
Nuestra Cruzada
Cada año, los Cruzados y las Cruzadas conmemoramos el 21 de abril. Fue en el año 1937 cuando el equipo de nuestros amores fue aceptado por la Asociación Central de Fútbol para participar en los torneos oficiales de Segunda División. Sin embargo, cuando ingresamos oficialmente a la liga de fútbol chileno, la Católica era un equipo que ya «venía de vuelta» en términos de conformación: cumplíamos 10 años de vida. ¡10 años de identidad que no se consideran cuando celebramos el mes de abril!
Resulta que en agosto de 1927, nuestra gente se comenzó a organizar para poder disputar partidos en representación de la Universidad. No había sociedades anónimas, canales exclusivos de fútbol pago ni mucho menos un sistema de asignación de entradas excluyente, como es la venta de abonos y compras por adelantado. El run, es decir, tu identidad, representaba el compromiso genuino de pertenecer a la UC, mientras que hoy es un mero número para poder ingresar al estadio. En 1927, el espíritu del equipo cruzado estaba enfocado en su rol social donde, por medio del club, se incluía a toda persona que sintiera la camiseta como si fuera parte de su propio cuerpo. ¡En esta fiesta había espacio para todas las personas aficionadas que quisieran participar! Por eso, para la fundación oficial en 1937 la mayoría de los cruzados y cruzadas ya sentía un profundo amor por Católica, se conocían y se organizaban: hacían club. Y con razón, pues ya llevaban 10 años alentando a los jugadores que vestían nuestros colores.
Hoy en día, con la administración de las S.A. en el fútbol chileno, el rol social de los clubes se ha ido perdiendo, quedando en segundo plano. El carnaval y la alegría de pertenecer a Católica pareciera que sólo existiera el domingo en la cancha, pero quienes seguimos a la UC desde la cuna sabemos que hacer club va más allá de eso. Como hinchas, tenemos un llamado a recuperar ese rol social del que se despojó poco a poco a la gente. Solo los y las hinchas -juntos- podemos devolver el club al pueblo, construir un fútbol con perspectiva de género, feminista, antifascista, consciente y a la altura de los nuevos tiempos. Católica es su gente y no vamos a parar de manifestarnos hasta recuperar ese rol social que algún día nos perteneció y que hoy nos parece tan ajeno.
¿Cómo no vamos a tener razones para conmemorar el mes de agosto? ¿Cómo no vamos a tener motivos para recordar y celebrar a la gente que decidió organizarse con un fin mayor, el de levantar nuestro club? Esto es fútbol. Esto es Católica. Celebremos el mes de agosto por la gente que ya no está y por los que vendrán. Porque los técnicos se irán, los jugadores pasarán, pero la hinchada quedará y nunca, nunca va a cambiar.