Espacios cerrados para ciudadanos silenciados

Verónica Loyola Fajardo
Colaboradora Asamblea de Hinchas Azules.

Al mediodía del viernes 20 de diciembre de 2019, fuimos testigos de cómo el actual Intendente Metropolitano manifestaba sin tapujos que en Chile, para poder reunirse en espacios públicos, es necesario previamente solicitar autorización a la autoridad competente, añadiendo que la Intendencia Metropolitana desde aquel momento tendría tolerancia cero con las manifestaciones no autorizadas. Junto con ello, llamó a no intentar congregarse aquel viernes en Plaza Dignidad, pues, de repetirse lo que venía ocurriendo hacía ya 9 viernes de manera consecutiva, Carabineros haría uso de todos sus recursos para imponer el orden.

Aquel día fuimos testigos de cómo al menos 1500 efectivos de Fuerzas Especiales efectuaron una estrategia de “copamiento preventivo” en el corazón de Santiago con el objeto de que no pudiésemos ejercer nuestro legítimo derecho de reunión en dicho lugar. Lógicamente, nadie había solicitado autorización y, ya estaba dicho, no éramos bienvenidos allí.  

El saldo de aquella tarde es conocido: cientos de personas fueron víctimas del criminal actuar policial, siendo el caso más tristemente emblemático el del joven de 20 años Óscar Pérez, quien sufrió graves lesiones al haber sido aplastado intencionalmente por dos carros policiales. Luego de un par de horas de lucha, los y las manifestantes hicieron suyo el centro de la plaza. Vítores resonaban en el ambiente, una especie de toma de la bastilla a la chilena se vivió en aquella calurosa tarde de verano en Santiago que, aunque lamentablemente no tuvo las consecuencias históricas de aquel hecho, sí se rompió el candado de Guevara.

El miércoles 05 de febrero de 2020, y luego de que algunos y algunas hinchas de Universidad de Chile decidiesen manifestarse en el Estadio Nacional en los dos últimos duelos que se habían diputado en dicho reducto, José Luis Navarrete, presidente de Azul Azul S.A., determinó que la galería sur del estadio sería clausurada hasta nuevo aviso. Los y las hinchas azules ya no eran bienvenidos en ese espacio. Autoridades de todos los sectores aplaudieron la medida y la prensa amarillista felicitó a la concesionaria por tomar medidas concretas en contra de la violencia. La galería sur del Estadio Nacional se cerraba para los hinchas e, hipócritamente, muchos pretendieron olvidar los horrores del pasado mostrándose espantados con el nivel de violencia que representaban las acciones de los hinchas. “Nunca vimos tanta violencia en el Estadio Nacional”, osaron decir algunos. 

En ambos casos nos encontramos frente a acciones concretas a través de las cuales quien ostenta el poder utiliza el cierre de los espacios como herramienta de control social. No permitir que podamos reunirnos en los lugares que hemos escogido para manifestar nuestro descontento con la vida de desigualdades a la que nos han obligado a vivir es, hoy por hoy, la herramienta de moda para intentar silenciarnos. 

Si bien en algunas ocasiones ellos tienen la llave del candado y pueden ejercer su medida de censura de manera simple y efectiva, en otras, aun cuando usen de toda su fuerza criminal, no son capaces de imponer sus barreras al pueblo. En uno y otro caso, siempre encontraremos la manera de seguir haciendo sentir nuestro descontento. Sépanlo: pongan todos los candados que quieran, siempre encontraremos una puerta para abrir.

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