
El deporte, visto como negocio y exclusivamente como negocio, suele corromper y sacrificar en muchos aspectos. En este caso, la Fórmula E, amparada en un discurso ambientalista, se aprovecha del mal manejo político y administrativo de la Municipalidad de Santiago y de la poca repercusión que tienen comunidades aledañas, para continuar con la depredación de un espacio histórico e importante como es el Parque O’Higgins. Espectáculos que son un negocio para todos los involucrados -productoras, federaciones, municipios-. Excepto, claro, para los habitantes, quienes, paradójicamente, son los que le dan vida a dichos espacios en la cotidianeidad.
A continuación, adjuntamos la Proclama por la defensa del Parque O’Higgins escrita por los vecinos de Barrio Rondizzoni, que se posicionan como una organización en la defensa del parque. Deslizan, además, una importante crítica sobre el futuro de los espacios que hoy utiliza Fantasilandia, dejando en claro que los movilizadores de las autoridades están muy lejanos a los de las organizaciones sociales.
