
Nuestra Cruzada
Habitual es en nuestro país que a cualquiera de los rivales en el fútbol se les nombre con un apodo no solo despectivo, sino que además feminizado. Es clásico escuchar a los hinchas hablar de las madres, las zorras y las monjas, y aunque sabemos que está mal, es una muestra más de lo machista que es la sociedad chilena, viendo en el fútbol una de sus manifestaciones principales.
Hace menos de una semana, en Chile se celebró el Día de la Madre y en todas nuestras redes sociales le enviamos mensajes de amor a nuestras progenitoras. No solo por darnos la vida, sino por además enseñarnos la pasión por el fútbol y por darlo todo por nosotras a lo largo de nuestras vidas. Pero, ¿por qué, si nuestra madre es alguien a quien queremos tanto, la usamos de insulto contra el clásico rival?
Muchos aseguran que las actitudes de violencia en el fútbol son parte del folclore contra el hincha rival, pero es evidente que este es un tema social que ve una de sus muestras principales en el ámbito deportivo. En el estudio “Salta la Garra Blanca descontrolada: Una aproximación a los discursos sobre violencia en hinchas de Colo-Colo”, el autor explica por qué los estadios son caldos de cultivo de las masculinidades y se resaltan las actitudes más reprochables de la sociedad nacional. “Son escenarios donde se generan ambientes de hostilidad y reproducen distintas expresiones de violencia presentes en otros espacios de la sociedad, de carácter machista, sexista, misógino, homofóbico, nacionalista, racista y xenofóbico” (León, 2017) dice el artículo, explicando al final las razones por las que encontramos normal que se utilice madre como insulto.
La conocida como “cultura del aguante” justifica que los apelativos contra el rival -como tratarse de ‘madres’- estén legitimados, pero la realidad es que hay muchas maneras de burlarse y calentar un partido sin tener que apelar a la denostación de la mujer. Y es que, aunque los espacios para nosotras sean pequeños, la realidad es que cada vez tenemos más espacio en el fútbol y queremos que la cancha esté pareja, con igualdad para ambos lados y sin burlas solo por el hecho de nacer con otro sexo.
Madre es la que me dio la vida, y león, el de Collao.