FC Start: el día en que los panaderos vencieron al ejército nazi

Foto del equipo FC Start

Hay equipos y planteles que quedan en la memoria popular por su talento, por los títulos que consiguieron o por marcar una época dorada para el club. Aquellos que son recordados décadas después por haber regado de magia las canchas en las que jugaron. Equipos a los que incluso los aficionados rivales esperan parecerse y terminan admirando a regañadientes. Pero hay también otros equipos cuyas victorias más importantes son desconocidas y que resultaron muy costosas: como las del FC Start.

Para recordar al FC Start, es necesario remontarse a la primera mitad de la segunda guerra mundial. Tras la batalla de Kiev en 1941, la capital ucraniana estuvo ocupada por la Alemania nazi casi dos años, período en el cual el ejército alemán capturó o asesinó a más de 600 mil soviéticos. Y, tras la ocupación de la golpeada ciudad, decidieron desmantelar todas las asociaciones y grupos sociales existentes, por considerarlos espacios de posible organización política. Esto incluía a los clubes deportivos, entre ellos, el Dínamo de Kiev, club asociado a la filial de la policía soviética en la ciudad; y el Lokomotiv de Kiev, club vinculado a la industria ferroviaria de la capital ucraniana. Estos dos equipos, por sus asociaciones a los Soviets y al desarrollo industrial, respectivamente, eran vistos por la comunidad completa como bastiones y estandartes de lo que había significado la revolución rusa para el pueblo soviético, incluso con la sombra de la hambruna todavía cerca.

Con el desmantelamiento de ambas instituciones deportivas, todos los jugadores que no se habían enlistado en el ejército para combatir a los nazis tuvieron que abandonar la actividad y conseguir nuevos trabajos. Los equipos de Kiev, particularmente el Dínamo, eran animadores constantes de la competencia local y los principales rivales de los clubes de Moscú, quienes dominaban la liga de aquel entonces. Muchos de estos deportistas con nivel de competencia nacional llegaron a las fábricas de pan ucranianas, particularmente a la panadería N°3, las que ahora eran utilizadas para abastecer de alimento a las tropas invasoras. Este trabajo, no obstante, les aseguraba poder llevar comida a sus familias.

Para el fin de 1941, la administración alemana permitió la creación de nuevas instituciones deportivas en Kiev. Fue así como, impulsado por el entrenador y periodista Georgi Shvetsov, se formó el equipo Rukh, el que buscó desde un principio contar con los mejores jugadores de la ciudad. No obstante, las grandes personalidades del fútbol de Kiev no quisieron sumarse al Rukh, pues existían rumores de que Shvetsov era colaborador de los alemanes, por lo que se mantuvieron en sus trabajos en la fábrica de pan. Joseph Kordik, un checo-alemán, era el director de la panadería N° 3 en aquel momento y, siendo hincha del Dínamo de Kiev desde siempre, conocía perfectamente quiénes habían sido sus trabajadores antes de la ocupación alemana. Fue él quien convencería a sus trabajadores y exjugadores de crear un nuevo equipo: FC Start.

El FC Start, aprovechando la nueva permisividad alemana con respecto a los eventos deportivos, comenzó a jugar algunos partidos amistosos. Entre sus titulares se encontraban ocho jugadores del Dínamo de Kiev (Nikolai Trusevych, Mikhail Svyridovskiy, Nikolai Korotkykh, Oleksiy Klymenko, Fedir Tyutchev, Mikhail Putistin, Ivan Kuzmenko, Makar Honcharenko) y tres jugadores del Lokomotiv de Kiev (Vladimir Balakin, Vasyl Sukharev and Mikhail Melnyk). La superioridad que mostraban estos exfutbolistas profesionales sobre sus rivales era abismante, como quedó demostrado en su primer partido documentado, la goleada por 7 a 2 que padeció el Rukh de Shvetsov. Tras otra victoria al también ucraniano FC Sport, el FC Start dejó de competir contra cuadros locales y comenzó a enfrentarse a equipos asociados a la administración alemana y sus aliados. Entre el 21 de junio y el 21 de julio, los panaderos de la ciudad ocupada vencieron inapelablemente a combinados de las guarniciones militares húngaras y rumanas, así como al equipo oficial de los trabajadores ferroviarios alemanes. 

Monumento a los jugadores de FC Start. En el suelo se lee Kiev escrito en ucraniano.

La voz comenzó a correr por todo el país y el FC Start, un equipo con varios jugadores en estado de malnutrición, empezó a transformarse poco a poco en un ícono heroico de la resistencia. Un equipo de las fuerzas de infantería alemanas fue su siguiente víctima, lo que acrecentó todavía más las voces a su favor que corrían por las calles de Kiev y, tras solicitar la revancha, los militares alemanes escogieron a la escuadra más fuerte que pudieron armar, lo que no sirvió de mucho, pues fueron derrotados nuevamente, esta vez por 6 a 0. En total, en esta serie de partidos, el FC Start terminó con ocho victorias sobre ocho encuentros, 37 goles a favor y solo 8 goles en contra.

La voz sobre el equipo de presos mal alimentados que vencía a las fuerzas de ocupación ganó todavía más fuerza al interior de una ciudad donde los muertos a manos de la administración nazi aumentaban considerablemente día a día, mientras los hechos esperanzadores para la población local escaseaban. Conscientes de esto, los alemanes formaron un equipo representante de la Luftwaffe (fuerza aérea) al que llamaron Flakelf. Convencidos de que este nuevo equipo sería suficiente para derrotar a la esperanza local y terminar de desmoralizar al pueblo ucraniano, los desafiaron a un nuevo encuentro el 6 de agosto y les entregaron todo tipo de facilidades, incluyendo la posibilidad de entrenar en el estadio de la ciudad, el Zenith. La historia, no obstante, no quiso ponerse del lado alemán y, nuevamente sin apelación, el orgullo nazi cayó derrotado por 5 goles a 1.

Los alemanes, entrando en desesperación, le exigieron la revancha al equipo de panaderos, y el segundo partido entre el FC Start y el Flakelf se llevó a cabo tres días después, el 9 de agosto. El partido, esta vez, se hizo con público: cerca de 2 mil personas pagaron los 5 rublos que costaba la entrada y llegaron al estadio Zenith para el que sería el último partido entre el FC Start, representante de la ciudad ocupada, y alguna escuadra alemana que portara las banderas de las fuerzas de ocupación. El resultado fue una victoria por 5 goles a 3 para el equipo de Kiev. Tras esto, el FC Start jugó un solo partido más, una victoria por 8 goles a 0 sobre su primer rival, el Rukh, en lo que terminó siendo el cierre apresurado de un ciclo.

Es en este punto donde acaban los registros y comienza el mito. Sobre el partido del 9 de agosto, que fue denominado posteriormente como el “Partido de la muerte”, existen muchas historias no verificadas. Por ejemplo, que al inicio, el árbitro, un oficial del servicio secreto alemán, se acercó al equipo ucraniano para pedirles que saludaran al público a la usanza nazi, o sea, un sonoro “Heil Hitler”, y que los jugadores del FC Start, ya en la cancha, tras levantar el brazo en saludo, se golpearon el pecho gritando “¡FizcultHura!”, el lema de muchas instituciones deportivas soviéticas que se traduce como “¡Viva el deporte!”. También se ha dicho que un pelotón de infantería alemán entró al camarín del FC Start durante el entretiempo -con el marcador favorable por 3 a 1 para los ucranianos- y amenazó de muerte a todos los jugadores si el partido no terminaba en victoria para el equipo de la fuerza aérea alemana. Incluso se ha dicho que el mismo Adolf Hitler estaba presente en el estadio y que, en uno de los últimos minutos del encuentro, el defensa Oleksiy Klymenko regateó a todo el equipo alemán, incluyendo al portero, y al llegar a la línea de meta, miró a Hitler y, mientras este le devolvía la mirada, lanzó la pelota de vuelta hacia el centro de la cancha. También circuló la historia de que los alemanes, incapaces de soportar esta nueva humillación, asesinaron a los jugadores del FC Start en la misma cancha, unos minutos  antes de terminar el partido. 

Afiche oficial del «Partido de la muerte».

Es en este punto donde acaban los registros y comienza el mito. Sobre el partido del 9 de agosto, que fue denominado posteriormente como el “Partido de la muerte”, existen muchas historias no verificadas. Por ejemplo, que al inicio, el árbitro, un oficial del servicio secreto alemán, se acercó al equipo ucraniano para pedirles que saludaran al público a la usanza nazi, o sea, un sonoro “Heil Hitler”, y que los jugadores del FC Start, ya en la cancha, tras levantar el brazo en saludo, se golpearon el pecho gritando “¡FizcultHura!”, el lema de muchas instituciones deportivas soviéticas que se traduce como “¡Viva el deporte!”.

También se ha dicho que un pelotón de infantería alemán entró al camarín del FC Start durante el entretiempo -con el marcador favorable por 3 a 1 para los ucranianos- y amenazó de muerte a todos los jugadores si el partido no terminaba en victoria para el equipo de la fuerza aérea alemana. Incluso se ha dicho que el mismo Adolf Hitler estaba presente en el estadio y que, en uno de los últimos minutos del encuentro, el defensa Oleksiy Klymenko regateó a todo el equipo alemán, incluyendo al portero, y al llegar a la línea de meta, miró a Hitler y, mientras este le devolvía la mirada, lanzó la pelota de vuelta hacia el centro de la cancha. También circuló la historia de que los alemanes, incapaces de soportar esta nueva humillación, asesinaron a los jugadores del FC Start en la misma cancha, unos minutos  antes de terminar el partido. 

Los jugadores no fueron asesinados al término del partido, eso puede darse por sentado, pues una semana después del “Partido de la muerte”, el FC Start venció al Rukh por ocho a cero, como se mencionó anteriormente. Algo que también es apoyado por los registros es que la detención de casi todo el plantel del FC Start por parte de la Gestapo tuvo lugar a cabo horas después del último encuentro con el Rukh. No había mayores motivos para la detención y posterior asesinato de los futbolistas, y se cree que Shvetsov, quien era todavía entrenador del equipo rival y sospechoso de ser colaborador nazi, tuvo un rol importante. La Gestapo los indicó como posibles agitadores y manifestantes peligrosos, algo que da cuenta, además, del estatus de íconos de la resistencia antifascista que habían adquirido los jugadores

Tras ser detenidos y torturados en las prisiones de la Gestapo, los sobrevivientes (Nikolai Korotkykh murió siendo torturado) pasaron varios meses en un campo de concentración ubicado a las afueras de Kiev. Allí, Nikolai Trusevych, Ivan Kuzmenko y Oleksiy Klymenko fueron asesinados y lanzados a las fosas comunes de Babi Yar. Los sobrevivientes no volvieron a jugar al fútbol.

La historia del FC Start es ejemplificadora sobre cómo las actividades diarias, como el fútbol, pueden ser baluartes de resistencia. Muestra también la necesidad que tiene el poder, la Alemania nazi en este caso, de legitimarse en todas las esferas posibles, y que combatir este avance tiene muchos rostros. Pero los numerosos relatos que han sido contados sobre la trágica historia del FC Start demuestran también la necesidad de toda esfera de poder de cooptar y resignificar los eventos para poder perpetuarse. Muchos libros y películas se han encargado de relatar en parte esta historia, las que tienen como finalidad la obtención de rédito económico -cultura como negocio- y propagandización -Sylvester Stallone como un prisionero de guerra estadounidense que vence a las tropas de Hitler en un partido de fútbol, en la película “Escape to victory” de 1981-. Tampoco puede dejarse de lado el uso de esta historia por el régimen soviético para construir ídolos con, por ejemplo, la entrega de medallas póstumas a quienes vencieron a los nazis en el estadio Zenith.

Quizá el homenaje más importante y más cierto sea el nombre del estadio Zenith. Hoy, al entrar, una placa le recuerda a todo visitante que está entrando al Start Stadium, lugar donde se llevó a cabo el Partido de la muerte. Y es, quizá, el homenaje más honesto: una placa y el nombre de un estadio no tan conocido que recuerda a uno de esos equipos que no consiguieron títulos, pero sí marcaron épocas y generaciones.

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