En el mundo entero nos robaron el fútbol

Pablo Yáñez Mena
Colaborador Asamblea Hinchas Azules

El sábado 16 de febrero de este año, la U se enfrentó a Cobresal en el Estadio Nacional. Esa misma semana, la hinchada del Club se había manifestado a través de comunicados públicos contra el régimen autocrático de Azul Azul. En la cancha se escuchó con fuerza el “que se vaya Carlos Heller, que se vaya Azul Azul”. Por televisión se escuchaban nítidas las voces de la gente que se manifestaba en contra de la tragedia ética y administrativa que es Azul Azul. En CDF, nada se dijo.

Unas cuantas semanas después, en el Ester Roa de Concepción, hubo otra manifestación. Esta vez tuvo pirotecnia y una organización que dejó perplejo a medio mundo, y obligó a Heller a desaparecer de su puesto visible. Nuevamente, nadie habló en el CDF de lo que era una justa demanda por democracia y participación comunitaria.

El Mundial de Fútbol Femenino, actualmente desarrollándose en Francia, nuevamente ha despertado una serie de discusiones al respecto de las brechas culturales, políticas y económicas de mujeres con respecto a hombres en Chile. Las condiciones de desarrollo deportivo de la selección femenina están bien documentadas como inferiores a la selección masculina, a pesar de su reciente éxito y notoriedad. Para un número de mujeres que han sido entrevistadas en Francia o en Chile, el ver a la selección femenina engloba también un desahogo con respecto a lo que es una pequeña victoria para la justicia social, para la justicia de género. Sin embargo, en televisión no se le da cabida a estos testimonios. No se mencionan en las noticias las luchas que despliegan los feminismos y que se interrelacionan con lo que ocurre en Francia.

La Copa América se está jugando con estadios semi-vacios. Incluso el conflicto político regalón de los medios de comunicación, la saga venezolana, se ha olvidado completamente, pese a que en el estadio, durante el partido entre Venezuela y Perú, se escuchaban cánticos y los hinchas venezolanos desplegaban consignas. Ni siquiera de eso se permiten hablar en la tele. Los estadios están vacios porque están cobrando sumas millonarias en un continente donde la gran mayoría de los países está con crisis políticas severas. En Perú se acaba de suicidar un ex-presidente investigado por corrupción. El sistema político en Argentina se cae a pedazos. Además de los altos precios, puede ser que simplemente no tengan la mente puesta 100% en el fútbol, por mucho que quieran. Y en la tele nada mencionan de esto. ¿Tanto costará dedicarle una reflexión a algo que no sea Messi?

“La pelota no se mancha”. “El fútbol y la política no se mezclan”. Estas imbecilidades se escuchan constantemente en los medios oficiales. Los sistemas hegemónicos quieren circo y entretenimiento, no espacios de organización social. El fútbol es millonario gracias a su arraigo masivo. Para una gran parte de esta base social, el fútbol es un espacio de organización. Para los poderosos esto debe silenciarse; todo lo que signifique fútbol no puede ser más que un circo.

Debemos recuperar nuestros Clubes. Debemos recuperar el fútbol para la gente.

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