Todos tienen que caer

Nuestra Cruzada

Cuando nos agrupamos y reconocemos desde el feminismo es cuando cuestionamos todo. Nuestros espacios; nuestras carencias; nuestra formación; nuestro actuar con otras, otros, otres y con nosotras mismas; y sobre todo nuestras vivencias más dolorosas, que por el hecho de ser mujer suelen ser acoso, abuso y discriminación.

Durante nuestra militancia feminista en Nuestra Cruzada, hemos conocido luchas de compañeras que, tal como nosotras, se agrupan desde sus trincheras. Y es que todas entendemos que el feminismo debe ser el prisma para mirar desde cualquier lugar, porque las mujeres estamos en todos los espacios.

Esta semana se conoció la denuncia por abuso sexual y violación hecha por dos hermanas en contra de los empresarios del fútbol Sergio y Pablo Morales. Empresarios del fútbol, el mismo lugar donde habitamos y luchamos como agrupación.

Y es que cualquier denuncia como esta, en cualquier espacio, nos indignaría y alzaríamos nuestra voz, pero este caso en particular también nos hace reflexionar sobre la enorme cantidad de críticas, ataques y amenazas que recibimos como feministas en el fútbol.

¿Qué tiene que ver el fútbol y el feminismo? ¿Qué tiene que ver una denuncia como esta con nosotras o con el fútbol? Bueno, los acusados son Sergio Morales, representante de futbolistas de clubes como la UC, Colo Colo, Palestino, Coquimbo y otros; y su hijo Pablo, gerente general de Coquimbo Unido. O sea que esos abusadores se pasean libremente por nuestros estadios. Los mismos estadios que prohíben la entrada a quienes se manifiestan por demandas sociales no tienen problemas en permitir el libre tránsito y, sobre todo, hacer negocios con hombres como estos. Y, como si fuera poco, el abogado defensor de estos abusadores es un miembro del tribunal de disciplina de la ANFP.

Traemos este tema a colación porque desde que existe Nuestra Cruzada, hemos enviado a la gerencia de la Sociedad Anónima administradora del CDUC denuncias de mujeres hinchas del club que han sufrido violencia, acoso y abuso cometidos por otros hinchas (algunos de estos casos hasta judicializados), siendo algunas de esas agresiones incluso en las galerías de San Carlos de Apoquindo, sin que la gerencia haya hecho algo por protegernos. Claramente no les importa. A la ANFP tampoco.

Aplaudimos la valentía de las hermanas que denunciaron a los Morales. Aplaudimos a las compañeras que han confiado en nosotras para denunciar a los machos que llenan nuestras galerías, impidiendo que sea un lugar seguro para nosotras. Si las instituciones no nos cuidan, lo haremos entre nosotras. Lo único claro es que ya no estamos solas, y que todos tienen que caer.

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