
Roberto Rabi González
Asamblea Hinchas Azules
Los últimos días de mayo son especiales para la gente de la “U”.
El 24 de mayo es sin duda un día importante en nuestra historia: en 1927 se llevó a cabo una relevante reunión en dependencias del Diario Ilustrado, en la que dirigentes del Club Náutico Universitario y la Federación Universitaria acordaron cierto papeleo con el Internado FC, como era conocida la “U” en ese entonces, para que pudieran competir en la Liga Central de Football de Santiago. En 1928 se formalizó el acuerdo que tenía una finalidad absolutamente práctica, y significó un nuevo nombre: “Club Universitario de Deportes”. Ni antes ni después de esa fecha, el equipo usó una “U” en el pecho ni camiseta azul, pero sin duda era, y desde mucho antes, el club de fútbol que hoy en día mueve multitudes y genera pasiones desenfrenadas.
El 26 de mayo de 2006, la Cuarta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago revirtió un fallo de primera instancia del año 2004 y decretó la quiebra de la Corporación de Fútbol Profesional de Universidad de Chile (Corfuch), siendo designado José Manuel Edwards como síndico de la entidad fallida. Lino Díaz, en representación de la Corfuch, interpuso un recurso de casación con lo que consiguió frenar la imposición del régimen jurídico y económico de la quiebra. Después de esa fecha lamentable, año tras año, los hinchas hacían una velatón fuera del Estadio Nacional, en la víspera de dicho aniversario. Entonaban el himno en el marco de una ceremonia que con los años se transformó en una expresión de rechazo a la concesionaria Azul Azul S.A. Se dice que, como una forma de invisibilizar esa manifestación de las bases, los dirigentes de la sociedad anónima decidieron sobredimensionar la importancia de la anécdota del día 24 de mayo, celebrándola, de manera inhabitual, como la fecha de fundación de la “U”. Se ganaba comercialmente, porque permitiría celebrar de manera publicitaria (bastante pobre y plástica, por cierto) los supuestos 90 años de la “U”. Supongo que algo están planificando para un pretendido centenario.
Evidentemente, tal novedosa costumbre no pasó desapercibida. Los historiadores, que discutían ensimismados si la fecha de nacimiento de la “U” era el 1 de abril de 1919 o el 25 de marzo de 1911, observaron el burdo procedimiento con incredulidad y bastante desprecio intelectual.
Lo cierto es que la “U”, como expresión cultural, es una institución que se ha ido decantando a través del tiempo, siendo lo fundamental de su existencia, ser la cara visible del fútbol de la Universidad de Chile y convocar con una mirada laica, inclusiva y entusiasta a quienes quisieran formar parte del fenómeno. Evidentemente, los antecedentes, documentos y las fechas reconocidas por las anteriores administraciones y los registros de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) y la Asociación Central de Fútbol de Chile (ACF) señalan que ese día no nació la «U». El 24 de mayo es una fecha para conmemorar y recordar como uno de tantos hitos del camino de crecimiento de la “U”; antes de ese día, el fútbol de la “U” ya tenía presencia, mística y representaba en buena medida, los valores a los que nos referimos: desde el 25 de marzo de 1911, fecha en que el Internado Football Club comienza formal y materialmente a acoger el fútbol de carácter universitario de la casa de Bello, con espíritu social y competitivo. Desde ese momento y no otro, la “U” es la “U” que conocemos.
El Círculo de Historiadores e investigadores de la «U» ha insistido en la fecha de 25 de Marzo de 1911 de manera cada vez más enfática y documentada, puesto que fue la que el mismo club Universidad de Chile inscribió al acceder al profesionalismo en 1938. Y no se trata de una cuestión de egos ni de priorizar unos papeles sobre otros, se trata de respetar la importancia de los valores en juego. De personajes históricos como Carlos Fanta y Arturo Flores Conejeros, quienes no pueden ser entendidos como personajes pintorescos con cierta actividad anterior al nacimiento de la “U”, sino como nuestros auténticos padres fundadores.
Por eso es que la gente de la “U” debe estar atenta. Cuando lo que importa para la elite dirigente no es preservar valores, sino adueñarse de las instituciones que otros han creado con cariño y sentido social, únicamente para incorporarlas a su entorno de activos financieros, se ha perdido no solo una batalla.
No dejemos que eso pase.