
Carolina Fernandoy Catalán y Natalia Bravo Peña son abogadas de la Universidad de Chile. Carolina es “chuncha a morir” y Natalia “colocolina a otro extremo”. Si bien Carolina siempre ha estado ligada al deporte, hoy no está jugando fútbol; Natalia, en cambio, es presidenta del Club Social y Deportivo Rockeras FC. Carolina tiene un amplio conocimiento sobre derecho deportivo y fue parte del Centro Deportivo de Estudiantes de su casa de estudios; Natalia es candidata a magíster en derecho penal de la misma casa de estudios y candidata a magíster en derecho al trabajo de la Universidad de Talca.
Distintas, pero complementarias. Así describen Carolina y Natalia el equipo que conforman, pues son las dos primeras abogadas que tiene el área legal de la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (Anjuff), entre cuyos ámbitos de acción se encuentran el protocolo contra el acoso y abuso sexual, la profesionalización, y acompañamiento a las jugadoras que requieran algún tipo de apoyo jurídico.
Las abogadas llegan en un momento clave para la Anjuff: no solo su crecimiento ha sido exponencial a nivel de comunicaciones, sino que ha podido influir directamente en la generación de políticas públicas, como sucedió con el protocolo contra el abuso y acoso sexual que publicó durante septiembre el Ministerio del Deporte. “Nos trajeron para empezar a trabajar por la profesionalización del fútbol femenino, pero se han dado también otras circunstancias en las cuales pudimos trabajar respecto a los abusos sexuales que se han denunciado, como el caso de Palestino, y también en el retorno del fútbol”, explica Carolina.
Las expectativas que se tiene del equipo jurídico son altas y ya están trabajando a toda máquina, lo que es coherente con la intensidad y el ritmo de trabajo general de la Asociación. “Nosotras estamos acá por el trabajo que la Anjuff viene haciendo desde hace años de forma contundente, categórica y con toda la osadía que se requiere para confrontar un machismo que existe en esta industria”, explica Natalia.
¿Cuáles fueron los principales desafíos y obstáculos para crear esta área?
Carolina: Hay múltiples barreras, empezando con que la mayoría de los dirigentes, entrenadores y cuerpo técnico, son hombres. Eso, sumado a que hay un desconocimiento total de cuáles son los derechos mínimos que debe tener un o una deportista, nos ha obligado prácticamente a realizar -y también a otras comisiones- una clase de género, feminismo, trabajo femenino, entre otros. Particularmente, nosotras como abogadas, sobre todo la Naty, vemos que lo básico y lo relevante en cualquier relación es un contrato, y hay una carencia total de vínculos laborales, sociales y de salud. Prácticamente, tenemos que partir de cero y, al mismo tiempo, ir creando estas instancias de conocimiento. Estamos generando también capacitaciones incluso para las mismas áreas de Anjuff para que tengan pleno conocimiento de esto al enfrentarse con este tipo de personas -dirigentes, etcétera- y que no nos pasen a llevar en ese sentido. Estamos partiendo de lo más general a lo particular.
Natalia: Destacar también lo positivo del escenario en que nos encontramos. Tenemos un directorio de Anjuff absolutamente dispuesto al trabajo, con compromiso real, con miradas claras. Nosotras venimos a aportar desde lo técnico. La entrada ha sido muy complementaria, muy desde el trabajo bien organizado y de que ellas tienen claro cuáles son las verdaderas problemáticas y cuál es el escenario del fútbol femenino en Chile. El obstáculo que yo observo respecto a nuestro trabajo tiene que ver con la misoginia en el fútbol, que es uno de los bastiones del machismo, y que es un obstáculo no solo para nosotras como asesoras y abogadas, sino que para el desarrollo de la actividad.
¿Cómo ha sido la recepción ante su trabajo?
C: Como nosotras no somos futbolistas profesionales, muchas veces se nos cuestiona no saber la realidad o no haber vivido eso, por lo que no podríamos trabajar como voluntarias en este campo, pero la recepción del equipo ha sido espectacular, todas muy dispuestas a ayudar y a colaborar en todo. También nos han dado harta pega, sobre todo a Natalia, que es la que tiene más experiencia laboral.
N: Tiene que ver con la mirada que se tiene del área legal. Ésta ha sido muy bienvenida por las propias jugadoras, quienes son nuestro foco. Creo que de alguna manera hemos impulsado que la Anjuff se acerque todavía más a sus socias -que ya lo hacía-, y más que en venir y escuchar, sino llevando soluciones, proponer acciones concretas y capacitar. Esta ha sido la propuesta y ha sido muy bien recibida por nuestras socias, por nuestras afiliadas y por la gente en general. Aunque siempre hay excepciones, y creo que no ha sido muy bien mirado por la ANFP, porque al final, tener conocimiento técnico va abriendo aristas como éstas.
Avanzando hacia la profesionalización
¿Cuáles son los principales desafíos legales que pueden existir en cuanto a la profesionalización del fútbol femenino?
C: Principalmente, la existencia de vínculos laborales formales que comprendan tanto a las organizaciones como a las futbolistas, considerando sus derechos y obligaciones en tanto trabajadoras y deportistas profesionales. Lo primero es visualizar la realidad de los clubes y de las jugadoras, porque son realidades distintas: algunos clubes tienen contrato, cuerpo técnico, prestaciones, mientras otros no tienen nada. Desde ahí, empezar a trabajar en crear algún tipo de vínculo, porque entendemos que un contrato laboral para todas en este momento es casi imposible.
N: Además, vemos que la ANFP tiene cooptada a la Federación de Fútbol de Chile (FFCh).
¿A qué te refieres?
N: A que hay instituciones que deberían ser complementarias. Una federación debería fiscalizar a la ANFP o debería tener una visión-misión distinta. Hemos tenido reuniones con la subgerenta de fútbol femenino de la ANFP y ella nos ha manifestado, sin pudor, que el fútbol femenino casi que no es parte del giro, lo que nos habla de una mercantilización abierta de la actividad -y que se entiende, porque son sociedades anónimas deportivas y es lo que el Estado finalmente ha dado como lineamiento-, pero lo que es absolutamente incomprensible es cómo la Federación no asume su rol. La federación está cooptada. Cuando habla la Federación, en verdad habla la ANFP, siendo que son agentes que, por así decirlo, deberían ser antagónicos. La Federación debería fiscalizar a la ANFP y la ANFP debería cumplir los requerimientos de la Federación. Es la Federación quien debería ser la encargada de generar la promoción del fútbol como una actividad de desarrollo social, resocializadora y las demás aristas que también tiene el deporte.
¿Y de qué forma se relaciona esto con las Sociedades Anónimas?
N: Si lees la Ley de Sociedad Anónimas Deportivas, en su artículo 1 dice claramente que estas sociedades se deben relacionar con quienes ellos contratan a través de un contrato de trabajo. Lo dice expreso, no hay posibilidad para interpretación. Las personas que ellos tienen como parte de sus equipos y que desarrollan la actividad del fútbol o del deporte, deben relacionarse a través de un contrato de trabajo. ¿Qué pasa? Los equipos, para participar del Campeonato Nacional y postular a copas internacionales, deben tener fútbol femenino profesional. Ahí se tiene, por tanto, que tener un contrato de trabajo.
La FIFA le pide a los equipos, a través de sus distintos órganos como la Conmebol, que para obtener la licencia que permite jugar cualquier campeonato, debe haber selección adulta de fútbol femenino y eso es lo que se disfraza en el extranjero. Tenemos, por ejemplo, a Deportes Temuco que tiene su licencia, pero sus jugadoras no están entrenando y no tienen contrato de trabajo. Entonces hay una omisión, un ocultamiento respecto de las reales condiciones del fútbol chileno y esta invisibilización, por cierto, lo que produce es precariedad, y una de las formas de resolver esa precariedad dice relación con la efectividad de contrato de trabajo escriturado.
Entonces, ¿no existen contratos de trabajo en el fútbol femenino?
N: No es que las jugadoras del fútbol femenino no tengan contrato de trabajo. El contrato de trabajo es un contrato consensual, es decir, no necesita estar escriturado y, por tanto, es una situación, una realidad de hecho, así lo dispone la ley. ¿Qué significa consensual? Que basta con la voluntad de ambas partes y de los requisitos de dependencia y de subordinación. Y esa subordinación y dependencia está dada abiertamente en el fútbol, lo que pasa es que se disfraza. La profesionalización requiere no solo de un esfuerzo de las jugadoras o de los equipos, sino de un esfuerzo del Estado a través de la Federación, a través del Ministerio de la Mujer, de Deporte, de Trabajo, para propiciar y fomentar la concreción de la profesionalización y, en definitiva, que el fútbol femenino sea una realidad, abandonando el nivel de precarización que existe.
¿Por qué cuesta tanto entender a la jugadora como una trabajadora?
N: Es misoginia, no hay otra mirada. Podríamos disfrazarlo de muy diversas formas, pero en el fondo tiene que ver con lo que las mujeres hemos hecho en la historia del mundo: todos los derechos que tenemos las mujeres han sido conquistados. En este tema, la perspectiva de género no existe, no tiene esa mirada, y hay misoginia al creer que el fútbol no es para las mujeres o que el deporte no es para las mujeres y que, por tanto, hay otra actividades que les son naturales, pero no el fútbol.
C: El fútbol siempre se ha visualizado como algo masculino. Existe esta concepción de comercialización del fútbol y que la mujer no vende entradas, no vende camisetas, la mujer no vende un ídolo, no es un modelo a seguir o que nadie las conoce. Hay un montón de obstáculos para que se visualice a la mujer como deportista profesional. Esto está muy ligado con este consumismo deportivo que existe. En el fútbol, los hombres son los únicos deportistas que tienen sueldos millonarios. Y no es un problema sólo de las mujeres, sino del deporte en general, porque también hemos visto a atletas haciendo colectas para poder sustentar sus viajes o sus competencias y que no tienen un vínculo o una beca. Si no rinden, se tienen que dedicar a otras cosas. Si bien hay un sesgo machista, no hay que olvidar que es un problema en general del deporte en Chile.
Avances y retrocesos en la región
Hace unos meses atrás, se anunció la equiparación de sueldos entre la selección masculina y femenina de Brasil. ¿Cómo lo evalúan?
C: Yo creo que es un avance para el género y para el deporte en general. Siempre va a haber críticas, pero aquí las jugadoras ni siquiera quieren los sueldos millonarios de los jugadores, quieren estar tranquilas, tener un contrato, que le paguen las prestaciones y poder vivir de esto.
N: Y ahora la pregunta que cae de cajón ante la equidad remuneracional es: ¿efectivamente ir a ver a Neymar vale miles de millones de pesos? Yo creo que no. Si miras el Mundial de Fútbol Femenino en Francia, dejó muchos millones de euros a favor ese país. Los estadios estuvieron llenos, hubo mucha participación, entonces ¿no será que el fútbol como actividad sí genera grandes niveles de mercantilismo? El problema no es vender, el problema es que no quieren que sea una mujer la que venda su producto. Y sin duda eso tiene que ver con el patriarcado. Para el mercado, una mujer no genera la visión de que el deporte es lo máximo porque las mujeres, al parecer, somos débiles, porque al parecer somos lentas, porque al parecer no podemos subir pesas o tantas otras cosas. Entonces, cuando sale esta noticia en Brasil sobre la igualdad de remuneraciones para las seleccionadas, nosotras nos alegramos, pero ¿quiénes pagan esos sueldos a las y los jugadores? Es la federación de su país. Y claro, ¿por qué debería haber diferencias? ¿Qué tiene que ver eso con que se venda más a la selección masculina que la femenina?
Así como han habido avances en la región, también ha habido retrocesos. Este año, por ejemplo, tuvimos el caso de Leonardo Valencia. ¿Qué les pareció la declaración de Blanco y Negro al respecto y la presunción de inocencia a la que pretenden acogerse?
C: El equipo legal de Blanco y Negro tiene un problema, porque ya hay sentencias que condenan a Valencia, por lo que hablar de presunción de inocencia cuando hay sentencia es, por lo menos, errado. Entiendo que están trabajando para buscar un modo de revisar su contrato. No sé si sea lo más adecuado, pero es un tema bullado. Lo bueno es que el Congreso está trabajando en eso. Se están generando instancias, tanto en Blanco y Negro como en otros equipos, para poder resolver este tipo de problemas y que no haya un vacío legal.
N: La presunción de inocencia, para efectos de la declaración pública de Colo Colo, era lo esperable. Colo Colo no va a tomar la decisión de despedir a Leo Valencia así, sin más. No tenemos que perder de vista ciertas cuestiones que, creo, son realmente fundamentales. Lo primero es que esto explota en Colo Colo, pero Valencia viene jugando en el fútbol nacional desde hace muchos años y a nadie le importó, no le importó a Botafogo en Brasil, ni a Azul Azul, ni antes de eso a otros clubes. Entonces, cuando miramos orgánica e institucionalmente al fútbol en Chile, la pregunta es: ¿cuál es la definición institucional, la misión-visión, respecto a la violencia de género? Lo cierto es que hoy, a ningún equipo le importa. Ven a los jugadores y no les importa cuáles son sus antecedentes penales ni cómo los visualizarán los niños, niñas y adolescentes para efectos de emular a sus grandes ídolos. Tras esto, jugó en Copa Libertadores, por lo tanto, lo único que les importa es que las platas que invirtieron, tengan rédito.
La presunción de inocencia es un derecho sustantivo que se debe respetar, pero vayamos más allá del Colo Colo y veamos cómo su excusa respecto a la presunción de inocencia se cae. Como decía la Caro, hay antecedentes y dos sentencias previas. Presunción de inocencia para este proceso sí, pero no vinculado a una irreprochable conducta anterior.
Es una discusión que tenemos que dar en el deporte, porque el deporte tiene una arista resocializadora que es necesario tener presente. Desde esa óptica, creo que los equipos en particular, y el deporte en Chile en general, están muy al debe institucionalmente de tener una visión de no violencia contra la mujer en sus diversos ámbitos, pero también preguntarse cómo aportar en la resocialización. Colo Colo tiene responsabilidad absoluta en lo de Valencia -y lo revictimizante que es la decisión de que juegue-, pero es la punta de un iceberg enorme y que implica al deporte en todo su contexto.