones como al agua se le debe dar urgencia de aquí a cinco años, recuperando también la salud y educación.
¿Cómo evalúan la recepción y participación de la gente?
Desde el 18 de octubre (inicio de la revuelta popular de 2019), la gente se ve más activa, más participativa y ya se dio cuenta de que en conjunto se pueden lograr grandes cambios. Por lo mismo, una nueva Constitución debe plasmar y proteger el derecho a reuniones, reconociendo también a los pueblos originarios, porque hay una violencia sistemática de nuestro país en La Araucanía. También es relevante destacar que otro de los aspectos importantes de este proceso, la paridad de género, no se habría obtenido si no es por las mujeres que salieron con fuerza a las calles.
¿Creen que durante este proceso se dará la discusión del deporte en la nueva Constitución?
Siempre y cuando haya deportistas o exdeportistas como constituyentes. Cuando hablamos de deportistas, no nos referimos a los de elite. Hablamos de, por ejemplo, quienes han “macheteado” en un semáforo para poder ir a participar y competir a otros países. No vemos a gente ligada al deporte hablando de la Constitución, las únicas personas que han tomado este rol han sido las organizaciones relacionadas al fútbol, ya sean agrupaciones o corporaciones, y quienes estamos vinculados a esto, estamos más cerca del fútbol que de otros deportes. Es importante, en este caso, que la redacción venga de personas preparadas en temas de deportes más allá del fútbol.
¿Cómo buscan incidir en este proceso? ¿Evalúan levantar o apoyar alguna candidatura a constituyente?
Con que haya alguien que nos represente, nos damos por pagados, pero que haya cinco, sería espectacular. Hay que incidir estableciendo cabildos ciudadanos previos al proceso y prestar atención para saber qué postulantes a constituyentes que se presentan desde otros espacios, tienen nuestros ideales. Si vemos a alguien en nuestra misma parada, vamos, pero si hablamos de apoyar a alguien, cuando estos se presenten, lo evaluaremos.
¿Cuál consideran que debería ser el impacto de las organizaciones sociales en el proceso constituyente?
La única forma son los cabildos y hablar de lo que nos evoca, cómo integrarnos en la Constitución y que sea lo más democrático posible. Las organizaciones nos tenemos que mantener en estado de alerta respecto al proceso y que la sociedad en general esté pendiente del tema. Hay que agrupar organizaciones, articular, hacer charlas, saber lo que pasa en la ciudadanía, conocer lo que les aqueja y que conozcan también lo que a nosotros y nosotras nos aqueja.
¿Cómo evalúan hasta el momento la posible participación de las organizaciones en el proceso?
No tenemos una base fuerte como deporte, como agrupación de fútbol, digamos. No sabemos, por desgracia, la participación real de estas en los distintos territorios. Pero en términos de organizaciones sociales en general, ya hablando fuera del fútbol o del deporte, por ahí podría andar. Si ninguna de las organizaciones sociales levanta candidaturas, habrá menos forma de involucrarse en el proceso y, por lo mismo, creemos que las organizaciones esperan contar con el tiempo adecuado para evaluar y decidir. Como dijimos anteriormente, si se presenta un candidato que nos represente o que sea levantado por alguna organización cercana, evaluaremos el apoyo. Hay muchas organizaciones sociales y obviamente todas quieren ser escuchadas, pero no necesariamente deberían tener una lista. Hubiese sido ideal que cada persona que se quisiera postular como independiente, tuviese que haber recolectado cinco mil firmas, por ejemplo, para que hubiese confirmación de un respaldo cercano.
Creemos que las organizaciones sociales, en general, miran con cierto recelo el querer postular a alguien. Hay desconfianza y es obvio, hay bastante incertidumbre con respecto a darle la confianza a alguien y que este los traicione. La participación tendría que ir en la unidad, en el trabajo de cada una de ellas. Cada vez se forman más organizaciones sociales y territoriales, por lo que es necesario ver cómo va evolucionando este tema. Por ahora, esperar.