El movimiento feminista se toma Santiago Wanderers y se articula para cambiar el fútbol

La Comisión de Género Graciela Molina, parte de la Corporación Santiago Wanderers, es ambiciosa y tiene las directrices claras. Saben que tienen mucho que hacer y poco tiempo; muchas urgencias, pero poca voluntad política de la Sociedad Anónima; mucho compromiso por un fútbol feminista, pero que no es correspondido por la concesionaria. Si bien, se constituyeron recién en febrero de 2020, hace años que se viene gestando este espacio en la Corporación. “Existía una necesidad en torno a que las mujeres nos pudiéramos articular en una instancia separatista, segura y de contención, para hacer frente a las desigualdades y obstáculos que vivimos, tanto en cuerpo de mujer o de disidencia, en nuestra participación en el mundo del fútbol”, explica Carolina Cabello, una de sus fundadoras. 

La comisión de género está compuesta por hinchas de Santiago Wanderers y socias de la Corporación. La idea es “construir un fútbol feminista, disidente y popular” y elaborar una agenda de género al interior de la corporación para fortalecer la participación de las mujeres y disidencias, de cara a la recuperación del club de las manos de la sociedad anónima.

Si bien su primera apuesta fue la creación de un protocolo contra la violencia de género, hoy han redibujado su hoja de ruta. “Ahora lo primero que vamos a hacer es una reforma al estatuto. La idea es que el protocolo sea el producto final de esta instancia de conformación y de inclusión de una perspectiva de género en el club”, indica Cabello. El cambio de prioridad fue decidido tras articularse con la Asociación de Abogadas Feministas (Abofem), quienes han estado asesorando el trabajo de la comisión.

Y aliarse a otras organizaciones feministas se ha vuelto algo clave: hay muchos problemas comunes, por lo que encontrar soluciones conjuntas es una posibilidad real. Hoy, la comisión se encuentra en un trabajo de articulación con la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (Anjuff) y con organizaciones feministas ligadas a clubes como San Luis, La Calera, Universidad Católica, Ñublense, Deportes Concepción, Everton, Universidad de Chile y Colo Colo, entre otros. 

Articulando a Wanderers con el feminismo

El trabajo de la Comisión es claro: fortalecer institucionalmente a la corporación a través de la incorporación de una perspectiva de género; posicionarse como un espacio de encuentro de desarrollo cultural y social; implementar un programa educacional no sexista que permita ampliar la mirada sobre el fútbol y sus instituciones; y visibilizar a las Decanas y al fútbol femenino chileno para que sean protagonistas de su propia historia. Muchas de estas metas tienen componentes sociopolíticos, por lo que es necesario para ellas el posicionarse como un actor crítico, social y político del fútbol.

¿Cuál es su diagnóstico del fútbol femenino a nivel nacional?

El fútbol femenino en Chile, incluido Santiago Wanderers, es muy precario a pesar de tener más de 100 años de historia. Se ha obstaculizado su desarrollo por estructuras que han sido responsables de la invisibilización de la participación femenina en el fútbol. Siempre hemos estado, solo que nunca se nos ha narrado ni representado. Y esto lo viene a cambiar el avance del movimiento feminista y también el desarrollo de la selección chilena femenina, la que ha tenido logros deportivos que se han traducido en mayor visibilización. 

¿Y en Santiago Wanderers? 

En Santiago Wanderers existe la rama oficial de la sociedad anónima desde 2008, pero fue conformada por la corporación en 2007. La sociedad anónima la tomó cuando era casi obligatorio, pero es una iniciativa que venía desde antes. Han pasado 12 años y la situación de las compañeras sigue siendo igual de precaria que en 2008. Hoy, hay un uso de las mujeres por parte de las sociedades anónimas para cumplir con sus obligaciones, pero no hay derechos. Es como esclavitud: las mujeres trabajan gratis para que otros -las SA- puedan cumplir con sus obligaciones con la ANFP, la Conmebol, la FIFA y los grandes organismos internacionales. Cuando, en la realidad, las chiquillas dependen de la autogestión. 

En muchos clubes, ellas tienen que pagar por jugar. Quizá se ha avanzado un poco en indumentarias, cosas que son básicas para la dignidad, pero siguen jugando en canchas terciarias y no hay profesionalización. Hace poco, la Seremi de Deporte dio una entrevista en televisión y dijo que el estadio Elías Figueroa estaba disponible para las Decanas desde el año pasado y que no entendía por qué no se usaba. ¿Y quién lo entiende, en realidad? Solo es falta de voluntad, falta de gestión, y que refleja, en parte, la crisis del modelo de sociedades anónimas.

¿Cómo evalúan el momento actual del club?

Para mí, el club es la Corporación Santiago Wanderers. En ese sentido, el club, en lo deportivo, está un poco lento porque hoy las necesidades y las prioridades de los asociados y asociadas son otras: de abastecimiento, económicas, de trabajo, todo dado por la pandemia. La corporación ha tenido como prioridad apoyar en esto. 

Sobre la empresa concesionaria, el momento es pésimo. En materia política, a pesar de haber ascendido, Santiago Wanderers sigue teniendo un voto y no dos en la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), a diferencia del resto de los clubes que están en primera división. Subimos en lo deportivo, pero políticamente seguimos siendo de otra categoría. Hay una falta de respeto tremenda a nuestra institución. 

¿Cómo ven el momento deportivo?

Si bien teníamos hartas expectativas, en las primeras fechas se vio un equipo bastante impreciso, influyendo mucho los fantasmas del pasado y cometiendo errores puntuales, quizás infantiles. Falta poder sostener una idea de juego durante los 90 minutos. Este es el desafío que tiene Miguel Ramírez para este segundo semestre. Tampoco tuvimos tantos refuerzos. En general, el panorama deportivo es bastante complejo. Hay una comisión de fútbol que poco sabe de fútbol, a la que el representante de los socios de la corporación, Ignacio del Fierro, profesor de educación física y que tiene un magíster en gestión deportiva, intentó ingresar, pero no tuvo resultado. 

¿Y en materia de género?

Estamos peor, obviamente. Hoy, el directorio de la sociedad anónima está integrado 100% por hombres. Las comisiones de la sociedad anónima -de finanzas, de fútbol y toda la orgánica administrativa- están conformadas solo por hombres. Las mujeres son las secretarias del club y trabajan para captar socios. En general, en la toma de decisiones no hay mujeres. Hasta el año pasado estuvo Lorena Medel, quien venía a lavar la imagen de la sociedad anónima y poder decir “también integramos mujeres”, pero ella terminó renunciando al directorio, acusando un machismo transversal en la institución. 

¿Han tenido, como comisión, conversaciones con otras agrupaciones feministas?

Sí, ya estamos avanzando en eso, en conformar una instancia de coordinación nacional con la Anjuff y las orgánicas de otros equipos para tratar la problemática de la violencia en el fútbol e incorporar una perspectiva de género en los clubes. Esto incluye un protocolo contra el acoso que sea transversal en todas nuestras orgánicas y, ojalá, también tensionar a que lo hagan las sociedades anónimas para que, a partir de eso, también llegue a la ANFP. 

Todo ese trabajo se vio cruzado por dos situaciones: las denuncias de las compañeras de Palestino contra su kinesiólogo, y la implementación de la ley que obliga a todas instituciones a tener protocolos contra el acoso. Eso lo está implementando el Ministerio del Deporte, pero sin un enfoque de género y sin reconocer las violencias estructurales que han existido en el deporte para con las mujeres y las disidencias. 

¿Cómo evalúan esta ley que debe implementar el ministerio?

El avance de la agenda neoliberal nos obligó acelerar un poco el trabajo de esta mesa y empezar a organizarnos para posicionar estos temas. Frente a ello, establecimos dos instancias de trabajo: una jurídica-administrativa y otra comunicacional, en donde se nos dio la tarea de empezar a convocar a otras organizaciones de mujeres e hinchas. Estuvimos con la comisión de género de Colo Colo, estuvimos con Las Bulla, con las compañeras de Deportes Concepción, con una directora de la Corporación Everton, con Nuestra Cruzada, también coordinando con Ñublense, San Luis y La Calera. La idea es empezar a posicionarnos a partir de lo que nos une, que es la violencia en el fútbol, algo transversal a las jugadoras, hinchas y dirigentas. 

Pandemia y regreso al fútbol

¿Cómo evalúan el manejo que se ha tenido con el deporte durante la pandemia? 

Pésimo. El deporte, antes de la pandemia, no era una prioridad y ahora lo es menos. En la última cuenta pública de Sebastián Piñera no se nombró nada relacionado al deporte, solo el programa Elige Vivir Sano, que tiene un corte neoliberal y que entiende al deporte como algo relacionado con la salud, con el culpar a los cuerpos, con el hedonismo, con la individualidad. Esa visión atenta contra la construcción del deporte que creemos más pertinente a una postura feminista: un deporte que tiene que ser colectivo, solidario, asociativo, democrático, sin opresiones y con libertades para todos los cuerpos. Hoy, la situación en Chile y el deporte está en una crisis tremenda. Se ha desarrollado una política neoliberal del deporte, donde se nos trata como consumidores y no como sujetas y sujetos de derecho. Y esto se ha visto profundizado por la pandemia, donde está la imposibilidad de poder desarrollar prácticas deportivas de manera colectiva. No hay un plan de mitigación, no hay una perspectiva clara de lo que va ser el deporte en el futuro en este país, sobre todo si consideramos que tenemos los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina, un repechaje con el fútbol femenino en febrero y los Juegos Panamericanos de Santiago en 2023. No hay ninguna planificación estratégica que nos muestre cómo avanzar o cómo desarrollar el deporte en nuestro país. 

¿Cómo evalúan el retorno a los estadios sin hinchas? 

Eso no es fútbol. Lo podemos ver en Europa, con todas las dificultades que han mostrado, y eso que son países desarrollados. El “retorno”, a mi parecer, es un guiño al mercado, a las publicidades, a los dueños del fútbol mundial, en este caso Turner y el CDF, para poder cumplir los contratos con las marcas y compromisos de negocios que no entienden de pandemia. En la toma de decisiones, la prioridad es económica, no el desarrollo deportivo. La realidad es muy insegura y refleja la inestabilidad que tienen los futbolistas, a pesar de sus sueldos altos. Que solo regrese la rama masculina responde a lo mismo: a los intereses económicos que están detrás del fútbol. De hecho, la selección femenina tiene un compromiso deportivo importantísimo en febrero del próximo año. En cambio, en la selección masculina, la mayoría de los seleccionados no juegan en Chile y solo tienen planificadas las eliminatorias, sin fecha clara. No hay un argumento deportivo para esa política que es sexista, discriminatoria y que viene a promover lo que ha sido el fútbol a lo largo de la historia: uno para hombres y otro para mujeres, un fútbol que no vamos a tolerar y que queremos transformar.

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