
Nuestra Cruzada
El viernes 18 despertamos pensando en el domingo. Íbamos a recibir a Colo Colo en San Carlos y podían pasar varias cosas ese partido. No me imaginaba que ese mismo día muchas otras cosas serían las que comenzarían a pasar.
Porque ese viernes hizo que el domingo no estuviera en una galería con gente del equipo rival en la otra, sino que estábamos juntos/as en las calles, colocolinos/as, cruzados/as y gente de todos los colores y lugares. Éramos una sola voz que gritaba indignada “basta”.
Basta del alza del metro, de esta sociedad desigual, de pensiones miserables, de un sistema de salud precario, de jornadas laborales eternas y sueldos que no alcanzan. Basta de lucro en la educación, del robo por parte de las fuerzas armadas, de los absurdos sueldos de parlamentarios. Estamos cansados/as y llevábamos años callándolo.
Lo que ha pasado durante estos días provoca un cúmulo de emociones. Felicidad y admiración por una ciudadanía que se une y sale a las calles a manifestar su descontento. Salir y ver a tantas personas, ver cómo se reúnen en todas partes del país, escuchar todo el día las cacerolas. Esto no puede más que llenarnos de orgullo y ánimos para seguir luchando.
También se siente tristeza y rabia por las autoridades inoperantes, por la represión, por la presencia de militares que disparan sin pudor y por una prensa que, sin vergüenza, nos muestra en nuestras caras solo mentiras.
Por último, el miedo, la angustia. Porque los videos que nos llegan nos aprietan el estómago. Las y los heridos y desaparecidos aumentan y ya van 18 personas muertas en circunstancias más que cuestionables.
Hace una semana no nos imaginábamos todo lo que íbamos a vivir estos días, pero esta, la más grande movilización que se ha visto en 30 años, marcará un antes y un después para todo el país. Ya no nos callamos más. Sabemos cuáles son nuestros derechos fundamentales y lucharemos por lo que nos corresponde.
El viernes 18 despertamos. Como gritamos en las calles: Chile despertó. Y, háblennos de guerra si quieren, pero saben que estamos más unidos y unidas que nunca, hasta vivir con dignidad.