
Por Susana Celis Ramírez y Camila Soto Aguilar
Santiago de Chile
En el año 1987, el Club Deportivo Universidad Católica (CDUC) fue campeón del Torneo Nacional. En un sistema de todos contra todos y con la participación de 16 equipos, la UC obtuvo su sexta estrella tras liderar de principio a fin el torneo y terminar con 10 puntos de ventaja sobre el segundo de la tabla, Colo-Colo. El plantel de la UC estaba integrado solo por jugadores chilenos: Miguel Ángel Neira, Marco Cornez, Rubén Espinoza, Patricio Mardones, Juvenal Olmos, Osvaldo Hurtado, Mario Lepe, Rodrigo Astudillo, Luis Abarca, Humberto Cruz (hijo), Fernando Díaz, Pablo Yoma, Hugo Monardes, Eduardo Vilches, Francisco Hormann, Jorge Muñoz, Alex Martínez, Andrés Romero, Luis Pérez, Lukas Tudor, Alberto Fouillioux (hijo), Andrés Olivares, Lorenzo Miranda, Fabián Estay y Raimundo Tupper; DT: Ignacio Prieto. La aplastante diferencia de puntos le permitió a la Católica gritar “¡Campeón!” 4 fechas antes del final del torneo.
Este título le entregó la posibilidad a la UC disputar la Copa Libertadores de América en 1988. El grupo de la Libertadores lo componían, además de la UC, Sport Marino, Unión Atlético Táchira y Colo-Colo. El campeón del fútbol chileno obtuvo el primer lugar en la fase de grupos con 10 puntos, 4 partidos ganados, 2 empatados y ninguno perdido, pasando sin dificultades a la segunda fase, en la cual se enfrentó a Nacional de Uruguay.
El 7 de septiembre de 1988 se disputó el primer partido de la llave Universidad Católica versus Nacional de Uruguay en el Estadio Nacional con 7.500 espectadores. El resultado de ese partido fue empate uno a uno. Por la UC marcó Espinoza a los 45 minutos y, por los uruguayos, Revelez a los 79’ del segundo tiempo. Ese gol de visita casi al final del partido, le permitiría a la larga a Nacional la clasificación a la ronda siguiente.
Una semana después vendría la revancha. El 14 de septiembre en el Estadio Centenario de Montevideo, con casi 30.000 hinchas, se disputó el partido que terminó 0 a 0. El resultado en sí es anecdótico, el club uruguayo sería el campeón de la Copa Libertadores de América de ese año, siendo la UC el único equipo al que no le pudo ganar durante el torneo.
Pero lo más relevante de esta historia, y lo que nos hace escribirla hoy, ad portas de un plebiscito y en un contexto actual de revolución social en Chile, es la manifestación que realizaron les hinchas uruguayos en contra de la dictadura cívico militar chilena, la que se enfrentaría al plebiscito del Sí y el No en menos de un mes, definiendo la posible continuidad de Pinochet en el poder hasta marzo de 1997.
Esa noche, el Centenario y sus galerías se colmaron de lienzos y carteles que aludían a la situación político-social de Chile: “Chile dice No a Pinochet”, “No al fraude Pinochet”, “No hasta vencer” y muchos carteles con la palabra “NO”. Por esa noche, el fútbol, que habitualmente es utilizado por los grupos opresores a su favor, fue tomado por el pueblo uruguayo para protestar en contra de la dictadura chilena, realizando un gesto de solidaridad latinoamericana, sin olvidar que solo 3 años antes había terminado la dictadura en Uruguay.

Ese mismo año, un joven Raimundo Tupper de 19 años se enfrentó a los dirigentes del CDUC cuando estos pidieron al equipo apoyar a Pinochet. En ese momento, Raimundo se paró frente a sus compañeros y referentes del camarín para decir que él votaría por el NO, pues era “del otro bando”. Aquel gesto, esa declaración de principios que años después fue relatada por sus compañeros del plantel, no deja de ser relevante para el contexto de negacionismo, frialdad y distancia con la que se suele aludir al fútbol chileno en temas de política; al igual que las y los hinchas de Nacional de Uruguay el 14 de septiembre, Raimundo le dijo que No a Pinochet. Afortunadamente para nuestra historia, fueron muchas y muchos Raimundos Tupper en las urnas, y muchos y muchas combatientes en las calles quienes permitieron sacar a Pinochet del poder y, tras 17 años de vejaciones a los Derechos Humanos, volvía la democracia a Chile.

Así mismo, 32 años después, somos nosotres quienes en las calles y en las urnas diremos No al legado de Pinochet aprobando una nueva Constitución para Chile que termine con la desigualdad e injusticia que permiten que la cancha no sea pareja. Este plebiscito, al igual que el de 1988, se logró gracias a la presión en las calles desde el 18 de octubre de 2019, presión y protesta social marcada por las hinchadas del fútbol que, tal como la hinchada de Nacional en el Centenario, alzaron sus banderas para reivindicar una vida digna para el futuro.
Y como la historia parece ser cíclica, ahora también un joven jugador de la UC, a sus 21 años, se ha manifestado públicamente en contra de los atentados a los Derechos Humanos cometidos por el gobierno de Sebastián Piñera, utilizando el fútbol para protestar y dar a conocer su postura política: Ignacio Saavedra. El Nacho en la calle y en la foto oficial del campeón 2019, evidenció estar del lado correcto de la historia, estar a favor de un cambio en el sistema socio político que nos rige, tener conciencia social y querer ser parte de la revolución que se viene gestando desde octubre. El Nacho, con sus acciones, nos ha dicho que también es del otro bando.
