La selección, ¿el equipo de todos?

La privatización del fútbol que vive Ecuador no sucede a través de casos aislados. Tras la denuncia de monopolización de la liga profesional local acusada el mes pasado en la que se dejaba fuera a la empresa estatal CNT, ahora se suma el establecimiento de que los partidos de la selección nacional se transmitan por la modalidad “pague por ver”. Esto obligará a que cualquier hincha de la selección ecuatoriana que quiera ver a su selección, deba pagar seis dólares mensuales solo por este motivo.

Al respecto, el colectivo ecuatoriano “La pelota no se mancha” emitió el siguiente comunicado, en el que se critica la decisión tomada, considerando también la situación de crisis económica y sanitaria que se vive en el mundo y que ha atacado con mayor fuerza a las clases populares. Asimismo, comparan lo ocurrido con una de las épocas más laureadas de aquel país, aquella generación comandada por Álex Aguinaga.

Pueden leer el comunicado a continuación.

La Selección, ¿el equipo de todos?

A finales de los 90s del siglo anterior y en la primera mitad de los 2000, Ecuador vivió uno de sus peores momentos como país, tanto en lo económico como en lo político y lo social. Se vivían épocas de angustia en toda la República; el Estado como representación material de la patria era cada vez más ausente y lejano a la gente. También por aquellas épocas, se habían puesto a debate el centralismo y la uniformidad del Ecuador.

Por todo lo expuesto, existía un ambiente de tensión, inestabilidad y división, frente al cual dos camadas notables de futbolistas, lograron unificar y apaciguar a nuestro sufrido país con un recorrido prometedor en eliminatorias y dos participaciones dignas en mundiales de categoría absoluta, lo que descargó en algo todo lo vivido en aquella época.

Desde aquellas clasificaciones al día de hoy, el fútbol se ha transformado completamente, se ha mercantilizado en todo el mundo y se le ha terminado de convertir en un producto por el cual hay que pagar para poder acceder, algo que nos llama a una discusión y debate impostergable al respecto en situaciones de normalidad.

Hoy, nos encontramos frente a una crisis económica, social y política inclusive más fuerte que la de la época anteriormente descrita, pero, a pesar de esto, esta vez el país no podrá unificarse ni descargarse tras el balón, puesto que se ha limitado el acceso de los partidos de la selección al «pague por ver».

En un momento donde el desempleo y la pobreza crecen, pedirle al hincha que pague, además de una señal de cable o un plan de internet, un plan con una cantidad adicional, resulta excluyente, impidiendo así la unificación que puede representar el fútbol y sobre todo la selección como hecho social. El poner el negocio por encima de todo nos niega la posibilidad de experimentar aquello que pasó rumbo a los mundiales de 2002 y 2006.

Además de esto, se han limitado los derechos de transmisión de radio a apenas un puñado de emisoras, lo que, tomando en cuenta la importancia de la radio como medio de comunicación, de alguna forma evita que en los territorios donde la mejor señal le pertenece a radios comunitarias o locales, se pueda tener acceso a los partidos. Esto produce que la selección pierda su sentido nacional, puesto que no puede ser percibida en aquellos lugares donde el medio de contacto con el resto del país es la radio.

Por todo esto, es bueno cuestionarnos ¿es la selección que disputará las eliminatorias al mundial de Catar, el equipo de todos? ¿o es de todos los que lo pueden pagar? La selección esta vez es el equipo de todos, pero de todos los suscriptores.

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