
Álvaro Valenzuela Pineda
Colaborador Asociación de Hinchas Azules
Jean Valjean logra salir de la cárcel, dejando atrás años de trabajos forzados y con solo una forma de ser reconocido: el número 24601. Camina por las calles francesas como un verdadero paria social, sin comida y sin trabajo, solo con un pasaporte amarillo que lo estigmatiza y le prohíbe soñar con una vida diferente.
En su ópera prima, Víctor Hugo nos entrega la vida de este hombre de origen humilde que inicia como prisionero, luego es alcalde y termina sus días como un jardinero que pierde su vida en plena revolución francesa.
Confío en que quien lee estas líneas espera con ansias cómo se unen la vida de un hombre en pleno siglo XVIII con la actualidad de la Universidad de Chile. La respuesta es que tienen mucho en común. Luego de 13 años de deambular por una quiebra fraudulenta y el absoluto olvido de los medios tradicionales y, por supuesto, del ente rector del fútbol chileno, la ANFP, la CORFUCH recibió la noticia del sobreseimiento de su quiebra. La buena nueva, que ya fue comentada en otras columnas, tiene una arista diferente en esta ocasión: la conferencia de prensa en la cual la actual directiva de la CORFUCH entregó sus primeras impresiones sobre este gran hito. Ya es un hecho, la CORFUCH vuelve a estar activa.
En este transitar, la Corporación de Fútbol de la Universidad de Chile ha permanecido inactiva y también en un estado turbio de quiebra, donde en varios pasajes quedó la sensación de que esta fue una decisión oportuna y mal intencionada. En ningún momento de estos 13 años, no obstante, la CORFUCH estuvo sola. Por el contrario, siempre tuvo grupos de hinchas preocupados, organizados, activos y dispuestos a acompañarla en este trayecto que a ratos parecía eterno.
Al igual que Les Misérables, los hinchas, para poder torcer un destino que parece marcado y obvio, tendremos que unirnos, tendremos que aprender a formar club a través de acciones concretas que fomenten ante todo la participación de las y los amantes de la Universidad de Chile.
El camino, igual al que transitó Jean Valjean, es tremendo, pero reconfortante al final. Es por eso que no dudo ni un minuto de la capacidad de los y las hinchas de la Universidad de Chile de poder guiar sus propios destinos; en la capacidad de todos y todas para poder recuperar aquello de lo que se les enajenó entre gallos y media noche.
Este momento bisagra, con una directiva actual de la CORFUCH que manifestó su completa disposición a terminar su periodo y fomentar próximas elecciones, nos lleva a mantenernos más alertas que siempre. No podemos bajar la intensidad, es el momento exacto en la historia que hay que demostrar que somos más, que somos millones los que queremos a Azul Azul fuera de la U, que somos millones los que queremos a una U libre y participativa para todas y todos. No podemos, no debemos perder esta oportunidad, porque no es el momento de ser mezquinos para lograr sacar algún tipo de cálculo político egoísta. No es el momento de pensar en cómo esta situación beneficia a posiciones personales. Es el momento glorioso de pensar en la U. Solo en la U.
No sabemos qué tipo de dificultades tendremos las y los miserables que buscamos la liberación total de la U. Lo único absolutamente claro es que existirán; lo que es totalmente cierto es que habrá aparataje estatal y de Azul Azul, cualquier tipo de subterfugio para volvernos a callar y transformarnos, ahora sí y para siempre, en simples clientes de su empresa de ventas, la que incluye ropa corporativa, obviamente.
Jean Valjean cayó en París en plena revolución francesa, su historia atravesó la barrera del tiempo y, siglos después, sigue siendo conocida. Este relato está ambientado en un momento histórico similar al nuestro en estos días, donde un grupo de valientes también pelea por la igualdad y fraternidad entre camaradas y la libertad de su amada institución.