Carta abierta a la primera línea

Nuestra Cruzada

Cabres Capuchas:

Como Nuestra Cruzada siempre hemos creído que la violencia es un medio válido para combatir la represión y desigualdad del Estado de Chile. No hay proporción alguna entre la violencia sistemática de la mala calidad en salud, educación, bajas pensiones u otros versus un ataque a una tienda transnacional. Sin embargo, gran parte de la sociedad considera(ba) que lo violento era la destrucción de señalética del tránsito o la quema de una sede bancaria. Pero algo cambió el 18 de octubre, algo cambió porque muches ya no les ven como antes: la capucha se convirtió en sinónimo de rebelión, recuperación popular y ataque contra la represión.

Hermosa y valiente organización hay en la avanzada, la famosa primera línea, les que traen y llevan piedras, los lásers, los escudos, les apaga lacrimógenas… Organización que hace frente a la descarnada violencia ejercida por la yuta que, a punta de balines con plomo, gases tóxicos y mentholatum, se olvidan de su origen y reprimen a quienes juraron defender. Ustedes, cabres, arriesgan sus ojos y sus vidas día a día para poder vencer y tener lo que nos pertenece: dignidad. Pareciera que en la primera línea no hay miedo, no hay nada que perder y todo que ganar.

Sabemos que ustedes, les de la primera línea, en muchos casos han sido más vulnerades que varies de les que marchan. Algunes han sido el resultado deshumanizante del capitalismo, que, con tratos humillantes y vejatorios por parte del Estado, nunca permitió la igualdad de oportunidades. Así y todo, arriesgan sus ojos para que la mayoría de la manifestación lo haga de la manera más segura posible. Sabemos que, si gran parte de las expresiones sociales, artísticas y culturales son realizadas bajo condiciones favorables y seguras, es porque calles más arriba y más abajo hay capuchas enfrentándose a la fuerza policial.

Hoy en día, la capucha ha ganado más que los del uniforme verde, quienes entre sus victorias cuentan montajes de saqueos; torturades; hombres, mujeres y niñes violades, asesinades y con mutilaciones de sus ojos; y un rechazo y odio de gran parte de la población. El Honor y la Gloria es para les compañeres que llevan luchando más de un mes y que, a pesar del cansancio físico, siguen dando cara igual.

Ustedes, cabres, son del débil el verdadero protector. Por los ojos de Gustavo y Fabiola, no pararemos hasta recuperar lo que nos pertenece.

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