
Felipe Richmond M.
Colaborador Asamblea de Hinchas Azules
Desde el 18 de octubre hasta la fecha, cuando millones hemos salido a las calles, a los caceroleos, a las barricadas, y también a instancias locales y barriales de discusión, el foco y los esfuerzos han apuntado a exigir y luchar por aquellas demandas que nos permitan vivir en una sociedad más justa y en la cual se garanticen los derechos sociales más elementales. Los mismos derechos que no han sido ni serán garantizados bajo este sistema neoliberal y capitalista a ultranza que ha imperado en Chile desde hace casi cuatro décadas. Resulta lógico sostener que es prioritario reclamar por aquellas situaciones de dominio, desigualdad, abuso e injusticia que apremian, explotan, endeudan y empobrecen a nuestro pueblo.
A partir de lo mencionado anteriormente, no es un enigma el que el capitalismo neoliberal chileno ha permeado también al deporte, específicamente al fútbol. No sólo en lo que respecta a la funesta Ley de Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales, sino que también al acceso y al derecho a informarse que el pueblo tiene, ya sea para ver los encuentros como también los goles. En consecuencia, resulta importante reinstalar en el debate el proyecto de ley “Goles para Todos”, el que fue aprobado el 23 de octubre de 2018 en la Cámara de Diputados. Esta iniciativa busca que se transmitan por televisión abierta un partido de Primera A o Primera B a la semana y dos partidos de fútbol femenino nacional al mes. Asimismo, los goles podrán ser pasados y retransmitidos por todos los canales y noticieros a la misma hora.
Cabe mencionar que desde 2002 la TV abierta no transmite un partido del campeonato nacional (el 2003 se creó el Canal del Fútbol). Y desde 2005 rige la política de exclusividad de los goles, en la cual un solo canal tiene la primicia para su difusión inmediata. Todo esto se suscitó en tiempos en que ya se empezaba a fraguar y a poner en marcha la privatización del fútbol chileno, esto es, durante el gobierno de Ricardo Lagos, del cual uno de sus ministros, Heraldo Muñoz (vocero en ese entonces), estuvo dentro de los principales impulsores.
Actualmente, este proyecto se encuentra en la Cámara Alta a la espera de su discusión. Si bien es altamente improbable que sea discutido a la brevedad, dado el contexto político y social que estamos viviendo, esta iniciativa puede presentarse como una oportunidad ante la cual como hinchas podemos tomar posición de forma clara. Por tanto, y al calor de la puesta en jaque del modelo capitalista neoliberal chileno, se pueden considerar los siguientes elementos.
En un primer momento, todo aquello que guarde relación con que el fútbol llegue a todo el pueblo, sin la necesidad de tener que pagar ni contratar un servicio adicional, favorecería a masificar, acercar y democratizar el acceso al fútbol. Tomando en consideración la apertura informativa, eso podría potenciar la existencia de un mayor conocimiento y apego de la gente respecto al campeonato nacional.
En tal sentido, este proyecto puede ser una oportunidad para que el fútbol se despoje de su actual lógica mercantil y se aproxime y retome su impronta fundamentada en el deporte como derecho social. Y, desde esta perspectiva, recoger y proyectar ciertos elementos relativos al fútbol como deporte, como un mayor fomento, acceso e infraestructura tanto en su rol de asistente como en su práctica. Esto, en un país donde el estilo de vida capitalista y neoliberal ha sido uno de los principales responsables de las altas tasas de sedentarismo en nuestra población.
En consecuencia, cabe preguntarnos, ¿Es “Goles para Todos” una fisura al modelo de fútbol de mercado? Es indesmentible que este proyecto por sí solo no basta. Sin embargo, puede adquirir mucha fuerza si como hinchas lo instalamos en el debate para su pronta concreción y lo vinculamos como complemento y parte de un proyecto global y colectivo que encarne demandas concretas que permitan recuperar el rol social del deporte, en este caso, del fútbol. Propuestas profundamente conocidas: el fin de las SADP, para que los clubes vuelvan a ser de su gente y con estructuras orgánicas participativas y democráticas; el fin de Estadio Seguro y la criminalización de los y las hinchas; bajar el costo elevado de las entradas con el objeto de que asistir a un espectáculo deportivo sea más inclusivo y democrático; la profesionalización del fútbol femenino; acabar con los trabajos y salarios precarios de quienes trabajan en el fútbol; entre otras medidas más.
De nosotros y nosotras depende que “Goles para Todos” cumpla el papel impulsor y de fisura al modelo de mercado y que no quede en un mero maquillaje al fútbol privatizado. Teniendo esta claridad, podremos salir jugando desde nuestra área para hacerle un gol y derrotar al lucro y mercantilismo imperante. Y más aún, podremos derrotar a esa caricatura permanente que hace la oligarquía respecto a quienes amamos este maravilloso deporte: que somos sujetos y sujetas carentes de pensamiento, sin reflexión ni crítica. “Cabezas de pelota” nos llaman. En este momento histórico, tenemos un importante desafío. Sin duda alguna, y por más arduo que sea el camino, tenemos mucho por ganar.