
Carlos Harms
Colaborador Asociación de Hinchas Azules
Momentos álgidos se viven en las huestes azules. El primer equipo de Universidad de Chile nuevamente está a un punto de la zona de descenso, pero no solamente en la cancha y en la galería están puestos los ojos del corazón de los hinchas. Fuera de ella también se viven situaciones de amor, pasión, disputa, esfuerzo y sueños de futuro respecto al sentimiento común de lo que significa ser de la “U”.
La historia hoy nos está llamando. El pasado 23 de agosto de 2019, el 7° Juzgado Civil de Santiago certificó que se encuentra firme el sobreseimiento del procedimiento concursal en la Corporación de Fútbol Profesional de la Universidad de Chile (Corfuch). Es el fin de la quiebra. Ya mucho se ha hablado en estas columnas sobre lo que significa legalmente la Corfuch, su quiebra ilegítima y todo el trabajo que significó llegar a esta declaración de sobreseimiento. No quiero profundizar en ello, pero sí llamar la atención respecto de las incertidumbres y expectativas que se están generando en torno a este momento. ¿Estamos conscientes de lo que está ocurriendo?
A propósito de septiembre y las recientes fiestas dieciocheras, vale la pena hacer una analogía con este sobreseimiento que, al parecer, sonó como un primer grito criollo por aspirar a una verdadera Independencia. Se levantó una enorme esperanza entre los guerrilleros hinchas Azules y antiguos socios, quienes por más de 13 años han estado trabajando por recuperar lo que nos fue arrebatado tan ilegítimamente. Surgieron de inmediato grupos, quizás pipiolos, que llaman a estudiar legalmente las formas de abrir espacio en el padrón a nuevos camaradas que por edad no pudieron asociarse antes de la quiebra. Otros grupos, pelucones, recalcan la necesidad de realizar inmediatamente elecciones para mantener la continuidad jurídica de la entidad. Hay camaradas de regiones que, tal como lo hicieran los Carreristas que lucharon por un Chile Federal, hoy claman por volver a articular las Filiales en todo el país. También hay grupos más radicales que quieren desde ya abolir la esclavitud, o sea, golpear ese contrato de concesión que hoy nos tiene atados ilegítimamente. Y, por supuesto, las fuerzas realistas, era que no, acusaron el golpe; aunque lo nieguen, hoy el virrey Navarrete, el borbón Conca y el oidor de la Real Audiencia J.J. Laso están de cabeza revisando las monturas y los amarres que dejaron en los contratos y leyes los grupos económicos que enmarañaron la privatización del Club.
Hay muchas visiones opuestas y eso que recién llevamos un mes. Como dicen nuestras abuelas, a río revuelto, ganancia de pescadores; en nuestra analogía, puede haber ganancia de los grupos estanqueros. Por eso, para evitar una anarquía y el ascenso de grupos portalianos-autoritarios, hay que dejar de lado las pugnas de poder. ¡Ojo! con las dobles lecturas y sobreinterpretaciones a lo que significa este momento institucional en la “U”. ¡Cuidado!, que hoy el cofre del tesoro está vacío.
Sí, la búsqueda del poder hay que dejarla de lado. Hoy la necesidad es otra, el trabajo es otro: lo que realmente necesitamos es hacer club para ser club. El llamado no lo hace el directorio de la CORFUCH, el llamado lo hace la historia de la “U” y nos está invitando a sentar las bases de un futuro fecundo de ideal, basado en los mismos principios que forjaron el club que somos para trabajar por el club que queremos llevar más allá del horizonte.
¿Cuál es la tarea entonces? ¿Dónde empezar? Partir donde precisamente no ha trabajado la empresa de marketing deportivo que hoy administra nuestro equipo profesional, ya sea por desidia, desinterés o ignorancia. Debemos trabajar una política club.
¿Es una política deportiva seria de club el jugar diferente y al azar cada seis meses por traer un técnico distinto cada semestre, todos con distinto estilo de juego y con disímiles resultados precisamente por haber perdido la identidad propia?
¿Es una política social de club, generar malos tratos y bloquear acceso a los hinchas que domingo a domingo sagradamente colman las galerías del Estadio?
¿Es una política formativa de Club el abandonar a los juveniles de 19 años que han finalizado sus series y dejarlos deambulando por equipos de tercera, para luego volver a adquirirlos a los 25 años y reclamar porque no tenemos cantera o llorar porque terminaron jugando en la otra vereda?
¿Es una política valórica de Club, o más bien de marketing, utilizar a las figuras del Ballet Azul para comerciales publicitarios?
¿Qué es una política de Club? Desde lo social, lo deportivo, lo valórico, la infraestructura, la identidad, lo formativo, lo comercial y lo sustentable; nada puede depender del azar o del capricho del mecenas de turno. Si la “U” somos todos, ese club deben forjarlo todos y todas.
¡Camaradas, atendamos al llamado de la historia! Porque es el mismo llamado que en 1911 atendió el gran Carlos Fanta cuando reunió a sus camaradas universitarios para dar el puntapié inicial a lo que conocemos como club. Es la misma inspiración que tuvo don Pablo Ramírez para traer el “Chuncho” como emblema de sabiduría y el mismo espíritu de Arturo Flores Conejeros que estableció las bases institucionales en 1928. Es el mismo sentimiento que imbuyó en 1934 al Rector Juvenal Hernández Jaque para darle al Club Deportivo el nombre de la principal casa de estudios del país; ese color azul que amamos con esa enorme “U” en nuestro pecho. Es la misma visión de futuro que tuvieron a principios de la década de los 50’ el doctor Víctor Sierra, la visitadora social doña Fresia Rubilar y el formador don Luis Álamos para diseñar un proyecto social, pedagógico y deportivo, con base científica y moderna, que dio nacimiento al glorioso Ballet Azul en la década de los 60’. Es la misma valentía que tuvo el profesor Mario Mosquera para asumir la dirigencia en 1989 con un equipo descendido y devolverlo al profesionalismo para luego renunciar. El mismo sentido de identidad y transversalidad que tuvo el Doctor Orozco para reinstalar a unfenómeno social como la “U” en la competitividad y puestos que merece. El mismo grito que desde el desierto subió al cielo en ese mítico año 1994. Es el mismo cántico de “Volveremos” que todavía entonamos año a año, desde que en 2006 declararon la quiebra… ¡Quiebra que hoy finalizó!
Azules: el futuro es nuestro, para nuestros hijos e hijas, nietos y descendientes.
Por la “U”.