
Nuestra Cruzada
Nos gustaría decir que las cosas para las mujeres han cambiado; que nuestras demandas han sido escuchadas; que la gente, al alegrarse porque la constitución será escrita con paridad de género por les constituyentes, estaba entendiendo que la calidad de vida que tienen las mujeres en Chile es distinta y desfavorecida en comparación a los hombres; pero no. Estamos comenzando el penúltimo mes del año y el número de femicidios, en comparación con el año anterior, no ha disminuido. Continúan apagándose las voces de nuestras compañeras: ya alcanzamos los 40 femicidios.
¿Cuánto más tiempo tenemos que esperar? ¿Cuántas compañeras más tienen que morir en manos de un hombre para que la justicia nos proteja realmente? Es horrible que ni siquiera Mónica Zalaquett, ministra de la Mujer y Equidad de Género, se pronuncie para repudiar estos hechos, para pedir consciencia, para estar del lado de las mujeres que luchan día a día por que sus derechos sean reconocidos y se les deje de discriminar por razones de género.
La historia de Yenny Ancamilla Collinao, una de las compañeras que fue más recientemente víctima de un femicidio, es una clara demostración de que el sistema judicial no está preparado para apoyar y proteger a las mujeres en Chile. Yenny, de 26 años, había denunciado por violencia intrafamiliar durante este año a su agresor, lo que concluyó en una orden de alejamiento para él. Esta es la mejor manera para protegernos que encuentra el Estado patriarcal en el que vivimos. Yenny fue asesinada aun existiendo esa medida de protección. Sus soluciones “preventivas” no sirven, nunca lo han hecho. Nos siguen matando.
A las mujeres se les pide estar alerta, denunciar, no provocar a los hombres, no quedarse calladas, pero ¿y a los hombres? ¿Alguien les ha pedido que dejen de ser violentos? ¿Alguna vez han generado una campaña, proyecto o programa que busque modificar esas conductas en los hombres? ¡Nunca! El problema no somos nosotras, el problema sigue siendo el patriarcado que sigue latente en las personas que nos gobiernan, en quienes deberían protegernos.
Como agrupación, no descansaremos en la lucha contra la violencia de género. Exigimos al gobierno tener una mujer que nos represente como ministra, que se la juegue por nuestras demandas, que le duela igual que a nosotras tener mujeres menos todos los días. Necesitamos que se generen medidas que garanticen la seguridad y el resguardo para las mujeres, niñas y disidencias que sufren diariamente violencia en las calles, en sus casas, en sus colegios, en sus trabajos. No podemos seguir esperando y que, mientras tanto, nos sigan matando.
De lo único que tenemos certeza es de que la lucha feminista no se detiene. Las mujeres, niñas y disidencias debemos seguir organizándonos, haciendo ruido, haciendo ver que, en el sistema en el que vivimos, no estamos seguras, para que así podamos seguir apoyándonos y tener el lugar en el mundo que siempre debimos tener. ¡Porque la revolución será feminista o no será!