
Nuestra Cruzada
“Para que nunca más en Chile
la sangre hermana sea derramada
y no deje de florecer la libertad”
Sol y lluvia
En el contexto en que nos encontramos y ante las situaciones vividas ¿no les parece paradójico conmemorar un año más de la Declaración Internacional de los Derechos Humanos cuando en Chile se están violando dichos derechos? Llevamos 56 días desde el inicio del estallido social y, desde ese mismo día, la violación a estos derechos no ha sido más que un hecho recurrente, amparado y validado por el gobierno de diversas formas.
Son de conocimiento público los dichos que han realizado tanto representantes de gobierno como los de las fuerzas represivas del Estado. En reiteradas oportunidades, las autoridades no solo negaron los hechos violentos ejecutados por militares y carabineros, sino que también dejaron entrever que no se les juzgaría por estos. Cabe recordar que el 13 de noviembre del presente año, Mario Rozas, Director de Carabineros de Chile, declaró: “a nadie voy a dar de baja por procedimiento policial, a nadie. Aunque me obliguen, no lo voy a hacer”.
Los antecedentes son claros. Los dichos, tanto de las autoridades de gobierno como los de FF.AA y Carabineros de Chile, distan mucho de los antecedentes entregados por instituciones relacionadas a Derechos Humanos como el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), Human Rights Watch (HRW) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El INDH señaló, entre otros antecedentes, que al 6 de diciembre había 352 personas que resultaron con daños oculares, de los cuales 331 presentaban traumas o lesiones, mientras que 21 personas terminaron con estallido o pérdida del globo ocular. Asimismo, la CIDH en la misma fecha expresó su total rechazo y condena al uso excesivo de la fuerza en el contexto de la protesta social, recalcando que existieron “hechos de violencia sexual, tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes en el contexto de las detenciones».
Respecto a lo mismo, la directora de las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara Rosas, señaló que “la intención de las fuerzas de seguridad chilenas es clara: lesionar a quienes se manifiestan para desincentivar la protesta, incluso llegando al extremo de usar la tortura y violencia sexual en contra de manifestantes. En vez de tomar medidas encaminadas a frenar la gravísima crisis de Derechos Humanos, las autoridades bajo el mando del presidente Sebastián Piñera han sostenido su política de castigo durante más de un mes, generando que más personas se sumen al abrumador número de víctimas que sigue aumentando hasta el día de hoy”. El informe de HRW también es categórico respecto a las violaciones de los Derechos Humanos. José Miguel Vivanco, director de las Américas de HRW, declaró que “hay centenares de preocupantes denuncias sobre uso excesivo de la fuerza en las calles y abusos contra detenidos tales como golpizas brutales y abusos sexuales que no pueden quedar impunes y deben ser pronta y rigurosamente investigadas y sancionadas”.
A pesar de toda la evidencia de torturas, abuso y de violencia con la que han actuado las fuerzas represivas del Estado, es el mismo gobierno quien ha minimizado sus acciones y, en cambio, ha invalidado y criminalizado la protesta social. El mismo Presidente de la República tildó en varias oportunidades a los manifestantes como criminales y delincuentes, señalando lo acontecido como “una ola de violencia criminal que hemos enfrentado con los instrumentos de la democracia y el estado de derecho, resguardando los derechos humanos de todos”. Además, instituciones como Carabineros de Chile rechazaron y negaron los antecedentes presentados por HRW. Pero qué se puede esperar de dicha institución, si en una entrevista a un capitán de Carabineros, éste señaló que es “muy difícil que un perdigón atraviese la ropa, incluso si (se dispara) de muy cerca” y un cabo señaló que era “imposible (que los perdigones causen) daño ocular grave”. Y, sin ir más lejos, el director de la Policía de Investigaciones (PDI), Héctor Espinosa, en relación a las denuncias de las violaciones a los DD.HH, señaló que “lo que ha salido en los medios de comunicación son hechos falsos, salidos de contexto, han sido montajes que han pretendido enlodar y echar a perder la imagen que tiene PDI”.
Hoy más que nunca se debe exigir verdad y justicia por cada una de las personas que han sido asesinadas, torturadas, violadas, mutiladas y vulneradas en sus derechos más fundamentales. Porque hoy consignas como “para que nunca más en Chile” parecieran ser frases vacías y sin sentido ante los ojos de quienes vivimos y presenciamos la brutal represión.