
La industria del fútbol lleva meses detenida y, sostienen, no puede seguir así. La opinión de los y las trabajadoras del deporte, así como de las distintas organizaciones sociales, no ha sido considerada. Tampoco lo ha sido su salud, como demostró O’Higgins de Rancagua. En el siguiente reportaje, buscamos la opinión de los actores y actrices del otro fútbol con respecto a la vuelta del deporte a un Chile con COVID.
Es un hecho que el fútbol moderno es una actividad económica y deportiva. Como tal, se ha visto considerablemente afectado por el avance de la pandemia de COVID-19, y uno de los efectos más importantes que ha causado es su suspensión total mientras persista la crisis sanitaria. Cada vez que se discute el retorno del deporte en este contexto, se toman en cuenta principalmente las opiniones de dirigentes, jugadores y empresarios (quienes perfectamente pueden también ser parte de la clase política en un Chile con tamaña concentración de poder). Sin embargo, el componente social del deporte en general, y del fútbol en particular, es ignorado casi en su totalidad.
Por eso es también relevante notar que las opiniones de los jugadores son más amplificadas cuando son funcionales a los intereses económicos que cooptaron este deporte. La voz de las jugadoras no ha sido consultada ni se ha evaluado tampoco el regreso en su disciplina. Un reciente reportaje de ADN Deportes mostró que la mayoría de los equipos profesionales, para mantener costos, se vieron en la “obligación” de reducir a las áreas femeninas y juveniles, las cuales tienen, sin lugar a dudas, un menor rédito económico inmediato. Asimismo, la opinión de los jugadores en cuanto trabajadores tampoco es escuchada. Y las sociedades anónimas no tienen interés alguno por velar sobre los derechos de sus trabajadores -tanto jugadores como cuerpo técnico y personal administrativo-, ni por su seguridad durante tiempos tan complejos como una pandemia. Una muestra de lo anterior es el caso de O’Higgins de Rancagua. En un escueto comunicado, anunciaron que, tras procesos internos de testeo, habían detectado cuatro trabajadores contagiados. Revista Obdulio se contactó con el club, quienes solo aclararon que no consideraban estos casos como un brote y no quisieron contestar a nuestras preguntas sobre protocolos de seguridad y planes de contención, entre otros temas (1).
Se hace, entonces, todavía más relevante la opinión de las organizaciones sociales ligadas al fútbol. En contraposición a los intereses del capital en el deporte, han sido estas entidades las que se han preocupado de velar por el valor sociocultural del fútbol y los intereses de aquellos que son usualmente silenciados o dejados de lado por no presentar puntos de vista con utilidades económicas.

Retorno a las canchas
Una de las fechas tentativas que tuvo más fuerza para volver a las canchas fue el 15 de agosto. Este día incluso contó con el acuerdo del consejo de presidentes y fue declarado por el nuevo presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), Pablo Milad, como una fecha en la que los clubes estarían en condiciones de volver a la competencia. Evidentemente, aquel plazo tentativo no se cumplió -algo completamente previsible dada la evolución de la pandemia en el país-, por lo que ahora la fecha que se indica como la más probable es el 28 de agosto. Dentro de las posibilidades que se barajan está el jugar solo en estadios que se encuentren en zonas con cuarentenas activas (intentando emular en parte las “burbujas seguras” que han tenido resultados disímiles en otros deportes y otras latitudes). Así, tanto la seguridad de los trabajadores como el espacio social que significa el fútbol para los hinchas quedan, nuevamente, en segundo y tercer plano.
Sobre el comentado retorno, Edmundo Valladares, presidente del Club Social y Deportivo Colo Colo, cree que el fútbol, así como todas las demás actividades, deberán volver a la normalidad en algún minuto, pero que, dadas las cifras de contagio que se manejan actualmente, pensar en una fecha específica es apresurado. “Eso nos debe llevar a hacernos una pregunta más de fondo, que tiene que ver con cuál es el fútbol, y deporte en general, al que aspiramos y que queremos seguir desarrollando”, explica. Una opinión similar manifiestan desde el Movimiento 15 de agosto, organización ligada a hinchas de Santiago Wanderers, para quienes el momento actual de la pandemia y los recientes casos positivos en Everton, Coquimbo Unido, Colo Colo, Curicó Unido y O’Higgins son una muestra de que no es posible garantizar la seguridad de los involucrados. “En un país que llora a más de 10.000 muertos por la enfermedad, parece una locura”, acotan. Además, explican que la decisión tiene componentes económicos muy enraizados, como son los contratos con el Canal del Fútbol (CDF), una de las principales fuentes de ingreso de los equipos profesionales. “Se está privilegiando el mantener andando la máquina de generar dinero que es el CDF sobre el resguardo de la salud de futbolistas, trabajadores y trabajadoras del fútbol y sus familias”, concluyen. Valladares comparte la influencia del CDF en este tipo de decisiones, y opina que también tiene que ver con la visión clientelar que existe alrededor del fútbol en la actualidad.
Una posición distinta es la que toman desde la Asamblea Hinchas Azules, organización cuya meta es recuperar al Club Universidad de Chile para sus hinchas. A su juicio, pese a que la opción racional sería no volver a jugar hasta que pueda garantizarse la seguridad de todas las personas involucradas en el quehacer del deporte, esta alternativa se contradice con los deseos de los y las hinchas de volver a ver jugar a su equipo. Además, dado que la decisión de volver a la competencia cuanto antes parece definitiva, “creemos que es políticamente más relevante aportar a que lo que ocurra sea de buena manera. Generar crítica constructiva y propositiva”.
Coinciden en parte con la Agrupación San Luis de sus hinchas, organización ligada a San Luis de Quillota. Para ellos, el fútbol debe ser de y para la gente y, por tanto, el regreso del fútbol debería ocurrir cuando existan condiciones óptimas en que se pueda garantizar no solo la asistencia a los estadios, sino los viajes de visitante. “Pero seamos realistas -explican-, eso es muy difícil que pase, y ya es un hecho que el fútbol volverá sin público. Hay contratos millonarios con los auspiciadores y con el CDF. La ANFP, al parecer, prefiere poner en riesgo a jugadores y familiares, antes que tener que devolver el dinero que ya recibió por los contratos antes mencionados”. Explican, además, que la complejidad para retornar al fútbol femenino puede ser todavía mayor por las problemáticas estructurales que allí se viven. “En el escenario actual, (un gran problema) son los costos médicos ante un eventual contagio. Las jugadoras, recordemos, en su mayoría no tienen vínculo laboral”.
Desde Católica para su gente, movimiento que, como su nombre indica, busca reconstruir y refundar el club para sus hinchas, son tajantes en su posición contraria al regreso a la actividad. “Se ha difundido que los clubes necesitan recaudar dinero y que, en esa lógica, deberíamos querer apurar el regreso. Pero nos preguntamos, ¿qué clubes? Ahora estamos manejados por una sociedad anónima, no nos sentimos parte de un club. Más bien, somos clientes de una empresa”, cierran.

Estadios vacíos
Los y las hinchas son un componente importante de la cultura futbolera latinoamericana, de aquello no hay duda. Y, para algunos grupos, son algo central. Desde el Movimiento 15 de agosto entienden a este deporte como identidad, sentido de pertenencia y asociatividad; sin público, no regresa realmente. “Para quienes entendemos al hincha como el elemento central e insustituible del fútbol -explican-, lo que retorna es lo que las propias SADP han denominado como ‘la industria’, que no es otra cosa que el grupo de empresas que producen el servicio de espectáculos deportivos». En esto coincide Valladares (CSD Colo Colo): “Para que vuelva el fútbol como nosotros lo entendemos, aún falta”. También considera que el regreso del deporte es el regreso de la industria deportiva propiamente tal, más que del fútbol como el entramado social, y, a su juicio, es difícil que éste regrese a la normalidad previa sin que existan los avances médicos y tecnológicos que así lo permitan. Otro punto al respecto que añaden desde Asamblea de Hinchas Azules se relaciona con la opinión de expertos en epidemiología para la confección de protocolos acordes a este inevitable retorno. También consideran necesario el análisis de la experiencia internacional, tomando en cuenta los resultados de los distintos protocolos y medidas que se han llevado a cabo en países donde el fútbol ya volvió.
Pero existen otros problemas concernientes a la hinchada si el fútbol regresa a estadios vacíos. Por ejemplo, desde San Luis de sus hinchas levantan la alarma sobre los abonos 2020. Para este año, San Luis SADP (la sociedad anónima que maneja al club) decidió modificar sus términos, eliminando la garantía de mínimo de partidos. El abono en tribuna andes para el año 2020 tenía un costo de casi 50 mil pesos (o 60 dólares). Sin garantía de partidos mínimos, y en caso de que el campeonato no volviera a jugarse con público este año, un hincha de San Luis abonado a tribuna Andes que haya asistido a todos los partidos de local que se disputaron esta temporada, habría pagado 25 mil pesos por cada entrada. Demandarán a San Luis SADP la restitución de los montos de los abonos. También tienen otras exigencias sobre la industria del fútbol: transmisión gratis del CDF, entendiendo que no es momento de pagar suscripciones a televisión premium; apoyo de televisación a los clubes de Segunda División Profesional, los que se han visto abandonados; apoyo económico al Sindicato de Futbolistas Profesionales (SIFUP), entendiendo que habrá una mayor cantidad de jugadores que serán liberados por sus clubes; y exigencias de salud para todo quien está inmerso en el universo fútbol.
Algo que debe tenerse en cuenta es que, aunque los estadios estén vacíos, el fútbol no dejará de lado su componente social. Así lo evalúan desde Católica para su gente, quienes, aunque extrañen ver a Universidad Católica en la cancha, entienden que el contexto ha propiciado otras formas de hacer club y organización que escapan a lo netamente deportivo y a lo que ocurre en los 90 minutos de partido. “Hoy estamos haciendo club mediante distintas iniciativas sociales, las que se han levantado desde el 18 de octubre en adelante”, explican. Entre ellas, se cuentan cabildos ciudadanos, campañas solidarias y repartición de cajas de alimentos, entre otras. El rol social de los clubes también es destacado desde Asamblea de Hinchas Azules, para quienes la pandemia ha demostrado que los clubes podrían tener una relevancia social que no tienen hoy bajo el modelo de sociedades anónimas. Entienden que la única vinculación directa que tiene la hinchada con el equipo ocurre durante los partidos, lo que haría el jugar sin público algo todavía más nocivo. “En el caso de tener una estructura de trabajo comunitario en torno a la ‘U’, podría haber alternativas a esta situación, alternativas hoy inexistentes en el modelo de Sociedades Anónimas”, cierran.
La disputa es ideológica y política, en eso hay consenso. Y el terreno de esta disputa particular, a juicio del Movimiento 15 de agosto, es el fútbol, «incluso desde la concepción misma de este deporte. Por eso resulta tan importante como urgente levantar una postura política clara respecto a este tema y plantar resistencia frente a la normalización de la idea de que el fútbol es posible sin hinchas. No hacerlo es capitular frente al fútbol de mercado y aceptar que no somos más que clientes. Como organización, no estamos dispuestos a firmar esa rendición», declaran.
(1) La mañana siguiente a la publicación de este reportaje, O’Higgins de Rancagua se contactó con Revista Obdulio señalando lo apresurado de este artículo. Por transparencia, queremos aclarar que la información fue solicitada al club el día martes 4 de agosto, cinco días antes de la publicación de este reportaje.