No nos mientan más

Roberto Rabi González
Asociación de Hinchas Azules

En enero de 1937, el entonces rector de la Universidad de Chile y prócer de nuestro Club, Juvenal Hernández Jaque, autorizó la entrega de fondos para la construcción del que sería el estadio de fútbol de la “U”, nuestro estadio, recinto que contaría además con instalaciones para atletismo, básquetbol y una piscina.  No resultó, pero vendrían nuevos intentos: la campaña del saco de cemento en los 40. El terreno del fundo San Luis, en Las Condes (actual Parque Araucano), a principios de los 70. El estadio “mecano”, cuyas partes se oxidaron en la aduana de Iquique a principios de los 80. La “Ciudad Azul” en Lampa, durante la presidencia del Dr. Orozco, a mediados de los 90. Ninguno de aquellos proyectos tuvo éxito.

Hasta entonces, parecía que el problema era la mala gestión habitualmente asociada a las entidades sin fines de lucro. Pero en la era de Azul Azul, la maldición continuó: Carlos Heller -con dineros suficientes al menos para el terreno, obtenidos con el éxito deportivo del 2011- anunció ya hace más de cinco años que la Universidad de Chile tendría un estadio en terrenos ubicados en Laguna Carén. Con pompa, sentado al lado del mismísimo rector de la casa de estudios. Reconozco que en aquella oportunidad fui a celebrar con otros viejos cuarentones, igual de ingenuos que yo. Ninguno respaldaba la lógica de las sociedades anónimas deportivas, ni mucho menos a Carlos Heller, pero el anuncio parecía tan cierto, tan serio e inminente, que le creímos.

No pasó nada.

Después de eso se ha hablado de La Pintana, La Cisterna, San Bernardo y otros lugares más. Hoy no tenemos nada y lo peor de todo es que, en momentos de crisis deportiva, en vez de entregar respuestas honestas a los cuestionamientos por la pésima política de contrataciones y manejo de divisiones inferiores de la concesionaria -que han traído como resultado que el plantel más caro de nuestro campeonato, no sea más que un equipo mediocre, que no tiene un estilo de juego siquiera identificable-, Azul Azul evade la realidad con nuevas promesas de estadio.

Para algunos, ya ni siquiera importa: perdieron la fe en que algún día tendremos un recinto propio al cual asistir sin restricciones y plagado de monumentos y símbolos de nuestra historia. Nuestra verdadera historia, no la plástica que difunde la concesionaria en sus relaciones corporativas sin rigor ni fidelidad a las fuentes. Otros tomaron la iniciativa[1] y se agruparon para intentar, de manera colectiva, la tarea que pretende asumir un magnate por mera soberbia y deseo de reconocimiento. Otros sufren esta desazón entendiendo que derechamente no hay respuesta cuando un extranjero nos pregunta cómo es posible que un equipo tan grande y con tantos fanáticos no tenga estadio. Soy de aquellos que aún sueña, pero no puedo creer en algo que salga de la boca del presidente de Azul Azul.

Algún día podré ver un partido instalado en un recinto mágico, con butacas azules y rojas formando una gran “U”. Con estatuas de Salas y Leonel en los prados exteriores. Ese estadio será sin duda obra de mujeres y hombres azules de corazón, no de Carlos Heller.

Por el momento, lo mínimo que merecemos es que no nos mientan más.

[1]: Agrupación “Todos queremos un estadio para la “U” https://www.eldinamo.cl/deportes/2019/01/06/el-grupo-de-hinchas-que-tambien-suena-con-construir-un-estadio-para-la-u

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