
Los cuestionamientos desde distintos colectivos de hinchas a las sociedades anónimas controladoras de los clubes se han hecho cada vez más comunes. La razón tiene relación con la forma en que estas entidades se han sentido dueñas de los clubes que controlan, ignorando historia, hinchas, territorios, tradiciones. Ignorando a los clubes. Podemos hablar, por ejemplo, del caso de la insignia de Unión La Calera como un caso reciente, pero no es el único.
Este desprestigio ha obligado a que dichas empresas deban validarse ante las comunidades en procesos que muchas veces no resisten mayor análisis y que, por tanto, se evidencian como una fachada para mostrar un rostro más amigable del capitalismo depredador. Estos procesos no se condicen con políticas o lineamientos anteriores ni se relacionan con las comunidades e historia; obedecen a la necesidad de estas instituciones de seguir lucrando a costa de todo lo apropiable.
Es el caso de Everton de Viña del Mar. Tras los numerosos cuestionamientos por la poca relación entre los nuevos controladores y la comunidad de hinchas, así como la total y absoluta propiedad del club por parte del grupo mexicano Pachuca, se ha propuesto un diálogo institucional que deja bastante que desear. Así lo piensa Agrupación de Acción Evertoniana (ADAE), quienes indican las falencias y verdaderas intenciones de este proceso en un comunicado oficial que compartimos a continuación.


