
Ante la multitudinaria negativa de los hinchas de Unión La Calera en contra de las decisión unilateral de modificar la insignia histórica del club, la sociedad anónima controladora emitió un comunicado en el que declaran que «nos equivocamos en la forma de llevar adelante el proceso de renovación» de la insignia, prometiendo, además, realizar consultas con toda la comunidad para determinar cómo se va a elegir el nuevo logo. Ante esto, La Banda Cementera -organización de hinchas- anunció su intranquilidad y convocó una marcha para el día siguiente, pues «no descansarán hasta ver de vuelta su insignia».
Como hemos visto, las sociedades anónimas convocan a los hinchas a participar de estos procesos solo como un lavado de imagen (como en el caso de Everton de Viña del Mar y los diálogos institucionales rechazados por la Agrupación de Acción Evertoniana que cubrimos anteriormente aquí), pues no se observan garantías reales de participación ni puede desprenderse de ellos una finalidad distinta al aumento de ganancias por parte de los controladores. Esto también se refleja en la decisión unilateral y poco justificada de subir el precio de las entradas a los hinchas de Santiago Wanderers. Ante esto, organizaciones como el Movimiento 15 de Agosto y la Corporación Wanderers han manifestado su descontento, realizado investigaciones que desacreditan las palabras de las empresas, e incluso convocado a marchas por la ciudad de Valparaíso. Este hecho particular ha llegado al punto de que algunos jugadores del equipo, como Agustín Parra y Luis Valenzuela, demuestren abiertamente su rechazo ante esta medida.
Alza de precios, cambio de insignia y procesos de diálogo vacíos son solo algunas de las caras que toma la apropiación de los clubes por parte de capitales -muchas veces extranjeros- cuya única razón de ser es ganar más y reproducir el sistema que los origina. Coincidentemente, los tres movimientos se originan en la misma región y convergen en causas que parecerían tener fines distintos entre sí, pero que tiene un enemigo común en la depredación social por parte del capital. Esperamos que los colectivos que se originan desde los clubes se mantengan en sus posiciones de lucha y ésta se propague a todo el país, pues la única manera de que los y las hinchas recuperemos nuestros espacios y tradiciones es arrancándoselas de las manos a los empresarios que las acaparan hoy.