La paca no es mi compañera

Nuestra Cruzada

Desde el inicio de las protestas sociales en nuestro país, hemos visto cómo la represión y la violencia hacia las mujeres, niñes, y disidencias sexuales son sucedidas por denuncias por redes sociales que luego son invisibilizadas por la prensa oficial y por los entes gubernamentales garantes de la protección de les mismes.

Sin embargo, luego del ataque hacia dos carabineras quedaron en evidencia las diferencias que hace el Estado a la hora de brindar protección hacia la mujer. Habiendo más de un centenar de denuncias de distintos tipos de violencia político-sexual ejercida principalmente sobre mujeres y niñas, existe un silencio que les impide condenar los hechos gravísimos causados a muchas de nuestras compañeras. En cambio, sucedió el ataque a las Carabineras y se denunció inmediatamente, y aparecieron todas las autoridades, incluso la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Isabel Pla -quien mantiene un silencio absoluto tanto cuando hay un feminicidio como en el contexto de la protesta social, cuestionando las denuncias de violencia sexual-, a condenar la violencia. Es decir, existe protección desde el Estado para personas de primera y segunda categoría, lo que es condenable y gravísimo.

No podemos sentir solidaridad con las Carabineras porque ellas son cómplices de la violencia sistémica y sistemática que nosotres vivimos, no solo en el contexto de las manifestaciones, sino que también de la vulneración permanente a nuestra integridad. Hacen vista gorda de situaciones aberrantes, callan hechos graves y también son generadoras de violencia política y sexual. Las Carabineras están en una situación de privilegio frente a todas estas acciones, porque ellas son parte de quienes tienen el monopolio de la fuerza

No abrazamos Carabineras porque no somos iguales, porque no recibimos las mismas protecciones, porque ellas no nos van a mirar jamás como un par. ¿Por qué debo tener respeto por alguien que jamás lo tendrá conmigo? El feminismo no abraza a las Carabineras porque ellas no son emancipadoras y jamás lo serán, no hay sororidad con ellas porque no somos iguales, porque ellas son parte del monopolio de la violencia. En este caso, el patriarcado también tiene rostro de mujer.

Nuestro feminismo no abraza pacas.

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