
Tomás González, tres veces finalista olímpico en gimnasia artística, dos veces el mejor deportista de Chile, varias veces oro en mundiales de gimnasia, presidente de la Federación de Gimnasia de Chile. El “mortal atrás extendido con 7/2 giros” se llama González, debido a su ejecución en las clasificatorias al mundial de 2003, cuando tenía 18 años. Sí, si en 20 años más, a un gimnasta europeo se le ocurre hacer un mortal atrás extendido en las olimpiadas, su puntaje dependerá de qué tan cerca haya estado del estándar del salto González. Hoy, en entrevista a La Cuarta, este mismo Tomás González declaró no tener ningún tipo de auspicio para poder seguir con su carrera.
Hoy, Tomás González debe compatibilizar sus estudios superiores con el entrenamiento necesario para poder lograr los resultados que le permitan clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020. Esto, además, lo hace con bastante incerteza económica, pues no tiene mayor fuente de financiamiento, excepto, según cuenta, con la Clínica Meds para temas de salud.
A diferencia de él, los futbolistas profesionales de equipos grandes en Chile tienen contratos millonarios por participar en el campeonato nacional y, en algunos casos, en copas internacionales. No han sido muchos los equipos chilenos que hayan tenido un papel destacado en un torneo de nivel sudamericano en este siglo, pero eso no es razón para que la gran mayoría de los recursos públicos y privados se vayan a este deporte. Difícilmente alguno de los futbolistas del campeonato chileno que ganan más de US$ 150.000 anuales sea capaz de decir que tiene más méritos deportivos que Tomás González, pero esto no cambia la realidad precaria del dos veces “deportista del año”, en 2011 y 2012. Un caso similar ocurre en el tenis, donde jugadores que están entre los 200 mejores del mundo en sus disciplinas (¿han imaginado alguna vez estar entre las 200 mejores personas en el mundo en hacer lo que hacen?) han pensado en el retiro por no poder ser capaces de sostener económicamente sus carreras.
No, no es el mérito deportivo el que importa. Es la visibilidad, es la exposición, es una conjunción entre el impacto mediático y la capacidad de generar dinero y que los engranajes económicos sigan andando. La clase política nos habla de mérito constantemente, de tener que ser mejores, pero la verdad es que no importa realmente ser mejores, sino que cuánto dinero podemos generar, y para eso, tenemos que alinearnos con los intereses de aquellos que quieren acumular. Hoy todo se vende, y, finalmente, a lo que hemos llegado es a que queramos ser comprados.
Así que no, no nos digan que lo que importa es el mérito.