
Para las mujeres todo es político, sin ninguna duda. Por eso, el nombramiento de Macarena Santelices como ministra de la Mujer y Equidad de Género no ha pasado desapercibido para el movimiento feminista, que no tardó en reaccionar y llamarlo por lo que es: una provocación y afrenta al movimiento y a la memoria de los pueblos.
No es solo por sus dichos racistas, xenófobos y misóginos, que ya están ampliamente documentados en redes sociales. La nueva ministra Santelices ha demostrado desde el principio que no es apta para el cargo. En su primer discurso le habló a la elite chilena diciendo que el énfasis de su gestión será para que haya más mujeres en los directorios -enfoque muy superficial que apunta a quienes están en posición de priviliegio-, y apostó a la ya conocida política del olvido, pidiendo que se le juzgué por lo que haga “de aquí en adelante”.
Hoy, hay una ministra que, en su primera entrevista televisada, no pudo diferenciar el aumento de llamadas por violencia intrafamiliar con el número de denuncias realizadas. Hay una ministra que señaló que su única experiencia para el puesto es ser mamá y haber sido alcaldesa, cargo que tampoco realizó bien en materias de género: hizo caso omiso a denuncias de acoso sexual cometido por el director de una escuela de su comuna en contra de una profesora y estudiantes menores de edad. Quedó al descubierto cuando, en entrevista en CNN/CHV, no sabía que el funcionario acusado sigue en su cargo.
Hay una ministra que dice que las policías están muy capacitadas para hacer frente a denuncias. Sin embargo, en abril, una mujer que ya había denunciado a su agresor tres veces, fue asesinada. Hay una ministra que no solo en su primera publicación de redes sociales mostró la ubicación de una casa de acogida para mujeres víctimas de violencia -lo que es muy peligroso para la seguridad de todas ellas-, sino que además hay una ministra que no entiende la importancia de visibilizarnos a través del lenguaje, ocupando el masculino de las palabras “preocupados”, “orgullosos”.
A pesar del errático nombramiento de Santelices, es muy necesario también ampliar el debate sobre la importancia e influencia que tiene el Ministerio de la Mujer. Durante el último año, la cartera ha sufrido un desmantelamiento de algunos de sus más importantes programas, los que, sin duda, eran un aporte para la erradicación de la violencia hacia las mujeres. Los nombramientos de Plá y Santelices son una muestra de que la cartera es cuoteo político y la confirmación de algo que ya sabíamos: a la derecha no le importan nuestros derechos.
Otra muestra de lo anterior es que el gobierno de Sebastián Piñera ha liderado campañas comunicacionales inútiles para combatir la violencia hacia la mujer durante esta pandemia. La iniciativa “Mascarilla 19” no tiene ningún sentido. ¿Cómo una mujer que está siendo víctima de violencia podrá ir a una farmacia? ¿Por qué avisarles por televisión abierta a los agresores sobre el “código secreto”?
Si bien esperamos que Santelices deje el ministerio lo antes posible, no tenemos esperanza de que el gobierno neoliberal y de derecha de Piñera asigne a alguien competente para el cargo. Hay una ministra irresponsable que criminaliza y desacredita al movimiento feminista, mostrando una ignorancia profunda sobre el rol y la influencia histórica de las mujeres en la conquista de sus derechos.
Macarena Santelices es, también, defensora del asesino dictador Augusto Pinochet, quien fue su familiar. Su presencia no hace más que demostrar que para este gobierno, los numerosos crímenes de la dictadura chilena contra las mujeres no son algo tan grave a la hora de decidir los nombramientos políticos. Su figura, como era de esperar, ha provocado rechazo transversal en los distintos espectros de la sociedad, siendo el deporte uno de ellos. Seleccionadas nacionales, figuras destacadas y numerosas organizaciones feministas ligadas a clubes e hinchadas han mostrado su oposición al nombramiento de la nueva ministra, evidenciando una vez más que en la práctica, el deporte es también un espacio político y social.
Mientras ella siga en su cargo, seguiremos escuchando entrevistas de la exalcaldesa y ex candidata a gobernadora demostrando que le queda grande el poncho y que no sabe de lo que habla porque, para la ministra Santelices, “para saber de género hay que ser mujer”. No, Macarena. “El feminismo no tiene color político”, dijo. No, Macarena. El feminismo, por sus bases y considerando sus matices, no puede ser de derecha. El feminismo de derecha no es feminismo. Punto.
Después de esto, ¿qué es mejor, tener o no tener ministra? Tal vez no tendremos ministra, pero sí tenemos memoria.
#NoTenemosMinistra