
Alvaro Valenzuela Pineda
Colaborador Asamblea de Hinchas Azules
Y llegó marzo, al fin llegó marzo. El temido marzo. No, no me refiero a Fernando Larraín con un gorro chilote invitándonos a consumir un crédito para poder pagar los gastos asociados a este mes. Tampoco me refiero a esa insoportable vuelta al colegio, levantarse temprano o al tráfico lento y eterno propio de la época. No, esta vez es distinto. En la Moneda no están pegados al televisor mirando el control de tránsito, tampoco llegaban los informes de la cantidad de selfies de los padres o las madres acompañando a sus hijas o hijos al primer día de clases. Esta vez saben que marzo puede ser un mes eterno para quienes trabajan en el Palacio de Gobierno.
A pesar de lo mucho que se ha hablado de lo vital que puede resultar para su futuro el tercer mes del año, el Presidente se ha esmerado estos dos días en meter leña a la hoguera. Sin ningún tipo de tino, en una entrevista que tuvo mucho de relaciones públicas solo se dedicó a despotricar consignas facilistas contra la famosa y manoseada “violencia”. De agenda social, nada. De Derechos Humanos, ni una coma. Solo eslóganes cargados de mentiras y falsedades para convencer a un público que ya no le cree palabra alguna. Pero lo peor vino el lunes 2 de marzo: en el marco de la promulgación de la conocida “Ley Gabriela”, Piñera tuvo una serie de frases totalmente machistas y misóginas. Sin ninguna vergüenza, la primera autoridad dejó de tener, precisamente, autoridad. Una provocación que debería estar penada por ley.
Pero no solo para el gobierno es vital el mes que recién hemos empezado, también lo es para nosotros y nosotras que vivimos y estamos en este país. Los y las que llevamos años viendo cómo los sueños se destruyen en nuestra nación. En distintos territorios, el descontento creció y explotó como bomba H el famoso 18 de octubre pasado. La trinchera desde la que escribo, con el apoyo de muchas y muchos camaradas, es la del fútbol, pero no solo como deporte, sino como actividad social, en especial con los espacios que históricamente entregaron los clubes para sus barrios, ciudades e incluso países. Muchas veces fueron centros de desarrollo social y deportivo para niños, niñas, jóvenes y personas adultas; lugares, puntos de encuentro comunitarios y autogestionados que fueron arrebatados para entregárselos en bandeja a los grupos de poder.
Desde esta hermosa trinchera de color azul tenemos una opción clara y una forma de participación constante; tenemos una voz marcada, fuerte y que ha sido estable durante años. En este mes de marzo, nuestra lucha debe ser abrazando a otras organizaciones con el cariño y respeto que se debe tener al pueblo y siempre entendiendo que llevando el nombre de la gloriosa Universidad de Chile, tenemos el lugar común de la República, un deber con el país, un compromiso con Chile, su gente y nuestros valores.
Estamos en un momento crucial y bisagra del que no nos podemos restar; es el instante, el preciso instante de tomar una postura, y en la AHA sabemos que esa decisión no es simple, porque implica muchas aristas, y no será el óptimo desde la forma en que se gestó y que se ha ido construyendo, pero es una oportunidad para el país, para el pueblo y para los y las camaradas que están en todo Chile.
Tenemos la oportunidad de empezar a construir y la AHA toma la opción valiente de decir presente para trabajar desde marzo pensando en abril, para soñar en que se pueden recuperar espacios y hacernos firmes desde nuestra trinchera. Para volver a crear desde una nueva carta magna con el optimismo y fe que nos caracteriza.
Por eso, yo aprUebo, así, con U de Universidad de Chile.