
Fernando Clement
Colaborador Asociación Hinchas Azules
Hace unas semanas atrás, Kim Lin, hija del dueño del Valencia (equipo histórico de España), escribiría sin asco a través de sus redes sociales: “El Valencia es nuestro y podemos hacer lo que queramos con él, nadie puede decirnos nada”. Esto, tras la críticas de la hinchada del equipo a la gestión de su padre.
Como es sabido, en gran parte de Europa, los clubes de fútbol ya no existen desde hace bastantes años. Hoy en día no son más que una propiedad de un determinado jeque o multimillonario que hace con el equipo lo que se le da la reverenda gana. Son capaces hasta de cambiarle el escudo y los colores de la camiseta, faltándole el respeto a toda una historia y a toda una hinchada que hay detrás.
Acá en Chile vivimos una situación muy similar con las sociedades anónimas. El o la hincha no tiene ningún tipo de participación, no existe democracia, excluyen a la hinchada de algo que le pertenece y sólo nos ven como un simple cliente.
Tras la nefasta y horrenda administración de Azul Azul SA, he leído en redes sociales a hinchas de la “U” pidiendo que lleguen inversionistas extranjeros (árabes, cataríes, mexicanos, chinos u otros), sobre todo en las últimas semanas ante rumores surgidos en esas mismas plataformas. Estos hinchas señalan que con la llegada de capitales extranjeros “ganaremos la Libertadores, tendremos muchos títulos y nos construirán estadio”. Al leer esto, yo digo, ¿ESTO ES EN SERIO?
¿Vender completamente el alma por unas copas? ¿Perder totalmente la identidad? ¿Transformarnos en cualquier cosa como varios equipos de Europa? ¿Arriesgar un cambio de nombre, escudo o colores? ¿Faltarle el respeto a toda una historia? Reitero, ¿ESTO ES EN SERIO?
Lo más importante en el fútbol jamás han sido los títulos, sino la identidad, el sentido de pertenencia, lo que representan tus colores, tus ideales. Por ejemplo, ¿qué sentido tiene que equipos como el París Saint-Germain o el Manchester City ganen títulos todas las temporadas, si no representan actualmente a nada ni a nadie más que al jeque de turno? ¿Tiene sentido ganar títulos y ser protagonista de esta forma?
El verdadero fútbol va de la mano con las y los hinchas, los únicos y verdaderos dueños de los clubes, con democracia, con presencia en todos los rincones del país, de norte a sur, con la participación y voz de hinchas de todas las edades. Ese es el verdadero fútbol, jamás el de las sociedades anónimas y el de los jeques.