
Nuestra Cruzada
Hace más de 10 días, Chile despertó. Hace más de 10 días, los y las estudiantes secundarios despertaron a una sociedad semi dormida. Hace más de 10 días que las demandas sociales frente a 30 años de abusos son el único tema en la palestra para la sociedad chilena. Hace más de 10 días que la fuerte represión policial y militar ha sido la única respuesta de un gobierno indolente, indiferente y soberbio. Hace más de 10 días que en Chile se están violando los Derechos Humanos. Otra vez.
Dentro de las demandas sociales que exigimos se encuentran: la eliminación de las AFPs y mejorar las pensiones; aumento en el presupuesto para la salud pública y así mejorar su calidad; mejor acceso a medicamentos; educación gratuita, laica y no sexista; no al TPP-11; acusación constitucional a Piñera y Chadwick por las muertes y violaciones de Derechos Humanos; la creación de una nueva constitución; vivienda digna; no más zonas de sacrificio; Wallmapu libre, entre otras. Además de las demandas feministas como el aborto libre, seguro y gratuito, y una ley integral contra la violencia de género.
En los últimos 10 días hemos visto a un país que ha volcado a las mismas calles donde transita diariamente, sus deseos y exigencias. En los últimos días hemos visto una unión y preocupación colectiva que inspira.
Pero como agrupación feminista no podemos dejar pasar lo que hemos observado también, y mucho, en cada marcha y manifestación: la presencia de esa figura violenta y miserable que es el macho. Muchos de ellos han escuchado el llamado a manifestarse y salir a las calles para apoyar las demandas antes mencionadas, pero se les olvida que algunos hasta tienen denuncias en su contra por violentar, agredir y extorsionar a mujeres; o que incluso son papitos corazón que no pagan las pensiones de sus hijxs, pero se les ve muy sueltos de cuerpo caminando por la alameda exigiendo una mejora en las pensiones para nuestros abuelos y nuestras abuelas.
Desde nuestra vereda, siempre hemos puesto el foco en eliminar a los abusadores de la galería, un espacio que también es nuestro y debiera ser libre y seguro de todo tipo de violencia. Es en este contexto que, al realizar convocatorias con agrupaciones y la barra, quienes en su mayoría son hombres, nos hemos encontrado con un sinnúmero de machitos que por redes sociales nos han ofrecido combos y patadas en nuestros genitales, que nos han insultado y amenazado, o machitos con denuncias en fiscalía por violentar a mujeres tanto dentro como fuera de nuestra hinchada. ¿Acaso no se dan cuenta de que en estas demandas también está el eliminarlos como figura de la sociedad?, ¿no logran asociar la idea de que la violencia sistémica que realiza el Estado con la sociedad es igual a la violencia machista y patriarcal tan instalada y normalizada en sus acciones?
Nos hemos atrevido a gritarles que no los queremos en nuestros espacios, a incomodarlos en marchas multitudinarias. Y seguiremos haciéndolo. La calle ahora la achicamos nosotras y no permitiremos que se sientan cómodos. Es por esto que el llamado a nuestras hermanas y compañeras ha sido el no tener miedo a denunciar, menos ahora que el espacio del estadio está dentro de la nueva ley de acoso callejero. La incomodidad cambió de vereda y por nuestras compañeras y hermanas es que seguiremos funándolos cada vez que se atrevan a olvidar lo que hicieron o los golpes que prometieron. ¡Nuestra consigna hoy por hoy es contra el facho y contra el macho!