
Germán Lacámara
Colaborador Asamblea de Hinchas Azules
“El amor a la camiseta” es una expresión que nos habla de amor, pero también de identidad. Uno no ama simplemente una confección de tela, sino lo que esta representa, los valores que defiende, la institución tras ella, en nuestro caso, el Club Universidad de Chile. Pues, pese a que Azul Azul nos haya quitado el derecho a voz y voto, dejándonos relegados fuera del búnker del Centro Deportivo Azul (CDA), tenemos claro que el club es la gente. La U es su gente.
Es común que cada azul que tenga alguna camiseta le guarde algún cariño especial porque le evoca vivencias relacionadas al club y es probable que la guarde como un tesoro. Y puede ser una o cien, pero cada camiseta tiene ese “algo” que cada persona sabrá definir. Mi primera camiseta fue la de 1996, con un diseño muy barroco, tapizada en chunchos por todos lados y, cada vez que la miro, retrocedo a la época de la nueva U, con un bicampeonato conquistado y los sueños de una Libertadores que se nos privó de ganar. Estoy seguro de que cada azul que lea este párrafo, recordará alguna camiseta y su vínculo con ella. ¿Algún gol? ¿Un título? ¿Una derrota que reforzó el amor por la U? ¿La usaste para una pichanga especial? ¿Un romance? Posibilidades infinitas.
Durante la semana se lanzará oficialmente el nuevo modelo de camiseta alternativa de la U. Una camiseta blanca, color que para algunos es polémico, pero lo cierto es que es histórico de nuestra institución. Las primeras camisetas de nuestra historia fueron de este color y no es algo que nos debiera marear. Transcurridos algunos años, apareció el azul, que es nuestro color definitivo (1934), y el blanco pasó a un segundo lugar. Hay adeptos a la camiseta alternativa color rojo (que aparece por primera vez por ahí por 2001), otros a la blanca. A mí me gusta que alternen. Nuestro escudo, el chuncho, contiene azul, rojo y blanco, y cualquiera de estos últimos dos colores de alternativa me parece bien. El punto de discordia es que nos presentan una camiseta blanca con sponsors negros; horrorosa combinación (algunos dirán que es un azul demasiado oscuro, tan oscuro, que se ve negro, lo cual no hace diferencia). Y, por si fuera poco, le agregan detalles grises, quién sabe por qué, en los hombros.

Y bueno, esta historia empieza ya hace muchos años, con el mercado devorándose al fútbol para explotarlo y generar fortunas inimaginables. La venta de indumentaria de los clubes es una arista más. En el fútbol europeo comenzaron a aparecer camisetas alternativas de todos colores, muy vistosas; luego se replicó este modelo de negocios en Latinoamérica. Recordarán ustedes que ya en 2005 se tanteaba en foros una camiseta amarillo flúor para la U, la cual no “prendió” hasta que ganamos la Sudamericana y al año siguiente apareció la polémica camiseta con la excusa de que era por el brillo de la copa o algo así. Incluso aparecieron vergonzosas frases comerciales como “Una estrella cambió mi vida”. Contrario a lo que pensé, esa camiseta fue un éxito de ventas y la misma hinchada en el estadio cambió sus clásicas tonalidades para dar paso a esta moda; se podían divisar fácilmente camaradas como marcados con destacador.
La tendencia siguió. Ustedes recordarán la camiseta chirimoya alegre, la indumentaria deportiva celeste, también hubo una camiseta azul con dorado, por ahí una camiseta blanca con una franja cruzada color rojo (al menos fue roja y no celeste), y ahora, el flamante diseño blanco con negro. Entonces es más que válido preguntarse si existe identificación con estas camisetas. ¿Qué tienen que ver con la U y aquello que esta evoca en los corazones azules, estos colores? Nuevamente la hinchada queda fuera de una discusión importante que se debería tomar como un club democrático. Por un lado, me parece entendible que se necesiten los recursos de merchandising para muchas cosas y no es pecado comercializar la camiseta, pero ¿hasta qué punto hay que llegar? ¿Es una camiseta blanca con negro aquella que defiende valores como, por ejemplo, el aguante y camaradería que caracterizan al pueblo azul? ¿No deberíamos como hinchas, al menos, poder entrar a la sede del club y poner el tema en la mesa? ¿Que tengamos voz quienes consideramos que una camiseta amarillo flúor, una chirimoya alegre o la actual alternativa, no representan al Club Universidad de Chile como institución? Una vez más, la hinchada queda relegada a su único rol de consumidor: lo que Azul Azul S.A. quiere de nosotros.
La idea no es decir “no la compren” o que esté equivocado quien quiera comprarla. Cada uno sabrá lo que hace y tendrá sus razones, pero sería positivo que se reflexione un poco sobre la identidad de la U y poder discutirlo con los y las camaradas. Al menos, que podamos poner el tema en la mesa y hacer un poco de “club” a través del intercambio de ideas sin que el mercado regule nuestra opinión, ni lo que debemos consumir, ni lo que nos debe representar.